8 maneras poderosas para desarrollar autodisciplina

¿Sabías que las personas autodisciplinadas son más felices? Quienes tienen un mayor autocontrol pueden tomar con facilidad decisiones con las que se sienten satisfechos.

Este comportamiento necesita del continuo ejercicio de dejar los impulsos y los sentimientos fuera al momento de hacer una elección. Te dejo acá algunas prácticas eficientes para tener más fuerza de voluntad.

1.- Conoce tus debilidades

Las debilidades son distintas en cada persona. El hecho es que, si no las conoces, es más fácil que te dominen. El error frecuente es pretender que no tienes vulnerabilidades o intentar ocultarlas. Visualiza qué es lo que necesitas enfrentar.

2.- Aléjate de las tentaciones

No le presentes a tus debilidades oportunidades para vencerte. Elimina de tu entorno todo lo que pueda ser una potencial tentación para ti. Identifica si son situaciones o personas y toma tu distancia.

Las tentaciones son una distracción. Resistirte a ceder ante ellas consume energía que podrías estar utilizando para alcanzar tus metas. Hay un refrán que dice, “fuera de la vista, fuera de la mente”.

3.- Establece tus metas

Antes de trazar el camino, asegúrate de saber hacia dónde te diriges. Primero establece qué es lo que quieres lograr. Ahora, puedes trazar un plan para llegar ahí.

Si tienes claro lo que quieres alcanzar, vas a identificar mejor las actitudes y las acciones que debes evitar para llegar ahí.

autodisciplina

 

4.- Crea hábitos sencillos

Es posible que te sientas abrumado por los cambios grandes que debes hacer. No te compliques. Da un paso a la vez. Establece objetivos pequeños. Cuando los domines, ve agregando más a tu lista.

Cuando menos te des cuenta, habrás logrado cambios significativos. La disciplina no exige un esfuerzo enorme y de golpe, sino uno pequeño y constante.

5.- Aliméntate bien

Cuando a tu cuerpo le faltan nutrientes, hay una baja de azúcar en la sangre y es más fácil perder el autocontrol. De ahí viene la sensación de irritabilidad al sentir hambre.

Tu capacidad de concentración y enfoque se debilita. Entonces es más fácil que tomes decisiones impulsivas.

6.- Cree que sí puedes

La fuerza de voluntad es el ingrediente principal de la autodisciplina. Un estudio de la Universidad de Stanford mostró que la fuerza de voluntad de una persona responde a lo que ella cree al respecto. Si te dices a ti mismo que no vas a poder lograr algo, seguramente no lo harás.

7.- Prepara un plan B

Una técnica de los psicólogos para aumentar la fuerza de voluntad es la “intención de implementación”. Consiste en anticiparte a las situaciones difíciles que vas a enfrentar.

Prepara un plan de acción. Así, vas a llegar a los desafíos con una solución y no te arriesgas a tomar una decisión inmediata basada en tus emociones. Tu mente sabrá qué hacer y evitarás perder el control.

8.- Premia tus logros

Crea tu propia motivación. No menosprecies el esfuerzo que te tomó llegar hasta donde ahora estás. Cada vez que vayas logrando tus objetivos de autodisciplina, prémiate.

Piensa que al final del camino hacia tus metas te espera algo que te causa emoción. Tendrás una mejor disposición a seguirte esforzando. Conforme alcances una meta, podrás irlas renovando.

Con información de Jurgen Klaric

Qué es la autodisciplina

La autodisciplina se refiere a la capacidad de la persona para llevar a cabo una determinada tarea o para adoptar un determinado comportamiento,12​ incluso si esa persona preferiría estar haciendo otra cosa. Por ejemplo, esforzarse por (y lograr) sustituir un hábito perjudicial (para esa persona o para los demás) por cualquier actividad (placentera o no) que contribuya a la mejora de su calidad de vida (o la de los demás) es una muestra de autodisciplina.La autodisciplina es, en cierta medida, un sustituto de la motivación, cuando utiliza la razón para determinar el mejor curso de acción que se opone a los deseos de uno. Sin embargo, la autodisciplina puede originar dos tipos de comportamientos:

  • Comportamiento virtuoso: las motivaciones están alineadas con los objetivos: hacer lo que uno sabe que es mejor y hacerlo con mucho gusto.
  • Comportamiento contingente, por el contrario, es cuando uno hace lo que sabe que es lo mejor, pero debe hacerlo oponiéndose a las motivaciones propias.

Trasladarse de un comportamiento contingente a un comportamiento virtuoso requiere un entrenamiento y algo de autodisciplina.

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