¿Contratar por actitud o por habilidades técnicas?

Los sistemas de aprendices están sirviendo para romper el estigma que tienen los sistemas de formación técnica o vocacional con habilidades.

“Yo contrato por actitud y entreno para las habilidades técnicas”. Esta frase, que pronunció el dueño de un prestigioso hotel de Chile (y que aparece en el libro Desconectados), es una invitación a reflexionar sobre la verdadera importancia de eso que llamamos las habilidades blandas o socioemocionales. 
Aspectos como la puntualidad, tener una buena actitud, saber trabajar en equipo o estar siempre dispuesto a aprender, de acuerdo con la afirmación de este empresario, pueden ser decisivos a la hora de encontrar un nuevo trabajo. 

¿De verdad las habilidades blandas pueden ser más relevantes en un proceso de selección que, por ejemplo, el conocimiento sobre una herramienta o un programa informático?
Si bien las habilidades técnicas han centrado tradicionalmente los esfuerzos del sistema educativo,  el cuidado de habilidades blandas se está convirtiendo en algo imperativo en los países de América Latina y el Caribe. 

Así lo demandan los empleadores: en Desconectados, por ejemplo, los empresarios de Argentina, Brasil y Chile valoraban más las habilidades socio-emocionales que el conocimiento general o específico de la industria.

¿Contratar por actitud o por habilidades técnicas?

Ante las máquinas, menos habilidades técnicas y más habilidades blandas

El avance imparable de al automatización, como parte de eso que conocemos como la Cuarta Revolución Industrial, nos invita a pensar que la importancia de las habilidades blandas crecerá todavía más a futuro. 
La llegada de las máquinas, que ya está impactando a muchos trabajadores en los países más avanzados, no alcanzará tanto a aquellas ocupaciones en las que el talento humano es más importante. 
Allí donde el factor humano es indispensable (por ejemplo, en el cuidado de ancianos o de niños) será más difícil que acabe interponiéndose un robot

Cómo preparar a nuestros jóvenes

Ante este nuevo mercado laboral, en el que las habilidades blandas van a ser cada vez más relevantes, ¿cómo podemos preparar mejor a los futuros trabajadores? Es necesario, en primer lugar, que los sistemas educativos y de formación para el trabajo se guíen por las necesidades de sector productivo.
Aquello que demandan los empresarios debe tenerse en cuenta para que los jóvenes, desde la etapa educativa, cuenten con preparación buena y relevante, que les permita dar después el salto al mercado laboral sin tantas dificultades. 

Por ello, si las habilidades socio-emocionales están ganando peso entre los criterios que los empresarios siguen al contratar nuevos empleados, es lógico que también en la etapa formativa se les dé mayor relevancia.
Las habilidades blandas también se entrenan. ¿Por qué no invertir en ellas desde el comienzo y a lo largo de la vida?

En el futuro, si las máquinas (como ya empieza a vislumbrarse) reemplazan los trabajos más mecánicos y rutinarios, es posible que la frase “yo contrato por actitud y entreno para las habilidades técnicas” sea mucho más habitual entre los empresarios de la región. 

Sistemas de aprendices, un modelo al alza

Los sistemas de aprendices están de moda porque muchos países de la región, en sus esfuerzos por cerrar la brecha de habilidades y facilitar la inserción de los jóvenes en el mercado laboral, exploran distintos modelos que combinan el aprendizaje en el aula y en el trabajo. Pero los aprendices no solo ganan popularidad: también se está ampliando el concepto mismo de qué es un aprendiz y el abanico de sectores y ocupaciones en los que están presentes. Veamos cuatro tendencias que están caracterizando este modelo de aprendizaje en distintos países.

Aprendices en sectores punta

Cuando pensamos en aprendices, rápidamente nos viene a la cabeza la imagen de alguna profesión manual, artesanal y poco cualificada. Pero los aprendices ganan terreno en cada vez más sectores: desde turismo a salud, pasando por banca o nuevas tecnologías. 
Y los aprendices gozan de gran prestigio en países como el Reino Unido, donde empresas como Jaguar o Rolls Royce reciben cada año más solicitudes de admisión a su programa de aprendices, que las universidades de Oxford y Cambridge.

Aprendices de todas las edades

Otro mito sobre los aprendices es que es exclusivo para los jóvenes. A pesar de que ser aprendiz es el puente perfecto para que muchas personas transiten de la escuela al trabajo, la expansión y desarrollo de estos modelos dentro de un marco de cualificaciones reglado también facilita que estudiantes de ciclo superior, o incluso trabajadores activos, puedan acceder a los programas de aprendices en otras etapas de su vida. 
De esta forma, pueden reorientar su trayectoria profesional, o reengancharse al sistema educativo formal, mediante un sistema de formación mixta en la escuela y en el trabajo.

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