Si lideras un equipo, sea grande o pequeño, sabes que un ambiente tóxico puede ser un mal difícil de apaciguar. Un clima organizacional tenso y estresante es la forma más sencilla de fulminar una empresa sólida o acabar con un emprendimiento que apenas alza el vuelo. Aquí algunas prácticas que puedes implementar en tu equipo para prevenir e incluso sanar altos niveles de toxicidad:
1. Permitir que tus empleados puedan decir lo que piensan y no solo lo que quieres oír
Las empresas donde los empleados y colaboradores temen expresar sus opiniones son empresas tóxicas. Si ves que con frecuencia tus empleados temen acercarse a ti o a otros miembros de la gerencia, tómalo como una señal de alerta. Te lo ilustro así: si cada vez que haces una reunión, solo hablas tú y las pocas veces que alguien interviene para decir algo que difiere a tu posición, muestras una actitud indiferente o a la defensiva, lo que ocurrirá después de allí es una serie de reuniones sin ti donde sí dirán lo que realmente piensan y no tendrás derecho a replica.
Propicia espacios donde realmente tus empelados puedan expresarse y aprende a escuchar, aunque no sea lo más agradable a tus oídos.
2. Promover a un mismo tipo de empleados
Fíjate en aquellos que asciendes en la empresa. ¿Se parecen a ti? ¿tienen un perfil específico? Si bien es cierto que sí deben tener una visión cónsona con la empresa y ser competentes, es importante que cuentes con un equipo diverso, que no necesariamente haga las cosas como tú las harías. Aprende a reconocer más allá de las preferencias personales. Piensa: ¿quién con sus habilidades y hasta con su temperamento pueda ayudar en la empresa?
Te lo aseguro: esto bajará la tensión entre el equipo, pues de alguna forma, tus empleados percibirán que hay oportunidades de crecimiento para quienes realmente se comprometan.
3. Felicita en público, reprende en privado
Una buena práctica para mantener un clima organizacional sano es felicitar y reconocer en público el avance de algún mienbro de tu equipo o de todo el grupo en sí, también el reprender en privado. Recuerda que más allá de defender un punto de vista o la razón, tu prioridad debe ser remediar el error o falla, no atacar al empleado. Recuerda: sé rápido para alabar y lento para criticar.
4. Lento para contratar, rápido para despedir
En este mismo orden de ideas, sé lento para contratar. No contrates con premura, solo porque hay una vacante. Tampoco te fijes únicamente en las competencias profesionales, ten en cuenta la actitud de la persona y sus habilidades blandas. Sé a la vez rápido para despedir. Si reconoces en tu equipo a alguien tóxico, que genera continuas tensiones en el equipo y que no muestra señales de querer cambiar, toma una decisión rápida. No dejes que el efecto dominó haga de las suyas.
5. Comunicación clara y transparente
Fundamental: hablar de forma clara y transparente sobre las funciones y resultados que se esperan de los miembros del equipo. Así se evitan especulaciones y malos entendidos. Sé el primero en dar el ejemplo sobre cómo quieres sea la comunicación durante los procesos.
Te lo advierto: disipar los niveles de toxicidad no será una tarea sencilla, pero es una labor que bien merece el esfuerzo. Anímate a aplicar estos cinco puntos y empieza a ver cómo los niveles de tensión empiezan a bajar y los resultados empiezan a verse.
Tu amigo y mentor,
Jürgen Klarić.
Con información de Jürgen Klarić.