El dinero, finalmente, proviene siempre de los demás y se gasta en los demás, luego en ellos se encuentra la fuente de la abundancia.
El dinero es una construcción social. Pero a menudo lo tratamos como si fuera una forma de logro individual, y esta mentalidad atrapa a muchas personas.
Éste es el encabezado de un artículo muy sugerente de Steve Pavlina. En él trata algo que muchas veces se pasa por alto: el propósito definitivo de la búsqueda y construcción de la abundancia financiera. Habitualmente se propende a tratar este tema exclusivamente desde la óptica individual, es decir la persona encarando al mundo para extraer de él lo que busca: el éxito, la riqueza, la prosperidad, la abundancia.
Esta parece la historia de un sinfín de Don Quijotes desafiando la realidad para cumplir sueños y alcanzar visiones. Solos contra el mundo. Extrayendo cada gramo de capacidad personal para vencer los desafíos y producir dinero. Buscando motivación en los pliegues más recónditos de la fuerza de voluntad y el poder de los deseos.
Steve Pavlina da a entender que esta es una senda pedregosa, difícil y en definitiva poco inteligente. La construcción apropiada de la abundancia financiera, razona él, se encuentra en la posibilidad de pensarla como producto del beneficio de los demás, del interés de “la tribu”.
Este no es un razonamiento alegórico, es algo mucho más profundo. Se afirma siempre con soltura que los negocios prometedores emergen de identificar las necesidades de los demás y solucionar los problemas que ellos tengan. Pero pocas veces se profundiza más. Casi siempre el razonamiento queda en que “los demás” proporcionan un motivo y luego el negocio se convierte en un vehículo jurídico impersonal que cumple el rol de perfeccionar los deseos y sueños de quién emprende.
Pavlina despeja éste error de comprensión. Nos dice que el dinero es una construcción social. No se genera en uno ni sirve solo a uno, se genera en los demás y por ellos se multiplica. Quién así lo entiende transita a mayor velocidad rumbo a la abundancia, y lo que es más interesante, no hace el camino solo.
Su artículo no es solamente conceptual, tiene mucho de sentido estratégico. Y puede ser fuente de inspiración tanto para el emprendedor como para el estratega comercial.
La siguiente es una traducción del original. Está contextualizada por el autor del presente artículo e incorpora interpretaciones y reflexiones que se funden con las de Pavlina.
Es más fácil generar ingresos abundantes cuando se piensa en los “flujos sociales”. Sin embargo éste es un desafío dificultoso cuando la gente queda atrapada por enfocarse en sus propias necesidades y deseos.
Algunas personas se preguntan cómo hacer coincidir lo que disfrutan hacer y a la vez generar ingresos. Muchas veces es difícil conectar los puntos. Pero cuando se consigue hacerlo se resuelve una de las ecuaciones más importantes de la vida.
La clave para solucionar el dilema es cometer con aplicación dos tipos de errores y aprender de ellos:
1.- Generar ingresos que no estén alineados con “las directrices del corazón”.
2.- Hacer “trabajos alineados con el corazón” pero que no pagan bien.
Es necesario cometer ambos errores, muchas veces.
Cuando se gana dinero de formas que no lo hacen sentir bien a uno, es difícil motivarse para hacer más de lo indispensable. Esta vía conduce a un callejón sin salida. No hay motivación para crecer, puesto que incluso puede representar sacrificios en el estilo y calidad de vida. No es fácil ganar dinero haciendo algo que no inspira.
También es un error trabajar en proyectos creativos más agradables que no produzcan buenos ingresos, aunque es «mejor error» que el anterior. Ayuda a descubrir lo que a uno le gusta. La inversión de recursos y esfuerzo en estos trabajos consigue que los rendimientos mejoren. Esto convierte la actividad en algo más gratificante y a veces incluso genera nuevas oportunidades de ingresos.
Cada error enseña algo.
Se debe persistir en el afán de generar ingresos abundantes y un trabajo alineado con el corazón. Ayuda, obviamente, no repetir los errores del pasado. Cometer nuevos es útil, puesto que se aprende más de estos que repitiendo los viejos.
Pero en todo caso, lo que falta en esta mentalidad es algo sencillo y fundamental: las otras personas. La equivocación radica en concentrarse demasiado en las propias necesidades y deseos pero poco en los flujos sociales.
Lo que impide llegar a la abundancia es pensar en el dinero solo a título individual.
El problema que mantiene a las personas atrapadas en los dos errores anteriores es el enfoque miope en sí mismos, en sus necesidades y deseos. Esta es una situación que no genera ningún flujo para otros. Tratan de hallar el triunfo por sí mismas, pero ¿dónde está la victoria para todos los demás, por ejemplo para las personas a las que pueden terminar sirviendo?
Incluir a los demás genera un caudal enorme de “motivación externa”, energía que proviene del exterior y que estimula e inspira. En cambio el proceso de buscar abundancia centrada en uno mismo produce estancamiento, porque depende de motivación sostenida en solitario.
Haga una evaluación en su propia vida:
¿Quiénes son las otras personas que se preocupan por su abundancia? ¿Puede enumerar al menos 30 personas específicas? ¿Tal vez 10? ¿Puede imaginar qué tipo de personas podrían ser y dónde encontrarlas?
El dinero es una forma de flujo social.
Si desea que más dinero fluya a través de su vida, éste provendrá necesariamente de otras personas. Y cuando lo gaste, se lo dará también a otras personas, ¿no es así? Existe una tendencia de hacer esto demasiado abstracto, y se pierde de vista lo simple y básico que es.
Resulta útil imaginar que uno es parte de una tribu. ¿Cómo se crea más abundancia en esa situación? Pensando en el éxito a nivel tribal, no solo individual.
La forma en que muchas personas hablan sobre sus objetivos generaría miradas en blanco si se las compartiera con la tribu. Ésta diría algo como: “Bueno, eso es genial para ti, suponemos. Pero, ¿qué significa para alguno de nosotros? Si quieres más dinero, adelante, ve y gana más dinero”.
Es importante superar los pensamientos de estricto orden individual y comenzar a pensar en la manera de servir y apoyar a la tribu. Si se convierte en un miembro valioso de ella y se esfuerza en mejorarla, muchos de sus miembros lo apreciarán y apoyarán, porque hacerlo es bueno para ellos y la tribu. ¿No es ésta una magnífica estrategia comercial?
El dinero es una relación social.
Es bueno hacer el trabajo que se disfruta y tener abundancia individual, pero ¿puede conseguir que el logro también sea bueno para la tribu?
¿Es factible hacer de eso parte de la intención? ¿Puede dar a la tribu algo que ella misma encuentre importante y desee cuidar?
Si a la tribu no le importa, entonces todo es trabajo, trabajo y más trabajo para lograr sus objetivos. A menudo sentirá que está tratando de extraer dinero de una fuente que se resiste. En cambio, enfocándose en los demás podrá sentir que el dinero fluye hacia usted, incluso cuando no lo está pidiendo. Como si la tribu dijera: “Tenga, aquí hay algo de dinero extra”.
Cuando finalmente descubra un trabajo que le agrade y resuelva el rompecabezas de los ingresos abundantes, ¿qué significará eso para su tribu? Responda esa pregunta y tendrá el esbozo de un propósito. Luego, si se enfoca en ése propósito en lugar de quedarse estancado en sus necesidades y deseos, tendrá algo que lo llevará a los flujos sociales más grandes de dinero.
Pero el juego no termina ahí. Esto no es el nirvana. Simplemente se habrá graduado para encarar otros problemas y desafíos. Pero serán desafíos más interesantes que pensar cómo paga sus facturas. Porque de hecho, otra gran fuente de motivación es poder graduarse para enfrentar problemas más interesantes.
Las dificultades que se enfrentan al llegar a éste estado son más complejas que las representadas por la escasez de dinero. Lo que mantiene atrapadas a las personas es la construcción de condiciones para resolver o escapar de sus problemas y mantener una vida más fácil, más pacífica. Lo que la ayuda a progresar es aceptar que debe seguir aprendiendo y creciendo. Y esto significa alcanzar la estatura para encarar problemas más difíciles.
La vida no se hace más fácil “per se”, pero puede volverse más gratificante e inspiradora. Se la siente más ligera cuando se convoca el apoyo social. Cuando se establecen metas positivas para otras personas y no solo para uno.
¿Cuántas veces más tiene que repetir sus problemas a nivel individual antes de estar listo para servir y participar en los flujos sociales de la tribu?
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.
Emprendices.
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