Hay quienes aseguran, y con justa razón, que la vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás. Pero sólo puede ser vivida, mirando hacia adelante. En este marco, y coincidirán conmigo, todo proyecto que emprendemos en nuestra vida, tiene el firme propósito de ser permanente. Más aún, pretendemos que todos nuestros proyectos, al fin sueños y aspiraciones, trasciendan el tiempo y el espacio, para convertirse en una huella indeleble, que esté más allá de la muerte y el olvido.
Proyectos con raíces profundas y ramas frondosas, que den cuenta de lo que somos y de lo que queremos ser, que nos identifiquen y nos den pertenencia. Estos proyectos de gran calado, sólo se construyen con materiales indispensables. Por un lado, una mente tan fría como un glacial y por otro, un corazón tan grande y generoso como la diversidad de nuestro México. Materiales que se unen, con un pegamento de máxima resistencia: relaciones humanas; que son esa vinculación de personas que se identifican, comparten anhelos, edifican castillos y le dan pleno sentido al tejido social.
Nuestra revista, y permítanme insistir, nuestra revista, porque es de todos, así se gestó de origen y así se concibió. Hoy, a sus siete maduros años, es un producto con moralidad, con valores, con honestidad y visión de futuro. En una palabra, una revista de calidad. Por ello, encontrar, en este Séptimo Aniversario, tantas caras conocidas, provoca alegría en el corazón y estimula los buenos deseos. El notable poeta y pensador norteamericano, Ralph Waldo Emerson, sentenciaba: “El éxito, consiste en obtener lo que se desea, y la felicidad, en disfrutar lo que se obtiene”.
Y esto es precisamente lo que hoy nos reúne: los lazos de afecto y amistad, el éxito de haber alcanzado siete años ininterrumpidos de vida activa, y la satisfacción del logro obtenido. Mi experiencia en la producción de medios escritos de información, me permite afirmar que no es nada sencillo mantener una revista, no sólo durante este tiempo, sino que también, que sostenga óptimos niveles de formato, presentación, contenido, tiraje y difusión. La creatividad y decisión de Yvette Hesse es lo que ha hecho posible estos siete años de satisfacciones. Gracias Yvette por habernos convocado y convencido para participar en esta aventura editorial que tanto nos orgullece. Por esta razón quisiera terminar, pidiendo anticipadas disculpas por alargarme un minuto más, haciendo mías las palabras del enorme poeta uruguayo Mario Benedetti en un escrito que intituló: la gente que me gusta.
“Me gusta la gente -de nuestra Revista Gente – que vibra, que no hay que empujarla,
que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe
lo que hay que hacer, y que lo hace.
Me gusta la gente -de Nuestra Revista Gente- con capacidad
para medir las consecuencias de sus acciones,
la gente que no da soluciones al azar.
Me gusta le gente – de Nuestra Revista Gente- justa con su gente,
y consigo misma, pero que no pierde de vista que somos
humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente – de Nuestra Revista Gente – que piensa
que el trabajo en equipo, entre amigos,
produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente -de Nuestra Revista Gente – sincera y franca,
capaz de oponerse, con argumentos serenos
y razonables a las decisiones de un jefe.
Me gusta la gente de criterio, la que no se traga todo entero,
la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente – de Nuestra Revista Gente – que al
aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente
y de frente, a éstos, les llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece
cuando se trata de alcanzar objetivos e ideales.
Con gente – como la de Nuestra Revista Gente –
me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido
esa gente a mi lado, me doy por bien retribuido”.