Hay claves para que un mal hábito desaparezca de nuestra cotidianeidad
10 malos hábitos que dañan el cerebro según la Organización Mundial de la Salud
Un estudio reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer 10 malos hábitos y costumbres que dañan profundamente el cerebro. Lo que deja en claro que algunas conductas, a veces en apariencia “normales”, con el tiempo se pueden convertir en auténticos enemigos serios para nuestra salud:
1. CONSUMO DE AZÚCARES
Una dieta no saludable y balanceada van afectando el cerebro hasta trayendo graves enfermedades.
2. NO DESAYUNAR
Alimentos adecuadamente en el desayuno significa que el cerebro funcione. De lo contrario, se encargará de mandar señales de emergencia para tener “combustible”; trayendo como consecuencia enfermedades graves como: obesidad, colesterol alto y diabetes.
3. FUMAR
Reduce la materia cerebral y el suministro de oxígeno al cerebro. Se ha demostrado que promueve la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer y por supuesto la aparición de causas cancerígenas
4. EXPONERSE FRECUENTEMENTE A AMBIENTES CONTAMINADOS
El cerebro necesita un suministro constante de oxígeno, pero diferentes sustancias tóxicas podrían interferir con el intercambio de gases, transporte y procesamiento de oxígeno hacia las células, lo que reduce la eficiencia cerebral.
5. NO DORMIR LO SUFICIENTE
Necesitamos ocho horas de sueño por noche para que el cerebro descanse, a fin de que los procesos metabólicos se lleven a cabo correctamente con la energía resultante producida, así como para la renovación celular. Privarse del sueño acelera la muerte de las células cerebrales a corto plazo, y te mantendrá cansado y de mal humor durante todo el día.
6. COMER EN EXCESO
Provoca una acumulación de sustancias residuales en forma de grasas y endurecimiento de las arterias cerebrales, lo que afecta su correcto funcionamiento.
7. CONSUMO DE ALCOHOL
El alcohol puede arruinar tus órganos, principalmente el sistema nervioso, el hígado y el corazón, e impactan en el cerebro. El alcoholismo también mata a las neuronas y reduce la velocidad con la que se transmiten los impulsos nerviosos.
8. ESTRÉS Y VIOLENCIA
El estrés provoca varias reacciones al sistema nervioso, algunas de las cuales reducen la capacidad mental y también aumentan el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y ataques cardíacos.
Respecto a la violencia, un estudio de la Universidad de Londres encontró que el cerebro de los niños maltratados aprende a protegerse y se vuelve hipervigilante, queda en constante alerta, expectante y activo, tratando de encontrar casi de manera continua signos potencialmente peligrosos o amenazantes.
La activación cerebral tan grande y tan constante provoca un amplio desgaste emocional y cognitivo y produce niveles de ansiedad muy elevados, por lo que serán incapaces de controla la ansiedad cuando son adultos.
9. NO REALIZAR ACTIVIDAD FÍSICA
Hacer ejercicio por lo menos tres veces por semana mantiene el cerebro bien estructurado y acelera su funcionamiento.
Por otra parte si no realizas alguna actividad física, ese órgano se va haciendo viejo y corres más riesgos de padecer alguna enfermedad cerebral.
10. FALTA DE ESTÍMULOS MENTALES Y EJERCICIO
Leer un libro o trabajar a través de una búsqueda de palabras para estimular tu cerebro aumenta la capacidad de aprendizaje y la memoria, así como el tiempo de reacción a los estímulos. Lo mismo ocurre cuando se practica actividad física.
Todos tenemos algunos malos hábitos de los que nos sentimos orgullosos y que nos gustaría eliminar, el problema de los hábitos es que no es fácil deshacernos de ellos, en especial cuando llevan mucho tiempo siendo parte de nuestra vida y estamos más que acostumbrados a ellos.
Dejar de fumar, dejar de comer comida chatarra, dejar de excederse con el café o dejar de procrastinar no es fácil, por eso hay quienes recaen una y otra vez después de intentarlo, pero, de acuerdo con la psicología, hay trucos que pueden ayudarnos a ganar la guerra en contra de esos malos hábitos que realmente no aportan nada.
Y no es que sea necesario eliminarlos todos, un mal hábito (que no te haga daño o a los demás, como no bañarse los domingos) puede ser un buen escape o un placer culposo, pero sí es importante hacer lo posible por mantener rutinas que sí le sumen algo a nuestras vidas.
El psicólogo Mike Travers propone en su artículo de Psychology Today que existen 3 claves que puedes seguir para acabar con los malos hábitos que ya no quieres cargar contigo.
Los malos hábitos y 3 claves para eliminarlos para siempre
Hay malos hábitos que te roban años y calidad de vida, que te enferman, afectan tu peso y tu vida en general, y esos son los que hay que empezar a eliminar. La pregunta es, ¿cómo hacerlo de forma exitosa?
Cambia tu sistema de recompensas
Travers explica que, la principal razón por la que mantenemos malos hábitos es porque al hacerlos se siente bien, tenemos una recompensa en el momento y disfrutamos de lo que nos dan en el momento, y nos aferramos a eso, incluso cuando sabemos que a la larga las consecuencias serán negativas.
“La primera clave para abandonar un mal hábito consiste en conseguir que sus recompensas pierdan su eficacia y, a su vez, tomar conciencia de su naturaleza auténticamente habitual (y dañina). A partir de aquí, podemos engañarnos a nosotros mismos para adoptar un hábito más saludable mediante la misma estructura de recompensas”, escribe Travers.
Lo que hay que hacer es encontrar un sistema de recompensas diferente, donde la recompensa no esté en el mal hábito. Por ejemplo, puedes ir al gimnasio primero, y después recompensarte con dos capítulos de tu serie favorita o con una cena que te guste. Así evitas que las ganas de quedarte en el sillón te ganen y que tu estilo de vida se mantienen sedentarios.
Cambia tus pistas de contexto
Las pistas de contexto, o context cues, son cosas en tu entorno que te llevan a realizar un hábito, por ejemplo, cuando llegas a ver la máquina expendedora de la oficina y automáticamente te paras a comprar un snack poco saludable.
Travers dice que hay que construir un entorno que nos permita tener éxito en lo que queremos conseguir, así que, por un lado, hay que eliminar esas pistas que conducen a los malos hábitos, y agregar otras que promuevan los buenos.
Hay que romper esa asociación que existe entre la pista y el mal hábito, por ejemplo, puedes cambiar tu ruta al trabajo para evitar pasar por ese lugar de comida rápida que te gusta, o cambiar la dirección de tu escritorio en la oficina para no tener la máquina expendedora frente a ti.
Introducir un poco de fricción
Esto simplemente consiste en dificultar el proceso para realizar el mal hábito. Cuando hay mayores posibilidades, es más fácil que caigas una y otra vez en el mismo comportamiento.
“Cualquiera que luche activamente contra un vicio tendrá los medios para poner en práctica su mal hábito en cualquier momento. Los alcohólicos compiten por mantener sus vitrinas bien surtidas, los fumadores llevan consigo sus paquetes de cigarrillos en todo momento y los consumidores compulsivos de bocadillos siempre se asegurará de tener una reserva escondida en algún lugar”, escribe Travers.
Lo que hay que hacer es lograr que no sea tan fácil realizar el mal hábito. Por ejemplo, si tienes el mal hábito de dormir muy tarde porque no puedes dejar de ver tu teléfono, intenta ponerlo en un lugar que no esté cerca de tu cama o al alcance de tu mano, así es más difícil llegar a él y tienes más posibilidades de no hacerlo.
Por Paloma González