Por: Ángel Rivero Palomo
“Desarrollar habilidades excelentes de comunicación es absolutamente esencial para un liderazgo efectivo. El líder debe tener la habilidad de compartir conocimiento e ideas para transmitir un sentido de urgencia y entusiasmo a los demás. Si un Líder no puede transmitir un mensaje con claridad, motivando a los demás a actuar en consecuencia, entonces poseer ese mensaje pierde completamente importancia.”
Gilbert Amelio
Presidente y CEO de la National Semiconductor Corp.
En el plano de la actividad humana organizada, ya sea en los negocios, en la política o en lo social, el logro de objetivos no puede entenderse sin la capacidad de organizar ideas, personas y recursos en torno de un objetivo común. La historia nos demuestra que no es posible convertirse en un gran líder sin ser al mismo tiempo un gran comunicador (no solamente un gran orador). Para alcanzar el nivel de comunicación necesario es importante que las indicaciones, mensajes y filosofía de trabajo sean transmitidos de manera clara y precisa. Esta es la principal responsabilidad de un líder dentro de las organizaciones.
El liderazgo se construye en muchos niveles a través de una serie de elementos, circunstancias e influencia en la dinámica interpersonal y de las organizaciones que permiten que el líder se encuentre en posición de guiar a los integrantes del conglomerado a las vías de acción que beneficien a la organización, pública o privada. Dentro de los componentes indispensables de todo líder efectivo se encuentra invariablemente la capacidad de transmitir de manera exacta las ideas e inspirar a los demás a hacerlas propias.
Dentro de los componentes indispensables de todo líder efectivo se encuentra invariablemente la capacidad de transmitir de manera exacta las ideas e inspirar a los demás a hacerlas propias.
Una comunicación con liderazgo debe estar basada en factores que se desarrollan a través de habilidades e interacción; entre éstas podemos distinguir la construcción de la confianza y la cercanía como bases de la acción encaminada al bien común. Un líder efectivo mantiene la cercanía con sus colaboradores, tanto en el nivel físico como en accesibilidad para recibir propuestas y opiniones con una mente abierta al tener la habilidad de saber escuchar lo que los demás tienen que decir y saber leer entre líneas para entender el contexto de cada mensaje.
Cada organización genera sus propias vías de comunicación interna que permiten la circulación de ideas e instrucciones entre los integrantes del grupo; así coordinamos tareas, delegamos responsabilidades y examinamos riesgos y oportunidades a través de la guía de quien encabeza el grupo. En este proceso es importante no dar por hecho que nuestro interlocutor ha entendido plenamente nuestro mensaje, por lo que es recomendable corroborar a través del diálogo y el intercambio de conclusiones.
En toda interacción en el ámbito comunicacional es importante que el emisor sea conciso y claro, tomando en cuenta el contexto en que ocurre la comunicación. Un buen líder sabe hablar a los grupos como si fuesen individuos y tiene la capacidad de adaptar el mensaje en ocasión de una contingencia si nota que no está alcanzando el objetivo preestablecido. Por otro lado, las palabras emitidas en el mensaje deben de coincidir con la comunicación no verbal de quien las pronuncia, pues esto aumenta la credibilidad del emisor y la eficacia del mensaje en un nivel de importancia similar a la del mensaje verbal que se emite.
En la comunicación eficiente cuenta mucho el estilo de la transmisión del mensaje, y este se elige de acuerdo a la audiencia a quien uno se dirige, la cual puede ser una persona o grupo, como colaboradores, accionistas, empleados, público en general, medios de comunicación o un auditorio. Identificando sus características e interés, se elige un estilo adecuado en congruencia con el mensaje, el cual puede ser por ejemplo directo o abierto a la interpretación y aportaciones de terceros.
Debemos tener en cuenta que existen medios de comunicación tradicionales como los oficios o memorandums, pero también tecnologías contemporáneas como los emails, los mensajes instantáneos, o las redes sociales que nos brindan una capacidad exponencial de difusión de nuestras ideas, a bajo costo y desde cualquier lugar. Al usar estas tecnologías, es recomendable poner atención de nuestros mensajes en el entorno digital y practicar el manejo proactivo más que reactivo en la comunicación en este ambiente, una claridad en la redacción, un control de la información que distribuimos y la elección del canal digital de acuerdo a la importancia, la urgencia del mensaje o la confianza establecida con el interlocutor.
El mensaje a transmitir debe entregarse usando un código común de comunicación de tal manera que pueda ser interpretado correctamente, como sucede con el idioma.
Por último y más importante, para inspirar a otros se necesitan dos valores natos de un líder, estos son la integridad y la honestidad, pues aun cuidando todos los aspectos de una buena comunicación se necesita tener una congruencia del líder con el mensaje que transmite, que lo convierta en modelo a seguir por parte de quien lo escucha, haciendo que las cosas se realicen no porque se espera algo a cambio si no porque es algo correcto.