Debería haber sido un año de muchas fiestas, de altas ocupaciones hoteleras, pero Cancún deberá resignarse a festejar sus 50 años en privado, en medio quizá de su peor crisis de la historia, algo que no provocaron ni Gilberto ni Wilma, se llama COVID-19.
No tenemos la bolita de cristal para saber que ocupación habrá en Cancún en exactamente un mes, el 20 de abril, el día del cumpleaños, lo que si sabemos es que estará pasando en medio de su peor tormenta.
La ocupación hoy está apenas debajo del 50% y que al menos un mes dependerá casi exclusivamente de turismo nacional, y eso si hay quien en medio de la pandemia decida tomar vacaciones. Para esas fechas podríamos ver hoteles cerrados como cuando Wilma, la diferencia es que no estarán en obra, en reconstrucción o remodelación, estarán cerrados porque el mundo se encerró en cuatro paredes en busca de sortear de la mejor manera posible este evento catastrófico.
Todavía en los pasados días el turismo estadounidense seguía llegando con el aliento de que en México, y particularmente en Cancún los aeropuertos están abiertos, no como en Europa, Asia o Sudamérica, pero es probable que los pocos interesados en viajar con las actuales circunstancias ya no lo hagan después de la “Alerta de Viaje nivel 4” que emitió el Departamento de Estado de los Estados Unidos, no es una prohibición de viaje es una advertencia de no viajar y de regresar a tu país si estas fuera.
México ha sido resiliente en otras desgracias, sin embargo, habitualmente es una zona o un sector el que sufre y recibe el apoyo del resto, hoy todo México y particularmente Quintana Roo deberá jalar parejo, levantarse de cero, seguramente veremos muchos hoteles que tendrán que cerrar, los días solidarios serán bien recibidos esta vez, lo importante será mantener viva la parte productiva, que el gobierno federal realmente otorgue estímulos fiscales, que tengamos gobiernos que lideren el impulso hacia adelante, porque por mucho que los ciudadanos superen al gobierno cuando no hay con que pagar, las empresas simplemente quiebran, y los empleos se pierden.
La demagogia con la que se ha tratado el tema a nivel federal, el aparente desinterés en atacar el tema de prevención con rudeza y determinación, y marcando la baja en el precio de la gasolina como el mejor estimulo fiscal, desalientan a cualquiera, sobre todo si comparamos las acciones y anuncios de apoyos fiscales ya anunciados en otros países.
Vienen tiempos complicados, es un reto enorme para el turismo, una lucha inédita de supervivencia, habrá que recorrer un camino por el que nunca nadie ha pasado, felices 50 Cancún.