Dar ejemplo es la mejor escuela para educar a tus hijos en el consumo de menos recursos, de un modo más sostenible
Limpiar la casa con excesiva cantidad de productos químicos ensucia las aguas. Y comprar un pantalón en rebajas, baratísimo pero muchas veces innecesario, también tiene sus efectos en el medio ambiente: su fabricación conlleva un gasto enorme de agua, sin olvidar la que se contamina por los tintes y la emisión de gases contaminantes a la atmósfera.
Son solo dos actitudes, pero muy representativas, que hacemos continuamente y que, según los expertos, debemos limitar si queremos ser consumidores responsables. Y, sobre todo, si pretendemos que nuestros hijos aprendan a serlo. En este artículo explicamos qué es el consumo responsable, cuáles son las consecuencias de no aplicarlo y te ofrecemos consejos para educar a los niños en hábitos sostenibles, entre los que destaca el poder del ejemplo.
¿Qué es el consumo responsable?
El consumo responsable es una actitud. Implica hacer “un consumo consciente y crítico, tanto a la hora de comprar un producto o contratar un servicio, como en el uso eficiente de los recursos”
Eres un consumidor responsable si, además de conocer tus derechos, al adquirir productos o servicios te guías por criterios sociales y medioambientales. Haciéndolo así podrás contribuir a mejorar la calidad de vida de quienes habitan este planeta y garantizar el menor impacto posible sobre el medio.
Pero no basta con seguir estos hábitos de consumo. Es esencial ir más allá y educar a los niños para que este sea su modelo, tanto en la familia como en el colegio o por parte de las instituciones.
Consejos para educar en consumo responsable
El consumo responsable se resume en enseñar dos máximas a los pequeños: “consumir menos y de un modo más sostenible“. Pero hay muchos más consejos que puedes poner en práctica:
Da ejemplo
El ejemplo es la mejor escuela, pues los adultos (padres, profesores…) somos el principal modelo en el que se fijan los más pequeños a la hora de adquirir pautas y hábitos de conducta.
Para un niño, lo que ve en su casa en su día a día deja mucho más impacto que una teoría que luego no se lleva a cabo. Por ello es indispensable que seamos conscientes de este aspecto y asumamos con responsabilidad nuestro papel como referentes para la población infantil.
Edúcales jugando
Apunta a tus hijos a talleres o a actividades en ludotecas donde se realicen juegos sobre consumo… o foméntalos tú mismo en casa: jugar a los comercios, hacer juguetes con materiales reciclados, etc.
Enseñar a los niños no es difícil, incluso aunque sean muy pequeños. Para que el mensaje llegue, se recomienda “adaptar el lenguaje a los niños y poner ejemplos fáciles y cercanos“. De hecho, en los talleres a los más pequeños les explican que “el lápiz que tienen en el estuche está hecho con madera que sale del árbol y la mina, con grafito que sale de la mina. Si cuidan y no pierden el lápiz, tardarán más en comprar uno nuevo, con lo que no hará falta talar más árboles de los necesarios”.
Otra iniciativa los concursos escolares. Es una iniciativa “perfecta para impulsar, a través del juego, el desarrollo de hábitos de consumo responsable entre la población escolar”. Los chicos deben superar distintas pruebas y etapas, “algo que hace que aprendan casi sin darse cuenta y de forma natural a practicar un consumo responsable en su día a día”. Este tipo de iniciativas lúdicas son una excelente forma de que los contenidos sean interiorizados.
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Enseña a consumir menos
Puedes educar a tu hijo al hacer la compra haciendo que se cuestione “qué es prescindible y qué no.
Además, se considera que hay que “ser críticos e intentar llegar al fondo de las cuestiones”. Así, debemos explicar a los niños que es crucial consumir menos, porque el reciclaje no es la solución a las toneladas de residuos que generamos. “Lejos de lo que pensamos, una buena parte de ellos ni se reutilizan ni se transforman. Si queremos limpiar hay que reducir, no hay otra.
Compra productos sostenibles
Hay que educar para consumir de manera sostenible. Al hacer las compras enseña a tus pequeños a elegir los productos por su precio y su calidad, pero también porque sean respetuosos con el medio ambiente. ¿Cómo? Algunos ejemplos:
- Adquirir artículos con envases ligeros (no sobreenvasados).
- Apostar por los productos a granel.
- Sustituir las bolsas de plástico de un solo uso por bolsas reutilizables, cestas, capazos…
- Usar carro para hacer la compra para no emplear bolsas para el transporte.
- Evitar beber agua embotellada en plástico; solo en vidrio u otro tipo de envase. Lo más conveniente es beber agua del grifo en lugar de adquirir agua embotellada.
Háblales del impacto ecológico, aunque sean pequeños. Los niños piden continuamente y los padres recurrimos a diferentes fórmulas para decirles “no”: hay que esperar al cumpleaños, si sacas buenas notas te lo compro, ya tienes muchos juguetes… A esa colección de discursos, “hay que añadir el medioambiental: no, porque no lo necesitas y su fabricación contamina muchísimo”.
Haz protagonista al niño
A los pequeños les encanta ayudar y colaborar. Y realmente contribuyen a transformar las costumbres familiares, pues, en muchas ocasiones, “son ellos, a partir del trabajo llevado a cabo en la escuela, los que llevan nuevos hábitos a sus hogares”.
¿Cómo hacerles protagonistas? Pregunta, deja que te enseñen y expliquen cómo creen ellos que se debe consumir. “Hay que estar abiertos a los cambios que los hijos traigan a las familias, apoyarlos y acompañarlos en sus decisiones responsables”.
Enseña el poder de los gestos sencillos
Padres, profesores e instituciones no se cansan de repetirlo: apagar las luces, cerrar los grifos para ahorrar agua, bajar la calefacción… Debes incidir en ello y explicar a los niños “cómo el hecho de ahorrar electricidad, calefacción, agua o combustible hace que mejore la calidad de vida de la colectividad”.
Enséñales la importancia de esperar
“Lo quiero y lo tengo” es la peor enseñanza posible para tus hijos, pues fomenta el consumo por el consumo, sin pensar ni planificar. Y, casi siempre, sin tener en cuenta las necesidades económicas reales, lo que añade un problema más.
Por eso, resulta esencial explicar a un niño que, antes de comprar algo que le guste, “debe dejar pasar un tiempo para saber si de verdad lo quiere o es un capricho pasajero“. Asimismo, aunque lo haya decidido, tienes que enseñarle a esperar para conseguirlo: ahorrar la paga, analizar si se adecua a las pautas de consumo recomendadas, etc.
Consume más solidario
Al adquirir un producto debes mostrar a los pequeños la importancia de adquirir productos solidarios. ¿Por qué? Estos artículos son elaborados por empresas que cumplen con los derechos humanos y la justicia social.
Consecuencias de no practicar consumo responsable
¿Qué sucederá si no cambiamos de hábitos? que “ya estamos sufriendo las consecuencias”. Si continuamos comprando en exceso y sin fijarnos en su procedencia, “sin duda agravará el problema que ya tenemos a nivel climático y de contaminación”.
Las principales consecuencias, cuyos efectos a largo plazo pueden ser impredecibles, son dos:
- Agotamiento de recursos: los recursos del planeta son limitados, lo que, unido al crecimiento continuo de la población, hace que sea cada vez más necesario y urgente acudir a un modelo económico basado en el consumo responsable y sostenible, en la utilización racional de los recursos naturales y una menor generación de residuos.
- Huella ecológica: todo producto o servicio tiene una huella ecológica, ética, económica, social y laboral en el mundo. Debes conocer qué consumes y cómo se ha fabricado, distribuido, comercializado y reciclado, para poder apostar por un comercio justo, ecológico y socialmente responsable.