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En 2021 el coronavirus acentúa la urgencia de cerrar la brecha digital

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Por cada persona que trabaja desde casa con la computadora, hay miles sin acceso seguro a la web. Las lecciones de la pandemia podrían ayudarnos a superar esta brecha digital

El mundo está presenciando una de las transformaciones organizativas más rápidas de la historia, ya que los Gobiernos y las empresas dependen en gran medida de Internet para minimizar el parón causado por los bloqueos y otras medidas extremas para contener el coronavirus.

En las últimas semanas ha aumentado más que nunca el uso de tecnologías digitales: para trabajar desde casa, escuelas y universidades, asistir a clases en línea, asesorar a los pacientes a través de la telemedicina y reunir a los líderes políticos virtualmente.

Las herramientas digitales, como las aplicaciones y los datos de teléfonos inteligentes, también se utilizan para controlar la propagación del virus.

Compañías tecnológicas como Alibaba y Tencent, en China, e IBM, Google y Microsoft, en Estados Unidos, están desplegando sus capacidades informáticas de alto rendimiento para apoyar a los investigadores, que buscan soluciones a la pandemia del coronavirus.

Sin embargo, esta creciente dependencia de las plataformas digitales ha puesto de manifiesto la profunda división entre los que tienen acceso a dicha tecnología y los que no, dice Torbjörn Fredriksson, jefe de economía digital en la Conferencia de las Naciones Unidas de Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

Él cita el ejemplo de las personas mayores, incluso en los países más avanzados, que son más vulnerables a la enfermedad, pero que no están digitalmente bien equipados para acceder a toda la información, en tiempo real, que se difunde en línea para responder contra el brote de COVID-19.

Es evidente que muchas de las herramientas digitales, que se están implementando en el mundo desarrollado para hacer frente a la pandemia, como las conferencias online, las aulas virtuales y las compras en línea, no se pueden usar en la mayoría de los países en desarrollo y menos desarrollados, que han limitado acceso a la web, haciéndolos especialmente vulnerables en esta crisis.

“Una vez que las empresas, organizaciones y Gobiernos utilicen cada vez más a soluciones digitales para hacer frente al distanciamiento social, las prohibiciones de viaje y otros efectos de bloqueo, aprenderán a usar las tecnologías digitales de otra manera a la que estaban acostumbrados”, afirma Fredriksson.

“Una vez que la economía repunte, veremos una economía y una sociedad más digitalizadas, pero solo en los países que han podido aprovechar esas herramientas digitales”, subraya.

Profunda brecha digital

La mitad de la población mundial está conectada a la web. Solo una de cada cinco personas usa Internet en los países menos desarrollados, según muestran los datos de la UNCTAD.

En los países más pobres, menos del 5% de la población compra en línea en comparación al 60% u 80% en las naciones avanzadas.

“Necesitamos prestar toda la atención a la dimensión digital de la resiliencia económica de los países, ya sea por un desastre natural, por una crisis sanitaria o por cualquier otra crisis”, dijo Fredriksson.

Brecha digital entre empresas

La pandemia también ha dejado al descubierto la creciente brecha digital entre los empleos tradicionales de fabricación y prestación de servicios, como los de las empresas automotrices, restaurantes y hospitales, y los llamados trabajos en los sectores de informática y la banca.

Mientras las compañías automotrices se vieron obligadas a cerrar plantas para combatir el virus, las empresas de informática y financieras continuaron operando sin mayor dificultad.

La COVID-19 ha agudizado estas diferencias, ya que el trabajo digital es mucho más fácil hacerlo virtualmente que el trabajo físico tradicional.

Nuestra economía no funciona solo gracias a las empresas digitales, y la brecha entre el trabajo digital y el tradicional se ha profundizado dramáticamente, marcando diferencias entre salud y enfermedad.

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Internet robusto

Un aspecto clave para salir de la crisis actual es que Internet ha demostrado ser una herramienta robusta a pesar del gran tráfico de información y que las personas participan cada vez más en conferencias en línea, trabajan con empleos remotos, transmiten tutoriales en línea, etc.

Los expertos creen que habrá un impulso continuo para la transformación digital y la virtualización, especialmente en las economías avanzadas, incluso después de que la pandemia desaparezca.

El espacio de oficinas se reducirá en el futuro, habrá más gente que preferirá interactuar online en vez de viajar, lo que podría tener efectos positivos indirectos sobre el clima, ya que resultará en menores emisiones de dióxido de carbono.

Además, la pandemia está provocando a nivel político la necesidad de buscar cómo podemos hacer uso de las tecnologías disponibles que tenemos.

Pero también, ¿qué necesitamos en el futuro cercano para abordar las debilidades y barreras que aún existen en nuestras economías?

El coronavirus acentúa la urgencia de cerrar la brecha digital

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