Desarrollo Humano

El modo en que trabajamos es terrible para el cerebro. Cinco maneras de contraatacar

Lo único constante en nuestras vidas, y en cualquier negocio, es la certeza del cambio. Ningún líder puede prevenir sorpresas, interrupciones, desafíos o sucesos imprevistos. Pero lo que podemos hacer es prepararnos nosotros mismos y a nuestros equipos para hacer frente a esos desafíos con todos los recursos, la resiliencia, la toma de decisiones y la sabiduría a nuestra disposición.

Entonces, ¿cómo organiza un líder una oficina construida con el objetivo de maximizar el talento de su fuerza de trabajo? ¿Cómo prepara una compañía a sus empleados de modo que tengan mayores probabilidades de resolver estos desafíos?

Afortunadamente, hay muchos estudios científicos sobre cómo crear un lugar de trabajo amigable para el cerebro: herramientas y estrategias que nos hacen más creativos, productivos, felices y mejores tomadores de decisiones. Y aunque cada vez más empresas están incorporando estos nuevos hallazgos, hay muchas que no. De acuerdo con Gallup, en todo el mundo solo el 13 por ciento de los empleados dicen sentirse comprometidos con su trabajo.

El dinero no es la respuesta: las empresas no pueden comprar su camino hacia el compromiso y la felicidad de los empleados. La ciencia ha demostrado que las personas se sienten mucho más motivadas por recompensas internas o intrínsecas que por recompensas externas o extrínsecas, como el dinero. Por ejemplo, un metanálisis realizado en 2010 encontró que casi no hay ningún vínculo entre la felicidad en el trabajo y el salario.

Entonces, ¿qué es lo que hace la diferencia? ¿Cómo se puede influir en el compromiso, la satisfacción y la productividad de los empleados? Hay varias formas.

1. Desconexión. Es obvio que la tecnología ha revolucionado todos los aspectos de la oficina moderna. Pero, a nivel individual, todos nos sentimos cercados. Según un estudio de 2012 del McKinsey Global Institute, el trabajador medio de la economía del conocimiento pasa 28 % de su tiempo leyendo y respondiendo correos electrónicos. Otro estudio encontró que el empleado de oficina típico pasa solo 11 minutos sin ser interrumpido, y que, una vez que se le interrumpe, tarda un promedio de 25 minutos para volver a la tarea original.

También hay estudios que muestran que el simple hecho de tener un teléfono en una mesa cuando las personas hablan les impide sentirse conectados, incluso si el teléfono no se utiliza. Por lo tanto, para obtener un mayor rendimiento, mayor concentración y mayor colaboración, considere tener reuniones sin pantallas: ni teléfonos ni computadoras. Las personas se sentirán más conectadas, menos distraídas, y colaborarán de manera más eficaz, que es el propósito principal de la mayoría de las reuniones. Cuando se probó en The Huffington Post, la duración de las reuniones de liderazgo se redujo a la mitad y fueron más efectivas.

Además, aliente la comunicación cara a cara, en lugar de que todo el mundo se comunique solo a través de mensajes de texto o correo electrónico. En el Instituto Salk, los laboratorios tienen una política de puertas abiertas, y se anima a los investigadores y profesores a deambular, caminar e iniciar conversaciones; conversaciones que pueden conducir a nuevas ideas y descubrimientos.

2. Libertad. Si el objetivo es el bienestar y la productividad de los empleados, la investigación muestra que la libertad y la autonomía pueden ejercer una influencia significativa. Un estudio de 2010 realizado por Alex Haslam de la Universidad de Exeter encontró que permitir que los empleados elijan la cantidad de plantas y fotos que querían en su oficina aumentó la productividad en hasta un 32 % en comparación con los empleados a quienes no se les había dado ninguna opción. Y la investigación también ha demostrado que tener una sensación de autonomía aumenta nuestra capacidad de responder al estrés y, en consecuencia, la disminución de la sensación de autonomía nos hace más vulnerables al estrés. Cuando el Instituto Salk inició un plan a cinco años para aumentar los descubrimientos científicos, se esforzaron por permitir que los empleados hicieran aportes más importantes.

3. Vegetación. En pocas palabras, a las personas nos encanta la naturaleza y la vegetación, y cuanto más tengamos en la oficina, más felices y productivos somos. De hecho, esta tendencia a responder de manera positiva a la naturaleza y a los entornos naturales se denomina “hipótesis de la biofilia”, denominación acuñada por Edward O. Wilson en su libro de 1984, Biophelia. Y la investigación lo confirma. Un estudio de 2010 de la Universidad de Cornell encontró que la presencia de plantas de interior tenía un efecto beneficioso en la atención de los trabajadores. Otro estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Twente, en los Países Bajos en 2008, encontró que las plantas de interior reducían el estrés. Y un estudio de 2007 encontró que las ventanas que daban al exterior en entornos naturales tenían efectos más positivos en la salud que las que tenían vista a entornos más urbanos. Por lo tanto, además de hacer su oficina más verde en términos de sostenibilidad, hágala literalmente verde.

4. Movimiento. El hecho de que estar sentado todo el día es pésimo para la salud no es ninguna novedad. Pero moverse y caminar, es tan bueno para nuestras mentes como lo es para nuestros cuerpos. Un estudio llevado a cabo por los investigadores de la Universidad de Illinois descubrió que tan solo caminar durante cuarenta minutos tres veces a la semana a paso normal ayuda a mejorar las conexiones cerebrales y las funciones cognitivas. Así que anime a los empleados a caminar y moverse. Una manera de hacerlo es tratar de que los empleados no coman el almuerzo en sus escritorios. Más aún, anímelos a dejar sus teléfonos cuando van a almorzar. Y caminar en las reuniones tiene el doble beneficio del movimiento, y de la conexión y colaboración cara a cara. En los primeros días del Huffington Post, muchas de las mejores ideas surgieron en las reuniones en las que se caminaba. Como dijo el filósofo danés Soren Kierkegaard: “Mis mejores pensamientos los he tenido caminando”.

5. Dar. Hay muchos trabajos científicos que demuestran que dar hace tanto bien para quien da como para quien recibe. Y esto se traslada a la oficina. Un estudio de 2013 realizado por UnitedHealth Group encontró que los programas de voluntariado de los empleados aumentaron el compromiso y la productividad; además, más del 75 % de los voluntarios dijeron que se sentían más saludables, más del 90 %, que estaban de mejor humor y más del 95 % que sentían que tenían un propósito más importante en la vida. También se encontró que los empleados voluntarios habían aumentado sus habilidades de gestión del tiempo y su capacidad para conectarse con sus compañeros de trabajo. Otro estudio de 2013 de la Universidad de Wisconsin, encontró que los empleados que devuelven lo que reciben son más propensos a ayudar a sus compañeros, más comprometidos con su trabajo, y tienen menos probabilidades de renunciar. Por lo tanto, establezca un programa de voluntariado y ayude a que sus empleados devuelvan lo que reciben.

La lección final es que no se trata de infraestructura física de alta gama, o de más dinero o más tecnología. Se trata de reconocer los elementos que nos hacen humanos, lo que realmente valoramos, y lo que realmente nos motiva, nos inspira y nos compromete. Mucho de esto no sorprende, pero lo que podemos ver ahora es cómo la ciencia está validando mucha sabiduría antigua. Las empresas que adopten estos métodos, en lugar de hacer negocios como siempre, se prepararán para ganar el futuro.

Con información de World Economic Forum

Revista Gente Q.Roo

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