Los clientes, los consumidores, los proveedores y la sociedad en general necesitan seguridad durante las crisis, necesitan saber que pueden contar con las empresas no solo en los momentos buenos sino también en los malos.
Millones de personas se van a levantar por la mañana y, por primera vez, tendrán que trabajar desde sus casas y no podrán interactuar con otros. Y esto puede durar semanas o hasta meses.
Los clientes, los consumidores, los proveedores y la sociedad en general necesitan seguridad, necesitan saber que pueden contar con las empresas no solo en los momentos buenos sino también en los malos.
¿Qué deberían hacer los líderes empresariales para mantener sus equipos motivados, favorecer la comunicación, combatir el desánimo, la tristeza, el aislamiento y la desconfianza?
¿De qué forma pueden dar seguridad en las crisis a todo el mundo demostrando que sus valores son inquebrantables a pesar de las dificultades?
En los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill no tenía armas para enfrentar a los nazis. Solo tenía palabras. Los discursos que pronunció en ese momento se encuentran entre los más memorables y poderosos que se hayan pronunciado nunca. Sus palabras fueron retadoras, indomables, épicas, emocionantes y hasta con ciertos toques de humor. Llegaron a todos los habitantes de Gran Bretaña, y del mundo libre y lograron movilizar, motivar, consolar y dar esperanza a todos.
Churchill conocía muy bien el poder extraordinario de las palabras y de las historias.
Las historias han moldeado el comportamiento de las personas durante miles de años, han impulsado valores, inspirado el nacimiento de comunidades y definido estrategias.
Hay momentos en los que una buena historia es especialmente útil y hasta necesaria. Y este es uno de estos momentos.
Los lideres empresariales, frente a una crisis global como la que vivimos, necesitan más que nunca mantener unidos a sus equipos, definir su relevancia social, hacer patentes sus valores y demostrar su fortaleza y determinación. La única solución, hoy en día, consiste en construir y contar una historia más poderosa que nunca.
Estos objetivos se pueden lograr solamente contando una historia única y relevante para todo el mundo que sea capaz de conectar con las personas emocionalmente y de una manera positiva.
Para eso es importante que cada organización defina el tono de voz de su narrativa para que sea único y se perciba como sincero y real. Para ese fin hay que definir cual es el arquetipo que representa a la empresa a la hora de contar la historia. El tono de voz y la narrativa de una empresa, por ejemplo, que encarna el arquetipo del “Caballero”, el “Científico” o el “Catalizador” son diferentes de los de una empresa que se identifica con el “Mago”, el “Conector”, el “Líder” o el “Buen Vecino”.
Y es determinante que cada empresa tenga claro cuál es su propósito superior, su vocación y su tierra prometida. Esos son los elementos básicos para contar historias que conecten e inspire y que no se sientan fingidas, artificiales y hasta hipócritas.
Por otro lado, seguramente, en algunas semanas o meses la crisis irá amainando y habrá que volver a vivir y a trabajar. Habrá que reconstruir lo que se ha perdido y explorar nuevos caminos. Durante la crisis los mejores habrán aprendido cosas nuevas y habrán sabido demostrar de que pasta están hechos.
Las empresas, en ese momento, deberán definir con claridad sus estrategias a sus colaboradores y volver a inspirar a clientes, proveedores, consumidores y a toda la sociedad.
Recomendamos que ahora mismo los líderes de las empresas empiecen a detectar y recolectar historias de valor, determinación y hasta heroísmo que se originen en sus compañías y las tengan listas para usarlas cuando legue el momento. Deben ser historias que se alinean con los valores y el propósito superior de cada organización.
Como escribió la periodista Beverley Nichols: “Churchill tomó las palabras y las envió a la batalla“. Cada líder empresarial debe encontrar las palabras que cuenten la historia correcta en un momento que requiere liderazgo, para asumir un rol activo y positivo y para encontrar una nueva voz. Y debe encontrar una historia para contar después del coronavirus. Ha llegado el momento de mandar las historias a luchar en el campo de batalla. No dudes que una historia puede alcanzar esos objetivos. De hecho, es lo único que puede hacerlo.
Alto Nivel.
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