Los tiempos que nos ha tocado vivir, muestran, continuamente, sinergias sociales, que en ocasiones se antojan salidas de novelas al estilo de Julio Verne, o de ciencia ficción según Isaac Asimov. Cultura de Creer y Emprender.
Algún campeonato mundial de futbol fue observado, a través de diferentes medios electrónicos, por más de tres mil millones de personas, según los datos estimados por la FIFA.
Esto representa, ni más ni menos, que casi la mitad de la población mundial coincidía, en tiempo real, en el seguimiento a este fenómeno deportivo. Ningún deporte, en lo individual, ha logrado estas cifras de audiencia.
Hace un par de años, a finales de noviembre y principios de diciembre de este año, aquí en Quintana Roo, en Cancún, más de 190 países que integran la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, debatirán, en la Conferencia de las Partes, COP 16 por sus siglas, respecto a los compromisos y avances en esta materia, que sin duda, está en la agenda de todas las naciones.
Las medidas de mitigación y adaptación que se deberán asumir en la COP 16, van más allá de la firma de protocolos y acuerdos vinculantes. El destino del planeta y de la raza humana es lo que está en juego, ni más ni menos…
Por otro lado, hace un tiempo, los medios informativos más prestigiosos del país, junto con académicos y connotados intelectuales, en donde nos representan dos ilustres peninsulares e hijos del personaje inolvidable de quien escribe, me refiero a Gerardo y Alejandro García Gamboa, ambos del grupo que fundara nuestro querido amigo Don Andrés García Lavín que en paz descanse.
Ya unidos los diferentes grupos lanzan importante convocatoria, esta propuesta tuvo mayor relevancia toda vez que se trata de empresas que compiten ferozmente por el mercado.
La Iniciativa México, pretende identificar y mostrar a mexicanos ejemplares que trabajan, en su ámbito de vida, con acciones calladas y no pocos obstáculos, por un México mejor. La respuesta fue de dimensiones extraordinarias, se presentaron más de cuarenta y cinco mil proyectos llegados de todos los rincones del país.
De alguna manera no es una sorpresa la cantidad y la calidad de lo acopiado, porque no es difícil conocer a personas que contribuyen, día a día desde su trinchera individual, a la preservación de los principios y valores que desde siempre, han sido el soporte de nuestro gran país.
Ante estos ejemplos, tan sólo los más recientes, es pertinente, y casi obligatorio, plantear la pregunta evidente: ¿qué es lo que motiva y mueve a las personas y a las organizaciones a imaginar y concretar proyectos de tanta envergadura y trascendencia? ¿Cuál es esa fuerza motriz que los hace persistir y superar cualquier obstáculo o limitación para conseguir ese objetivo superior?
Dicho de otra manera, ¿cómo identifican esa meta cualitativa?, ¿cómo la dimensionan? Y, lo más importante, ¿por qué la llevan a cabo? Es evidente que hay muchos factores que dan origen al impulso humano.
Sin embargo, habría que distinguir de entre todos ellos, los que desde una perspectiva empresarial pudieran ser los más relevantes, y que en determinado momento se constituyen en pieza fundamental de la piedra angular.
Estos factores son la cultura de creer y emprender, toda vez que la credibilidad, está sostenida por una fuerza interior muy poderosa. En este contexto credibilidad es confianza e induce como inercia lógica a crear. Se edifica el futuro cuando se cree en el futuro.
En tal virtud, la sociedad, las instituciones y los poderes públicos, en congruencia con sus atribuciones, funciones y derechos, están comprometidos a aportar su talento y capacidad, para que el tejido social garantice la oportunidad, para todos, de alcanzar plenamente ese futuro promisorio sin ninguna distinción.
Es por ello que establecer alianzas estratégicas, transparentes y a la vista de todos, entre los particulares y el gobierno da certidumbre, porque el factor medular que las sostiene es precisamente la credibilidad entre las partes. Hay certidumbre y credibilidad cuando las políticas públicas y los planes de gobierno se orientan a facilitar las iniciativas ciudadanas, toda vez que es la misma sociedad la que genera el crecimiento y el desarrollo.
La certidumbre y la credibilidad detonan, casi en automático, una actitud emprendedora. La sociedad, con esa conciencia colectiva, emprender procesos sociales que elevan la calidad de vida. Se nota en las escuelas, en las colonias, en los parques y en los campos deportivos.
Por su parte, los sectores productivos encuentran, en ese estatus de confiabilidad, un múltiple escenario de oportunidades para invertir en el crecimiento de sus negocios.
Oportunidades que abren también un abanico muy amplio de opciones para imaginar, proyectar y emprender nuevas aventuras comerciales y empresariales. Sin embargo, es imprescindible reconocer que la credibilidad es al mismo tiempo frágil en extremo. Por ejemplo, el combate al crimen organizado y a la delincuencia, no sólo es un asunto de estado, en lo sustantivo tiene que ver con la tranquilidad interna y la paz social.
La seguridad es un sentimiento, es creer, sin necesidad de comprobar, que la vida personal, la de nuestra familia y nuestro patrimonio no están sometidos a un peligro permanente más allá de lo accidental.
En consecuencia, la fortaleza interior de los mexicanos se debe traducir en fórmulas que demuestren confianza, que generen confianza, y que recuperen la credibilidad en que el apego a los principios y valores, individuales y colectivos, como vía para construir el mejor de los futuros.
Creer y Emprender
*Mario Rendón Monforte. Presidente del Consejo Consultivo de NAFINSA en Quintana Roo. Ex Presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Quintana Roo con sede en Othón P. Blanco, Chetumal. Director Gral. de Cuauhtémoc Moctezuma de Chetumal.