El secreto de la ruta del éxito está en prepararse para aprovechar las oportunidades cuando se presenten.
Benjamín Disraeli. Estadista inglés
El paradigma que prevaleció durante las dos terceras partes del siglo pasado con relación al principio que una empresa debe tomar en cuenta para alcanzar el máximo de desarrollo, vigencia y consolidación, indicaba que “el pez grande se come al pez chico”.
El acelerado crecimiento de la tecnología, la extensa oferta de bienes y productos, y la obligada incursión en la mercadotecnia, la publicidad, la excelencia de la calidad, y la logística, características todas de un mundo muy competido en prácticamente todas las actividades económicas, cambiaron este paradigma por uno más apropiado, a saber, “el pez más rápido se come al pez más lento”.
La rapidez a la que se refiere la consigna tiene como atributos, la capacidad para adaptarse a los cambios; la eficiencia para solventar los retos; la claridad y viabilidad para dimensionar las oportunidades, y talento concretar una visión de futuro. En resumen, se requiere una enorme velocidad de respuesta. El secreto radica en que la velocidad para que no se convierta en una debilidad, un fracaso o inminente caída, debe ser un factor estratégico preparado con la anticipación pertinente.
En el caso del turismo, el proceso es todavía más complejo, toda vez que la lucha por la preferencia de los visitantes es feroz, y concretar la venta requiere de mucha anticipación, lo que conduce a una planeación, promoción y difusión de los destinos muy oportuna, so pena de quedarse en el camino y ser rebasado cada temporada, distancia que es muy difícil revertir.
En esta tesitura, ¿qué puede esperar el sur del Estado, que lleva muchos años esperando detonar su innegable potencial turístico? Sin duda, la respuesta está en una combinación de elementos como voluntad política, verdadero interés y atención de parte de la autoridad responsable de esta actividad económica, ya que no es suficiente dedicarle el tiempo que en determinado momento se tenga disponible. Se requiere permanencia, capacidad y presencia real.
A su vez, un sector privado conformado por prestadores de bienes y servicios turísticos realmente integrados, con capacidad de propuestas viables y posibles, con disposición para establecer alianzas, y una dosis importante de confianza mutua y participación activa. En tanto, los actores del sector privado defiendan únicamente sus intereses particulares, lo cual es correcto, pero no suficiente; no dejen a un lado los peros para no invertir en calidad, en acciones conjuntas de promoción, en tiempo para la discusión y los consensos, en pocas palabras, sigan desarticulados cada quien viendo sólo por lo propio.
Finalmente, una sociedad que tome conciencia que turismo es igual a amabilidad, atención, respeto, seguridad y clima humano acogedor. Cultura y educación en pocas palabras. El tianguis turístico, representó una oportunidad excepcional para el sur del Estado, ya que estuvieron al alcance de la mano los más importantes agentes que dominan todos los aspectos de esta actividad.
Sin duda, los resultados nunca son inmediatos, la cosecha jamás va antes de la siembra y las labores propias del cultivo, lo que es inevitable es que no se pueden soslayar los ciclos de cultivo, a pesar de los invernaderos. El tiempo dirá si fuimos capaces de capitalizar la oportunidad que se tenía en inmejorables condiciones, el tiempo dirá si estábamos realmente preparados, y si tuvimos el coraje para no dejarla pasar.
Encuentra pequeñas formas de hacer que la vida sea divertida todos los días. Usa una camiseta divertida. Habla con gente que no conoces. Come en un lugar diferente. Pero más allá de eso, encuentra formas de sorprenderte, a ti y a los demás. Di sí a las cosas a las que normalmente dirías que no, esa es la ruta del éxito.
Deja de preocuparte por las cosas que no puedes cambiar y deja hacer que todo sea serio o solemne. La vida nunca será perfecta, pero puede ser muy divertida. Aprende a vivir al máximo y date la oportunidad de florecer.
