Moscú conquista a los peatones

Gracias al plan urbano “Mi calle” se han creado 60 pasos peatonales adicionales en el centro de Moscú y en algunas de sus calles la circulación de viandantes casi se ha triplicado. Y, lo que no es menos importante, se ha reducido considerablemente el número de accidentes de tráfico

La capital rusa, con sus más de 10 millones de habitantes y su frenético ajetreo de gran ciudad, busca convertirse en una urbe más amigable para  los viandantes con la ampliación de sus áreas y calles peatonales. Según una encuesta reciente, el 79 por ciento de los habitantes de Moscú aprueba, en mayor o menor medida, la gestión de su alcalde, Serguéi Sobianin, que ha declarado que su objetivo es convertir la capital rusa en una “ciudad más dinámica, más moderna y más cómoda para los ciudadanos”.

La primera calle peatonal de Moscú, Arbat, marcó época: fue inaugurada a mediados de los  años 80 del pasado siglo, en los albores de la Perestroika, el proceso de reformas liderados por MijaÌl Gorbachov que cambió la Unión Soviética y que, para muchos, acabó con ella.

Dibujantes de caricaturas y pintores, artistas improvisados y vendedores de recuerdos, colmaban la calle adoquinada que, de la noche a la mañana, se convirtió en un lugar de peregrinación de turistas occidentales que llegaban a una ciudad todavía dominada por el romanticismo de la apertura gorbachoviana.

EN LAS PROXIMIDADES DE LA TVTVÉRSKAYA, LA ANTIGUA GORKI

El experimento de Arbat caló hondo en los moscovitas, sobre todo entre los jóvenes, que rápidamente se adueñaron de ese nuevo espacio urbano. La caída de la Unión Soviética y el advenimiento del capitalismo, proceso doloroso que se acompañó de una grave crisis económica, aplazó largamente las reformas urbanísticas para mejorar la calidad de la vida de peatón moscovita, que se vio avasallado por la multiplicación del parque automovilístico y con la invasión de la aceras por los vehículos motorizados.

Desde entonces se han multiplicado los espacios para aquellos que prefieren caminar, con la apertura de nuevas calles y pasajes en los que está vetado el tránsito para los automóviles, sobre todo en el centro de la ciudad, en las proximidades de la Tvérskaya, la antigua Gorki, la histórica calle que nace junto al Kremlin y que continúa en la carretera que une Moscú con San Petersburgo, la excapital imperial y segunda ciudad del paÌs.

Qué mejor que un paseo por el callejón Lavr˙shenskiy, después de visitar la galería Tretiakov, la mayor pinacoteca de arte ruso, situada en el lado de los números pares y que es visita obligada para los turistas amantes de la pintura. 

El recorrido se puede continuar por el Klimentovskiy, a sólo a un par de centenares de metros, donde es de admirar el templo ortodoxo del papa mártir de Roma, Clemente, monumento arquitectónico del siglo XVII.

Allí mismo, las numerosas terrazas de cafeterías y restaurantes terrazas le añaden colorido y ambiente al callejón, intensamente transitado, ya que une dos calles emblemáticas del centro moscovita, Ostúzhenka y Piatnitskaya.

EL PLAN MI CALLE

Pero las autoridades moscovitas no solo se han limitado abrir nuevas vías peatonales, sino que han puesto en marcha desde hace un par de años un vasto programa de mejoramiento urbano, “Mi calle”, que entre otras obras incluye el ensanchamiento de aceras, y el cambio, sobre todo en el centro de la ciudad, de su revestimiento de asfalto por baldosas y adoquines, para las delicias de los usuarios de patinetes y monopatines, cada vez más populares.

Los trabajos han causado evidentes incomodidades a los vecinos, pero los resultados han sido recibidos con satisfacción por la mayorÌa de los moscovitas. Quizás la gran excepción la constituyen los automovilistas, que se quejan por los atascos creados por las obras y la falta de plazas de estacionamientos.

Gracias a “Mi calle” se han creado 60 pasos peatonales adicionales en el centro de Moscú y en algunas de sus calles la circulación de viandantes casi se ha triplicado. Y, lo que no es menos importante, se ha reducido considerablemente el número de accidentes de tráfico. 

Según el teniente de alcalde de Moscú, Maxim Liks˙tov, en algunas calles, como Mala Nikítskaya o Spiridónovka, después de las obras de mejoramiento los accidentes se han reducido en torno al 50 por ciento. En Bolshaya Ordynka, calle que pisaron los cascos de la temible caballería del kan tártaro de Crimea Devlat I Girai, quien incendió Moscú en 1571, las aceras fueron ensanchadas entre dos y tres metros y se redujeron de cuadro a dos los carriles para el tráfico de vehículos. 

Según el Ayuntamiento, estos trabajos, que incluyeron la creación de prados y la instalación de bancos, permitieron duplicar la circulación de peatones, de 3.000 y a 6.000 por hora. 

LA REMODELACIÓN DEL ANILLO DE LOS JARDINES

Este año comenzó la mayor obra de la remodelación vial planeada en Moscú: la reconstrucción de Sadóvoe Koltsó (anillo de los jardines) amplísima avenida de circunvalación de casi 16 kilómetros de longitud que rodea el centro de la ciudad. 

El proyecto busca ampliar las aceras y recuperar las áreas arboladas, destruidas durante el ensanchamiento del Koltsuóde conformidad con un plan de desarrollo urbano aprobada poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, por el entonces líder soviético, Stalin.

Las tareas de mejoramiento se han extendido también a otro anillo, el de los bulevares, que rodea prácticamente el centro histórico de Moscú y que es uno de los lugares predilectos de los habitantes de capital rusa. Sus paseos arbolados y jardines hacen de él un espacio apacible, que contrasta con la vorágine de la gran ciudad.

Como si todo esto fuera poco, los amantes de las caminatas tienen a su disposición en Moscú cerca de un centenar de parques, que ocupan una superficie de 1.427 hectáreas y que cada año reciben a decenas de millones de visitantes.

El más popular entre los turistas y los moscovitas es, sin duda, el parque Gorki, situado a un costado del río Moscova, y al que se puede acceder por cuatro distintas estaciones de metro.

Según una encuesta reciente, el 79 por ciento de los habitantes de Moscú aprueba, en mayor o menor medida, la gestión de su alcalde, Serguéi Sobianin, que ha declarado que su objetivo es convertir la capital rusa en una “ciudad más dinámica, más moderna y más cómoda para los ciudadanos”.