El viernes 28 de febrero de 2020 se confirmó el primer caso de coronavirus en el país
Era cuestión de horas, y el viernes 28 de febrero de 2020 se confirmó el primer caso de Covid-19, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) corroboraba el inicio de una lucha invisible contra un antagónico diminuto.
En el comunicado 77 de 2020, emitido por la Secretaría de Salud, se oficializó que se trataba de un hombre de 35 años de edad, de nacionalidad italiana, residente de Ciudad de México, quien había viajado a ese país días antes y presentaba síntomas leves de catarro común 24 horas después de su arribo al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Al cumplirse más de un año del primer caso de coronavirus – SARS-CoV-2 en México, Samuel Ponce de León Rosales, titular de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus de la UNAM, dijo que tenemos que reconocer que el escenario que hoy en día enfrentamos era por completo inesperado.
“Nunca se previó que la epidemia durara el tiempo que ha durado ni que tuviera los impactos que ha ocasionado: la transmisión, el número de casos, de pacientes hospitalizados, de muertes; ciertamente rebasó las expectativas iniciales, rápidamente se tenía que ajustar y se hizo en muchos casos”, subrayó.
Once mil 712 horas después
488 días después, tenemos una situación que sigue siendo sumamente complicada.
Se plantea un escenario potencial de persistencia del problema ante las nuevas variantes, el despliegue lento de la vacuna y la relajación de las medidas de prevención que pueden, desde luego, ocasionar un nuevo incremento en el número de casos.
En este momento, destacó, estamos viendo cómo disminuye la transmisión como consecuencia de una suma de intervenciones, medidas de prevención y la estacionalidad del coronavirus, fundamentalmente; “sin embargo, esto puede cambiar en tanto se modifiquen las condiciones de la transmisión ante la presencia de nuevas variantes en el mediano plazo”.
Por ello, el también coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud de la Universidad Nacional invitó a los universitarios y a la población en general a no relajar las medidas de prevención por más que el escenario en ocasiones pueda sugerir “a tomarlo con más calma.
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Esto no es cercano a la realidad, conforme se relajan las medidas a las pocas semanas se elevan los casos; tenemos que mantenernos firmes en el cumplimiento de éstas: distancia, higiene, cubrebocas, evitar aglomeraciones y vacunarnos en cuanto nos sea posible.
Arranca un nuevo año con trabajo que hacer
Así, el fantasma que recorría Europa se asomó en México. A partir de ahí las voces se extraviaron, se aprendió a sonreír con los ojos, a saludar sin contacto, a besar con los codos, con señas, el celular fue la consorte inseparable y respirar se volvió hasta el día de hoy el valor tácito supremo.
La Universidad Nacional no se detuvo. Remitió a sus mejores mentes en cada ámbito del conocimiento la estrategia contra algo ignoto, pero no inédito en la última centuria, y así lo refrendan las tesis que sobre la pandemia de la denominada gripa española de 1918 constan en su acervo de investigación.
De inmediato se protegió a su comunidad y se sugirieron medidas para la población en general, con el distanciamiento físico y el resguardo.
De manera general, la aportación de esta casa de estudios ha sido esencial en materia de prevención y atención a la salud, asesoría a instituciones de gobierno, investigación biomédica, diseño de equipos y dispositivos médicos; en atención psicológica, económica, contable, administrativa, jurídica, cultural, informativa y de género. También en el modelaje de la dinámica de la pandemia en México y en la orientación a la sociedad de manera veraz y oportuna.