Es inevitable encontrarte con alguien con puntos de vista distintos a los tuyos. Bueno, tienes que presentarle tus argumentos para defender tu postura.
Casi puedo verte frente a tu teclado listo para responder ese tweet o comentario en Facebook. O si es una relación laboral, escribiendo un enorme correo. ¿Estás seguro de que un texto va a cambiar la opinión de quien está en desacuerdo contigo?
La Escuela de Negocios Haas, en la Universidad de California, realizó un estudio al respecto. Reveló que las discusiones por escrito son la peor manera de resolver una discrepancia.
Te dejo acá tres consejos para comunicar de manera eficaz tu punto de vista y que sea entendido.
1.- Utiliza preferentemente la comunicación cara a cara
Los participantes que escucharon o que observaron al otro exponer su argumento fueron más comprensivos. Quienes lo leyeron reaccionaron con aversión al texto.
El problema de las discusiones por escrito es que quien lee tiende a deshumanizar al otro. No eres capaz de ver a la persona detrás de las palabras. Entonces tu subconsciente subestima las capacidades cognitivas de quien sostiene opiniones distintas a la tuya.
2.- Una llamada es mejor que un correo electrónico
Puede ser que no logres ponerte de acuerdo con la persona para reunirse a hablar. El estar en diferentes ciudades o tener diferentes horarios de actividades no es excusa. No creas que la única opción que te queda es escribirle un mensaje.
Hazle una llamada de voz o video. Él podrá oír tu entonación. Este factor influye en la manera en la que el oyente interpretará tu mensaje. Sabrá que también estás dispuesto a escucharlo y que no eres una máquina de palabras intolerante.
3.- Mira qué hay detrás de la opinión de una persona
Discutir vía escrita te impide tener una experiencia directa con la mente del otro. Entonces, simplemente piensas que lo que él dice no tiene sentido. Proponte conocer el razonamiento detrás de la creencia que sostiene.
A veces no hay otra opción más que comunicarse por mensajes escritos. Necesitas ser muy sensible en tu elección de palabras y frases. Usa argumentos que no se basen en emociones sino en hechos concretos. Así disminuyes la posibilidad de que el lector te deshumanice.
No dejes que una discusión se convierta en un enfrentamiento de opiniones sin sentido. Siempre tienes las posibilidades de convencer al otro. También puedes escuchar opiniones alternativas a la tuya y descubrir que alguna de ellas puede resultar una mejor opción.
Con información de Jürgen Klarić