Tecnología

Desastres naturales en América Latina: satélites al rescate

Terremotos, inundaciones, tornados y sequías son algunos de los eventos meterológicos extremos que causan estragos en la región. La información satelital puede ayudar a evitar las peores consecuencias de esos desastres

Cada vez que el Volcán de Fuego ruge, la población de Guatemala tiembla. La erupción de este volcán, el más grande de Centroamérica, en junio 2018, fue la peor en 40 años. El recuerdo está demasiado vivo, más de un centenar de personas murieron en el suceso.
América Latina y El Caribe son azotados regularmente por inundaciones, sequías, heladas, olas de calor, deslizamientos, actividad volcánica, sismos, maremotos, tsunamis y marejadas. La mala planificación y administración del desarrollo urbano y regional, la pobreza y desigualdad son, entre otros, algunos de los factores que aumentan el impacto de los desastres.
No obstante, para reducir algunos de los riesgos, los países cuentan con diversas herramientas, entre ellas la Plataforma de las Naciones Unidas para la gestión de desastres y la respuesta de emergencia mediante información obtenida desde el espacio (ONU-SPIDER). Creada en el año 2000, facilita el acceso y uso de “información obtenida desde el espacio en todas las fases del ciclo de gestión de actividades en casos de desastre, en todas las regiones del mundo”, explica a DW Juan Carlos Villagrán de León, director de la oficina en Bonn (Alemania), que está centrada en dar cobertura a América Latina y El Caribe.

México, Colombia y Brasil registraron el mayor número de desastres en la región.

“El uso de satélites facilita un mejor entendimiento de las amenazas naturales y su comportamiento. Esto nos ayuda a elaborar mapas de amenaza o peligro, que deberían ser usados para introducir reglamentos de uso de suelos”, explica. Además, la información sobre la exposición de elementos vulnerables situados en zonas de alta amenaza debería ayudar a identificar cuáles de esos elementos deben ser trasladados a zonas de menor amenaza”, agrega. No obstante, reconoce que “en países en vías de desarrollo cuesta implementar este tipo de políticas”.
A pesar de ello, “desde 2014 algunas oficinas regionales nos han apoyado con procedimientos paso a paso para procesar imágenes satelitales con el fin de hacer mapas específicos”, apunta. En base a ellos se recomiendan prácticas, por ejemplo, para prevenir incendios forestales. “Se podría pensar que las regiones aledañas a incendios pueden experimentar incendios igualmente severos”, explica Villagrán, de origen guatemalteco.
Prevenir la sequía, el reto de Centroamérica
Una de las principales líneas de trabajo de la plataforma es la sequía. El proyecto FOSAT-S pretende incorporar los datos satelitales sobre los efectos de la sequía en los suelos y la vegetación, a la información tradicional sobre las anomalías de las lluvias. Mediante los satélites se puede “identificar las zonas más afectadas y cómo está progresando una sequía. Esto se puede hacer cada 8, 10, 16, 20, o 32 días. Además, debido a que hay una amplia cantidad de imágenes de archivo, también se pueden comparar los impactos de una sequía actual con sequías históricas a partir del 2000”, destaca. “Con tecnología satelital es posible detectar el nivel de vigor de la vegetación (cuán verde está)”, detalla.

Villagrán dió a conocer el trabajo que lleva a cabo la plataforma ONU-SPIDER en un encuentro organizado en Bonn la semana pasada.

Asimismo, la organización internacional apuesta por que los estos sistemas de alerta temprana de sequía “incorporen información sobre tipología de suelos, tipos de cultivos, medios de vida, aspectos socioeconómicos de comunidades vulnerables, además de información sobre qué tipo de medidas se implementaron en eventos anteriores”, agrega.
No obstante Villagrán reconoce que se trata de un progreso “muy lento” ya que “por una parte, no se tiene una presencia permanente en los países y, por otra, porque parece haber una cierta resistencia al cambio”. A ello hay que añadir la necesidad de disponer de información más local sobre el tipo de cultivos de cada país.
La plataforma recopila prácticas a través de un portal de internet y ofrece capacitaciones y asesorías técnicas para facilitar el intercambio de datos e información entre instituciones. “Hemos realizado más de 30 misiones técnicas en Asia, África, América Latina y El Caribe”, subraya el directivo guatemalteco, que la próxima semana visitará Perú y Ecuador.
(ER) DW

Revista Gente Q.Roo

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