Uno de los principales objetivos detrás del desarrollo e implementación de nuevas tecnologías en el ámbito laboral ha sido conseguir simplificar y abaratar las formas en las que se desempeñan algunas tareas
Esto ha llegado a tal nivel de desarrollo que los últimos avances en inteligencia artificial y robótica, llevan hoy a algunos trabajadores a temer que pronto sus ocupaciones puedan ser realizadas por máquinas.
Según estimaciones de la OCDE, al menos uno de cada cinco empleos de bajos ingresos en sus países miembros tienen un alto riesgo de ser automatizados. La inteligencia artificial ha demostrado un incremento en la capacidad de realizar tareas cognitivas tan complejas como el reconocimiento del habla y la imagen, lo que indica que en el futuro la automatización también podría tener, aunque en menor medida, un impacto en ocupaciones que demandan alta calificación.
Grecia y España serían unos de los países más afectados por la automatización de empleos, con cerca del 30% de trabajadores con baja remuneración en peligro de ser sustituidos por sistemas automatizados.