Los resentimientos son sentimientos negativos que tenemos hacia alguna persona. Perduran porque, o bien no se han resuelto con la persona implicada o bien no tienes claro que quieras superarlo.
Si consideras que tienes resentimientos esto puedo ayudar a superarlos siguiendo estas pautas:
Piensa en la seriedad de la ofensa que has podido percibir
¿Realmente vale la pena aferrarse a este resentimiento? Continuar alimentando un sentimiento negativo durante mucho tiempo tiene un tremendo peso físico y emocional. Además este resentimiento rara vez afecta directamente a la persona que lo provocó, por el contrario es la persona que lo mantiene quien sufre las consecuencias negativas de éste.
Identifica qué puedes hacer para mejorar la situación
Seguramente existe alguna conducta agradable que puedes emplear para acabar o disminuir los resentimientos. Cuando tienes sentimientos negativos hacia alguien con quien tratas regularmente, éstos, indican que una necesidad tuya no está siendo satisfecha por la otra persona (amor, pertenencia, valoración, respeto, etc). Piensa en esta necesidad subyacente y decide qué acción vas a tomar:
Puedes hablar con la persona en cuestión y discutir tus diferencias. Seguro que comunicándote con ella entiendes su punto de vista o al menos lo tienes en cuenta. Además el hecho de ser valiente y afrontar el dialogo te hará sentirte bien contigo mismo.
Si no puedes hablar, usa algún modo simbólico de expresarle lo que sientes (escribir una carta que nunca la mandarás). Esta formula permite que saques esas emociones negativas y así no te sientas tan mal. Quizás en algún momento cambies de opinión y se lo digas cara a cara.
Examina la situación desde la perspectiva de la otra persona
Quizás exista una justificación para su comportamiento. Aspectos a tomar en cuenta de la otra persona son: Si está enferma o cansada, por lo tanto sus actos pueden ser agresivos. Como seres humanos solemos estar muy irascibles cuando una necesidad básica no está siendo satisfecha. Si tiene preocupaciones o problemas importantes para los cuales no encuentra salida. Probablemente no tengan que ver contigo aunque la conducta te pueda afectar. Ten paciencia con los problemas de otro, no te sientas siempre responsable.
Intenta separar lo que siente el otro de tu relación con él. Ejemplo, están despidiendo a gente de tu empresa y cuando llegas a casa te comportas agresivamente con tu pareja. La otra persona, puede estar atada a aspectos negativos del pasado y puede canalizarlos con los demás.
Un ejemplo, sería cuando una madre se ha sentido herida por un hijo, y le deja de hablar, tras muchos años de distanciamiento sigue culpando a su hijo por no arreglar la situación. Todo ello, puede hacer que la otra persona desarrolle conductas desadaptadas o impropias, pero no tendrías que sentir resentimiento hacia ella ya que no eres el responsable de su estado de ánimo.
Examina tus propias creencias o pensamientos
Después valora si son racionales y realistas. Responde a las siguientes preguntas para saber si estás siendo rígido (a) emocionalmente. Pon en práctica un ejercicio, apunta en un papel las respuestas y luego léelas tranquilamente. Según tú, ¿cómo debería haber pasado todo? ¿Tienes una necesidad exagerada de que la gente actúe correctamente? ¿Piensas que este acontecimiento o persona es siempre injusta?
¿Estás aceptando acontecimientos y personas tal y como son, o estás negándote a aceptar la realidad exigiendo que sean distintos a lo que son?
Descarta que tengas tú mismo una necesidad excesiva de aprobación, una tendencia perfeccionista en tu forma de ser o alguna otra necesidad personal exagerada que se haya visto quebrantada. Es importante que aceptes a las personas tal y como son, asume pronto cuáles son tus puntos débiles y los de los demás.
En ocasiones, obtenemos beneficios de tener sentimientos negativos
A veces, los resentimientos permiten continuar castigando a alguien que consideramos culpable. Ejemplo, nos sentimos mal con nuestra suegra y consideramos que nos hace discutir con nuestras pareja, así ya tenemos excusa para criticar a nuestra suegra.
Otras veces el resentimiento nos hace recibir alguna recompensa (beneficio, atención) que de otra manera no sabes cómo obtener o temes pedirla directamente. Ejemplo, te dan un ascenso porque tu jefe sabe por ti, que tu compañero no es adecuado para el puesto.
Date cuenta si el resentimiento te permite sentir pena por ti mismo, no teniendo así que asumir la responsabilidad de cambiar nada. Ejemplo, la madre anterior puede sentir pena de sí misma por el distanciamiento de su hijo, pero puede no hacer nada práctico para solucionarlo. Si la respuesta es afirmativa, quizás tengas que cambiar tu propio punto de vista. Nadie nos hace obligatoriamente sentir nada, sino que somos nosotros mismos quien interpretamos así las cosas.
Finalmente los resentimientos te afectan física y emocionalmente, dejándote un mal sabor de boca y siendo infeliz, si estás en una situación parecida es momento de buscar ayuda psicológica ya que te enfermarás y perderás amistades, pareja, trabajo, etc.