Cómo decir ‘No’ sin sentirte culpable. “Discúlpame, no puedo” es una gran respuesta y la única que debes dar.
Al inicio de mi carrera tenía un problema serio: decía que “Sí” a todo. No importaba lo ocupado que estuviera, ni era un problema que no pudiera anticiparme a un requerimiento. ¿Quién quiere realmente ayudar a alguien a mudarse de un lado de la ciudad, o del estado o del mundo, al otro? En ocasiones decía que “sí” sin importar que estuviera haciéndome cargo de trabajo rechazado por otros.
Por supuesto que yo no era la única persona en el mundo que no podía decir que no. Es algo con lo que la mayoría de los humanos tenemos problema. Después de todo, no quieres ofender a los que amas y no quieres que los demás piensen que eres egoísta o irresponsable.
Eventualmente tuve que hacer algo diferente. Yo tenía mis prioridades personales y las estaba dejando de lado porque todo el tiempo ponía a los demás antes que a mí mismo. Como consecuencia, me sentía estresado porque siempre estaba corriendo para “ponerme al día”. Eventualmente el foco se prendió cuando me topé con esta cita de Derek Sivers: “Si no estás diciendo ¡súper sí! a algo, dile que no.”
Y esta sigue siendo una de mis citas favoritas y la uso cada vez que alguien pide mi tiempo. Sin duda sigo sin querer mudar gente de ciudad, pero puedo ayudar a hacerlo, incluso si no estoy gritando ¡Súper sí! Sin embargo, soy un poco más selectivo con mis “sí” de lo que era antes. Incluso en el proceso de selección, aunque esto no hace que las decisiones sean más cómodas. Siempre habrá ocasiones en las que nos sintamos culpables por no ayudar a alguien.
Afortunadamente, aprendí que, si haces lo que escribí a continuación, se puede decir “no” a casi cualquier persona sin sentirte culpable.
Establece tus propios límites y políticas… Temprano y bien
“Decir no de manera cómoda y sin culpa requiere que pienses sobre lo que crees y lo que estás dispuesto a defender. ¿Por qué estás diciendo que no?”, escribe Patti Breitman en su libro How to Say No Without Feeling Guilty. “Conforme aprendes a eliminar las obligaciones que no quieres en tu vida, ¿a qué le estás haciendo espacio?
Por ejemplo, ¿declinaste a un nuevo cliente porque implicaría sacrificar tiempo de calidad con tu familia? En este caso, tu prioridad es mantener un buen equilibrio entre el trabajo y la familia. Aunque el dinero hubiera sido bueno, puedes justificar tu decisión porque el dinero no era tan importante como pasar tiempo con los que amas.
Breitman también sugiere que vivas con una serie de principios personales. Esto puede ser darle a los demás sin esperar nada a cambio o tener una tradición familiar como cenar juntos los viernes. Estas pequeñas reglas personales “implica que en el pasado has pensado lo suficiente sobre el tema y has aprendido de las experiencias previas que lo que una persona está pidiendo no está bien.” Además implica que “tienes un compromiso previo que no puedes romper”.
Solo di “no”
No importa lo extraño que se pueda sentir, tienes que ser claro con tu respuesta. Andarte por las ramas no es justo para el otro lado porque ellos necesitan una respuesta a tiempo para que puedan hacer sus planes y si tu respuesta confusa los hace pensar que dijiste que sí, entonces ya no hay marcha atrás y estás comprometido a hacerlo.
Si no puedes tomar un proyecto o asistir a un evento, dales una respuesta honesta y una pequeña explicación. Si ya estableciste límites y políticas esto no debería ser complicado.
Puedes responder con un “Discúlpame, no puedo llegar a tu fiesta. Los viernes ceno con mi familia.”
Pero también recuerda que no le debes una excusa a nadie a menos que quieras darla. Con un “Discúlpame, no puedo” es más que suficiente.
Ofrece una alternativa
El hecho de que hayas declinado una petición no significa que no puedas ayudarlos. Si te preguntaron por un trabajo, puedes referirlos con un colega o con otro negocio. Si te preguntaron tu disposición para una nueva tarea, hazles saber que esta semana no puedes pero que estarás disponible la siguiente.
A título personal, esta es una de mis técnicas favoritas. Sigues ofreciendo ayuda pero en tus propios términos. Un beneficio de hacer esto es que no te sientes mal por decir que no. Es un ganar ganar por donde lo veas.
Sé asertivo, pero educado
¿Qué pasa si revisaste tu calendario y te diste cuenta de que tienes el mes totalmente saturado? Aún puedes decir que no pero siendo profesional y diplomático. Tu respuesta puede ser algo como “Gracias por contactarme, lo valoro muchísimo, pero desafortunadamente no tengo disponibilidad hasta el próximo mes. Si en ese tiempo sigues necesitando ayuda, envíame un correo para revisar mi agenda nuevamente.”
No respondas de manera inmediata
No quieres hacer esperar a la gente, pero tampoco tienes que responderles de inmediato. Hazles saber que tienes que revisar tu agenda y que les responderás lo más pronto posible. Además de revisar tus tiempos, necesitas analizar si esto coincide con tus límites y políticas. En ocasiones podrás hacerlo en cuestión de minutos, pero habrá veces en las que necesites darte más tiempo para pensarlo.
Conoce tu valor
Desestimar tu valor es, en mi opinión, la principal razón por la que decimos que sí más veces de las que deberíamos. Morimos por tener la aprobación de los otros. Si les decimos que no, pueden asumir que no nos importan o que no sabemos administrar nuestro tiempo. Y no queremos esa reputación, sobre todo cuando vamos iniciando nuestro negocio.
Pero del otro lado del espectro, si siempre dices que sí, otros pueden aprovecharse y como resultado, terminarás con demasiadas responsabilidades o siempre te preguntarán si tienes un minuto, porque saben que no dices que no.
Aunque quieres ser una persona confiable, no quieres que las necesidades de los demás vayan por encima de las tuyas. La mejor forma de actuar es sabiendo lo que vale tu tiempo y ponerle más peso a tu opinión que a la de los demás.
También te puede interesar:
La seguridad que demuestras ante los demás
Practica tus respuestas
Sí, practicar puede sonar algo tonto, pero como seguro sabes, la práctica hace al maestro, y esto también aplica a la hora de negarnos. Cuando tengas algo de tiempo libre practica tus respuestas por correo (sin enviarlo, claro).
Luego obsérvate en el espejo y di “no” en voz alta. Esto puede ser incómodo, pero es una forma simple y efectiva de prepararte a ti mismo para decir “no”.
Sé más egoísta
Hay asociaciones negativas con la palabra “egoísta”, pero recuérdate que el problema suele venir de manipuladores hábiles, y tu no tienes que quedarte con nada de eso. Al mismo tiempo, ser un poco más egoísta puede ser algo bueno porque te ayuda a reducir la ansiedad y el estrés. Piénsalo.
Te brincas el gimnasio para ir al bar con tus amigos, le ayudas a alguien más a terminar sus proyectos antes de acabar los tuyos, o te saltas una cita médica para ir con un cliente. Con el tiempo, tu salud mental y física sufrirán las consecuencias.
Si hay una razón para que empieces a decir “no” más seguido es que necesitas cuidarte. Si eres un desastre, ¿cómo podrías ayudar a los demás? El amor propio es empoderador y saludable, tanto física como mentalmente.
Usa la técnica de “teléfono descompuesto”
En mi experiencia, la mayoría de las personas aceptan un no cuando les explicas claramente por qué no puedes ayudarlos o reunirte con ellos. Desafortunadamente, algunas personas no toleran el rechazo. Yo ya no acepto este tipo de respuestas, pero en su momento lo hice. Siguiendo mi decisión inicial de hacer mejor las cosas para mí mismo, la determinación de triunfar siempre ha estado presente.
Pero intentarán romperte hasta que cedas. Hasta que hayas dominado el arte de cuidarte a ti mismo les serás de muy poca ayuda a los demás. Yo me repito esto una y otra vez: “Hazlo bien para ti ahora para que después puedas hacer más por los otros”.
Si alguna vez te encuentras en esta situación repite la respuesta de “Discúlpame, no puedo”, sin importar cuántas veces te pregunten. Sé diplomático y empático, pero no dejes que te convenzan. Su objetivo es que pases del “no” al “tal vez” y luego al “sí”.
“Discúlpame, no puedo” es una gran respuesta y es la única que necesitas dar.