Desarrollo Humano

Zona de confort: fórmula del cambio

Zona de confort

La zona de confort es un estado mental donde nos encontramos cómodos con nuestra vida actual, con nuestras aspiraciones cubiertas y sin presiones. Estamos acostumbradas a la rutina; entre semana nos levantamos a la misma hora, desayunamos lo mismo, vamos al trabajo por el mismo camino, hablamos con la misma gente, etc… Nuestra vida tiene un esqueleto básico sobre el que hay, a veces, cambios menores. Con esa disposición nos sentimos cómodos, y si nos cambian algo nos sacan de balance y nos empezamos a poner nerviosos o irritables.


Por ejemplo si trabajas 8 horas diario en una oficina y no eres deportista, si te piden de saltar en Bungee seguramente un escalofrío te recorra la espalda y te pongas nervioso. Para un paracaidista experimentado, “sólo” hacer Bungee puede ser una actividad aburrida. Para el primero es una cosa que está fuera de su zona de confort, para el segundo, es una cosa que está muy dentro.


La Zona de Confort es el conjunto de creencias y acciones a las que estamos acostumbrados, y que nos resultan cómodas. Aquello que está dentro de nuestra zona de confort lo podemos hacer muchas veces sin mayor problema y no nos produce una reacción emocional especial; en cambio, lo que está fuera de nuestra zona de confort nos incomoda, nos produce un cierto rechazo, nos provoca ansiedad o nerviosismo y nos desequilibra.


Tiene un sentido evolutivo muy claro: no hacer cosas que son extrañas, para las cuales no nos consideramos totalmente capacitados, y que posiblemente nos van a poner en peligro o ponernos a dudar de si somos capaces de lograr lo que nos proponemos. Si no lo intentamos estaremos seguros, así que cuando permanecemos dentro de nuestra Zona de confort tenemos una sensación reconfortante de falsa seguridad.

La desventaja es que si permanecemos dentro de nuestra zona de confort, estamos estancados, no progresamos. Pregúntense cuantas veces han querido abordar a la mujer o el hombre de sus sueños y al momento de estar a su lado ha preferido darse vuelta y marcharse en lugar de entablar una charla amena.

La Zona de Confort es el conjunto de creencias y acciones a las que estamos acostumbrados, y que nos resultan cómodas. 

Aquello que está dentro de nuestra zona de confort lo podemos hacer muchas veces sin mayor problema y no nos produce una reacción emocional especial; en cambio, lo que está fuera de nuestra zona de confort nos incomoda, nos produce un cierto rechazo, nos provoca ansiedad o nerviosismo y nos desequilibra.


Tiene un sentido evolutivo muy claro: no hacer cosas que son extrañas, para las cuales no nos consideramos totalmente capacitados, y que posiblemente nos van a poner en peligro o ponernos a dudar de si somos capaces de lograr lo que nos proponemos. Si no lo intentamos estaremos seguros, así que cuando permanecemos dentro de nuestra Zona de confort tenemos una sensación reconfortante de falsa seguridad. La desventaja es que si permanecemos dentro de nuestra zona de confort, estamos estancados, no progresamos. Pregúntense cuantas veces han querido abordar a la mujer o el hombre de sus sueños y al momento de estar a su lado ha preferido darse vuelta y marcharse en lugar de entablar una charla amena.


Salir de la Zona de Confort es una actividad muy importante para crecer como personas. Mientras que la mayoría de la gente se estanca, porque no les gusta cambiar sus rutinas, aquellos que de verdad persiguen sus sueños y están dispuestos a conseguirlo, saben que para lograrlo tienen que romper con sus hábitos, enfrentarse a sus temores, y hacer cosas que jamás pensaron que se atreverían a hacer.


Imagina a un chico que no sabe nadar, en verano baja a la piscina y se pasa el día en el césped o se mete sólo donde el agua le llega a la cintura. Sus amigos le dicen que aprenda a nadar, pero él contesta que no le gusta el agua. Seguramente porque le da vergüenza meterse en el agua a chapotear como un pato herido, o apuntarse a clases con señoras mayores y niños pequeños.

Pues nada, lo que podría haber solucionado solo con un poco de empeño, probablemente sea un problema que arrastre toda su vida. Y todo porque es más cómodo quedarse sentado en el césped fumando un cigarro que meterse en el agua a luchar por estar a flote a la vista de todo el mundo y tomando riesgos.


Si somos parte de una organización con la cual viajamos a distintas partes del mundo para asistir a conferencias, nuestra zona de confort nos guía a sentarnos en la mesa de nuestro equipo de trabajo, el cual habla nuestro idioma y mantiene charlas locales cuando deberíamos decidir salir de nuestra zona de confort y sentarnos con personas desconocidas hablando idiomas diferentes, contando y escuchando historias realmente asombrosas de otras culturas…

Si la conferencia dura varios días pues seguramente nuestra nueva zona de confort al siguiente día estará también entorno a nuestros nuevos amigos que conocimos ayer y deberemos seguir sentándonos en mesas diferentes cada vez que podamos… Si así lo decidimos, al término de nuestro viaje habremos  ampliado nuestra zona de confort de ¿cuantos amigos más?


Es una de las formas más efectivas de mejorar nuestro Juego Interno. Igual que levantando pesos cada vez más pesados nuestros músculos se fortalecen, para afianzar nuestra personalidad y nuestros marcos mentales tenemos que hacer cosas a las que no estamos acostumbrados, que nos causan miedo, vergüenza o incomodidad. Haciendo cosas a las que no estamos acostumbrados, además de vivir muchas nuevas experiencias, se nos irá abriendo la mente e iremos solidificando nuestra personalidad.

Zona de confort
Zona de confort


La forma más rápida de salir de nuestra zona de confort es pensar en algo que nunca hayamos hecho, y hacerlo. ¡Así de sencillo! Te propongo una Fórmula y de hecho es “La Fórmula del Cambio” para poder salir de tu zona de confort de forma segura y rápida.


Para querer salir de tu zona de confort y vencer la Resistencia al Cambio necesitas tres ingredientes básicos que son: Una insatisfacción que tienes en tu vida como por ejemplo el cigarro, multiplicándola por la visión de cómo sería tu vida sin el cigarro o sea sin tu insatisfacción y adicionar los primeros pasos para iniciar el cambio; siguiendo nuestro ejemplo sería ayudarte con unos parches, visitar a tu médico, escribir tu propósito en un cuaderno, etc…


Ah, y una cosa más: si sales de tu zona de confort constantemente, al final, el hecho de salir de tu zona, estará dentro de tu zona. Es decir, te acostumbrarás a hacer cosas a las que no estás acostumbrado. De hecho empezará a aburrirte soberanamente el hacer siempre lo mismo, la vida rutinaria ya no será para ti, y siempre estarás buscando nuevas experiencias.


Tendrás mucha seguridad en ti mismo porque tu zona de confort es muy amplia, y además tendrás un espíritu intrépido y aventurero porque siempre andarás buscando nuevas y excitantes experiencias que probar. Ten por seguro que cuando llegues a este punto, además, verás la vida desde otra perspectiva: te apetecerá mucho menos vivir una vida segura y lánguida, que una serie de experiencias profundas e intensas.


Salir de la Zona de Confort es una actividad muy importante para crecer como personas. Mientras que la mayoría de la gente se estanca, porque no les gusta cambiar sus rutinas, aquellos que de verdad persiguen sus sueños y están dispuestos a conseguirlo, saben que para lograrlo tienen que romper con sus hábitos, enfrentarse a sus temores, y hacer cosas que jamás pensaron que se atreverían a hacer.


Zona de confort: fórmula del cambio

Zona de confort

Eric Castellano Guy

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