Los efectos de la destrucción de los ecosistemas no se ven a corto plazo (aparentemente) y es probable que por ello no se pondera su protección como debiera ser. Ni empresarios ni gobiernos ni tomadores de decisiones han considerado seriamente lo que perdemos cuando destruimos un ecosistema. Los argumentos de los que desarrollan es claro: mayor inversión, más empleos, flujos de efectivo por pago de impuestos, entre otros. La famosa pugna entre economía contra ecología.
RECURSOS NATURALES ¿Será esta una de las razones por las que se están evaluando económicamente los recursos naturales? ¿Es válido analizar cuánto perdemos de valor económico de los ecosistemas, como una medida de hacer conciencia al respecto?
Los manglares son sitios de refugio en los primeros estadios de especies que después serán comerciales, que filtran el agua que llega al mar, que protegen la costa contra huracanes. También reconocemos que las selvas captan CO2 y generan oxígeno, que son vitales para la captación de agua y recarga de acuíferos y que de no tenerlas, sufrimos erosión y somos más vulnerables a fenómenos naturales.
De los arrecifes ni se diga, nuevamente protección contra oleaje, generación de playas, refugio de muchas especies; incluso otros ecosistemas poco conocidos como pastos marinos, son claves para la alimentación de especies como tortugas marinas y diversas especies de peces.
TundiAgardy, Directora del Programa MARES de la organización ForestTrends, se ha dedicado a evaluar el valor de ecosistemas marinos y a proponer un esquema de Pago por Servicios Ambientales, esto es que, con base en el valor que el ecosistema nos da, se invierte en su cuidado con el objetivo de que la degradación no provoque costos mayores.
Octavio Aburto, científico mexicano que colabora con el Instituto de Oceanografía Scripps en San Diego se ha dedicado a evaluar económicamente los servicios del manglar, en el Golfo de California. Tiene una visión muy clara de por qué no debe degradarse más este ecosistema y los números hablan: una hectárea de manglar vale (de acuerdo al servicio ambiental que presta) solamente por protección costera $8,240 usd por año; esto significa que esto es el costo de los daños en infraestructura que genera el no tener una hectárea de manglar protegiendo contra oleaje, tormentas tropicales y huracanes.
RECURSOS NATURALES. Debido a que no existe una valoración puntual para Quintana Roo, hagamos un ejercicio hipotético: Considerando los valores de protección costera del Golfo de California (hasta $8,240 usd por año) extrapolados a Q. Roo tendríamos lo siguiente: si nuestro Estado tiene, de acuerdo a CONABIO una superficie de 129,921 ha. de manglar, eso significa que este manglar le está dando un servicio ambiental de protección costera al estado de Quintana Roo de 1,070 millones de dólares al año.
Con base en diversos estudios, se ha estimado una pérdida de entre el 1% y el 2.5% anual de manglar en Quintana Roo; entonces, tomando el escenario más conservador y si Pitágoras no miente, estamos perdiendo anualmente 1,299 ha de manglar, es decir, un total de $10.7 millones de dólares por año.
¿Interesante no? Y en esto, solo hablamos del valor ambiental ligado a la protección costera, no consideramos otros impactos ambientales y sociales ligados a esta pérdida como lo son erosión de playas, pérdida de productividad pesquera, carbono no capturado e incluso la pérdida de empleos (y problemas sociales asociados) por el impacto directo de fenómenos meteorológicos en zonas sin protección de manglares.
Surgen varias preguntas en este sentido: ¿vale la pena flexibilizar entonces las leyes ambientales para poder construir en zonas de manglar? ¿Podemos generar un esquema de compensación ligado a estos 10.7 millones de dólares por año que perdemos a cambio del desarrollo turístico e inmobiliario?
¿Cómo integrar estos costos ambientales a los valores de los proyectos de inversión? La pregunta está en el aire, sin embargo, considero importante utilizar desde ya este valor económico que nos dan los ecosistemas como instrumento para la toma de decisiones sobre desarrollo, inversión y futuro de nuestra región.