De la empresa familiar a la familia empresaria

La familia empresaria crea nuevas formas de riqueza y valor para los integrantes
El profesor Marcelo Paladino y sus coautores Lucio Traverso y Paula Caputo no pudieron describir mejor el tránsito que se produce cuando “el emprendedor que creó una empresa (rentable) y que (en paralelo) tuvo (y mantuvo) una familia, con el tiempo (mucho), habla más de la familia que de la empresa”.
En un recomendable libro publicado por LID Editorial Empresarial en Argentina, los autores desmitifican algunos aspectos de las empresas familiares y distinguen aquellas que evolucionan hacia familias empresarias, “no sólo fruto del paso del tiempo, sino también de decisiones concretas, estratégicas y oportunas de los miembros de la familia”.
¿Qué rasgos distinguen a una familia empresaria? A riesgo de sobresimplificar un texto de 441 páginas que no tiene desperdicio, los autores responden: “la decisión de trascenderse a sí misma como familia, entendiéndose dinámicamente, en el devenir generacional”.
Estas familias crecen en términos empresariales transgeneracionalmente, convirtiéndose en una familia que, más allá de la industria que las vio crecer, “emprende y es capaz de crear valor de distintas maneras”.
Durante la lectura, me quedé con cuatro afirmaciones de las familias empresarias que llamaron poderosamente mi atención y que comparto para que las reflexionemos juntos:
1) Lo que determina que una familia sea empresaria es su capacidad de replicar en otros sectores y situaciones el logro empresarial original que ya tuvo tal familia en algún momento del tiempo.
2) La familia empresaria “sale del mero administrar lo dado, que implica preservar la riqueza y el valor, para aventurarse en el emprender colectivo que acelere y cree nuevas formas de riqueza y valor para el conjunto de los miembros de la familia”.
3) La trascendencia de las familias empresarias “implica ser capaces de pensarse (e insertarse) en diferentes negocios, en distintas industrias y disímiles etapas”.
4) Las familias empresarias “no se atan a la ilusión de mantener inalterable a una organización estática, sino que trascienden la línea originaria del negocio familiar para conformar un ecosistema empresarial capaz de crear valor y riqueza (constantemente) y adaptarse a las circunstancias siempre cambiantes”.
En síntesis, como lo explica el consultor Chileno Gonzalo Jiménez Seminario, “las familias empresarias son capaces de distinguir al objeto (la empresa) del sujeto intergeneracional (la familia)” y ello, en mi opinión, mueve los límites mentales de la familia en su conjunto, la incentiva a organizarse distinguiendo sus negocios de su patrimonio y la obliga a evaluar constantemente el buen uso de sus recursos y de la energía familiar disponibles en macroobjetivos acordados e interiorizados.
Bien dice el profesor Guillermo Perkins de IAE Business School en el prólogo académico del libro de Paladino: “la familia empresaria y la empresa familiar son dos organizaciones humanas con desarrollo simultáneo en el tiempo con mutua influencia”.
Cuando el desarrollo de ambas organizaciones se procura y se maximiza de manera balanceada, el potencial es infinito.