Los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia (12-13 años), siendo ligeramente mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas.
La intimidación, el comportamiento agresivo que se muestra entre estudiantes puede durar semanas, meses, e incluso años. Lo más sorprendente de todo es cuánto temor hay allí en las escuelas los estudiantes, controlan sus temores, viven con ellos y se ajustan a ellos”
Ese comportamiento de intimidación que tanto les gusta a los que lo practican puede ocurrir en cualquier parte de las escuelas.
El acoso escolar es una especie de tortura, en la cual el agresor sume a la víctima, a menudo en silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros. Este tipo de violencia escolar se caracteriza, por tanto, por una reiteración encaminada a conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que es ejercida por un agresor más fuerte que aquella.
El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto maltratador, generándose como consecuencia una serie de secuelas. Es común que el acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana.
En algunos casos, la dureza de la situación puede acarrear pensamientos sobre el suicidio e incluso su materialización, consecuencias propias del hostigamiento hacia las personas sin limitación de edad. Los que hostigan a otros se pueden ver por cómo actúan y uno los puede reconocer por cómo se ven.
Hay diferentes tipos de personas que practican la intimidación a otros. Los seguros son los que intimidan a otros disfrutando el momento y estando seguro de ellos mismos. Otros son los ansiosos que son los que no se concentran en lo que hacen y son menos seguros de ellos mismos.
El alumno que intimidó a otros en la escuela primaria tiende a hacer lo mismo con estudiantes que están en la secundaria.
En ocasiones, el niño que desarrolla conductas de hostigamiento hacia otros busca mediante este método obtener el reconocimiento y la atención de los demás, de lo que carece, llegando a aprender un modelo de relación basado en la exclusión y el menosprecio de otros.
Con mucha frecuencia el niño o niña que acosa a otro compañero suele estar rodeado muy rápidamente de una banda o grupo de acosadores que se suman de manera unánime al comportamiento de hostigamiento contra la víctima.
Es debido a la falta de una autoridad exterior, un profesor o un familiar que imponga límites a este tipo de conductas, proyectando el acosador principal una imagen de líder sobre el resto de sus seguidores.
A menudo la violencia encuentra una forma de canalizarse socialmente, materializándose en un mecanismo conocido de regulación de grupos en crisis: Destruir al que no es seguidor, al que se resiste, al diferente, al que sobresale académicamente, al que tiene principios morales[], las prohibiciones de jugar en un grupo, de hablar o comunicar con otros, o de que nadie hable o se relacione con él, pues son indicadores que apuntan a un intento por parte de otros de quebrar la autoestima del niño.
Se incluye dentro de este grupo de acciones el molestar a la víctima para hacerle llorar. Esta conducta busca presentar al niño socialmente, entre el grupo de iguales, como alguien flojo, indigno, débil, indefenso, estúpido, llorón.
El hacer llorar al niño desencadena socialmente en su entorno un fenómeno muy marcado en secundaria. De todas las modalidades de acoso escolar es la más difícil de combatir en la medida que es una actuación muy frecuentemente invisible y que no deja huella.
El propio niño no identifica más que el hecho de que nadie le habla o de que nadie quiere estar con él o de que los demás lo excluyen sistemáticamente de los juegos.
Hostigamiento. Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que consisten en acciones de acoso psicológico que manifiestan desprecio, falta de respeto y desconsideración por la dignidad del niño. El desprecio, el odio, la ridiculización, la burla, el menosprecio, la crueldad, la manifestación gestual del desprecio, la imitación burlesca son los indicadores de esta escala.
La Intimidación no siempre tiene que ser también de manera agresiva. La intimidación puede ser también a través de computadoras y teléfonos
Coacción. Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden que la víctima realice acciones contra su voluntad. Mediante estas conductas quienes acosan al niño pretenden ejercer un dominio y un sometimiento total de su voluntad. El que la víctima haga esas cosas contra su voluntad proporciona a los que fuerzan su voluntad diferentes beneficios, pero sobre todo poder social.
Los que acosan son percibidos como poderosos, sobre todo, por los demás que presencian el doblegamiento de la víctima. Con frecuencia las coacciones implican que el niño sea víctima de vejaciones, abusos o conductas sexuales no deseadas que debe silenciar por miedo a las represalias sobre sí mismo o sobre sus hermanos.
Exclusión social. Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan excluir de la participación al niño acosado. El “tú no”, es el centro de estas conductas con las que el grupo que acosa segrega socialmente al niño. Al ningunearlo, tratarlo como si no existiera, aislarlo, impedir su expresión, impedir su participación en juegos, se produce el vacío social en su entorno.
La carencia de empatía del acosador explica su incapacidad para ponerse en el lugar del acosado y ser insensible al sufrimiento de éste. La psicología actual, identifica en los acosadores escolares la existencia probable de una educación familiar permisiva que les puede haber llevado a no interiorizar suficientemente bien los derechos de uno deben armonizarse con los de los demás.
El niño mal educado en la familia probablemente reproducirá en la escuela los hábitos adquiridos. Ni respetará, ni tendrá empatía con los profesores, ni con sus compañeros.
La responsabilidad al respecto oscila entre la figura de los profesores que deben ser intermediarios en situaciones conflictivas y, evidentemente todo inicia en casa con la enseñanza de los padres.
Entérate: Acoso escolar “Bullying”