¿Gadgets como moda?

Los wearables y su efecto en la sociedad

Hace unos años, cargar con el celular (o múltiples celulares) en el cinturón o en la cadera era sinónimo de una persona con mucho trabajo, muy emprendedora, o con muchos contactos, ese estatus que a todos les encanta. Años atrás un reloj con cronómetro y funcionalidades para aviadores o para buzo era una prenda exótica que también demostraba lo interesante que podrían ser las actividades del que lo portaba; un walkman demostraba estilo y modernidad, el beeper era otro gadget que facilitaba la comunicación y al mismo tiempo le daba estilo a quien lo usara.
En la actualidad no ha cambiado mucho esta practica de convertir un dispositivo tecnológico en algo que denota estatus y estilo, pero este choque entre tecnología y utilidad ha estado dejando una huella que, mientras a unos fascina, otros los tiene envueltos en paranoia. Recordamos que en su inicio las computadoras medían una habitación entera, luego eran del tamaño de un televisor, después de un teléfono pero ahora nos enfocamos en dispositivos de ultima generación que se ven muy bien en nuestras muñecas. 
Comenzamos recordando la frase del caricaturista Chester Gould “Todo está en tu muñeca” cuando en 1946 añadió a su personaje ficticio El Detective Dick Tracy, un reloj con radio capaz de comunicarse con cualquier persona en el mundo con otro igual, y hoy esto es más que una realidad, a la par que las compañías de tecnología intentan deslumbrarnos con dispositivos como los smartwatch. 
Y para quienes aun tienen un poco de dudas sobre qué es este aparato, un smartwatch es la minimización de una computadora y sus componentes al tamaño y forma de un reloj de pulsera. No solo sus componentes, sino casi todas funciones. Aunque al inicio no se llamaban así, sino eran simples relojes digitales con algunas funciones extras como calculadora (quién no recuerda esos clásicos relojes de Casio con la diminuta casi inaccesible calculadora) o con algunos juegos que funcionaban con los botones laterales del reloj. 
Solo pasaron unos cuantos años para que IBM y CITIZEN comenzaran con lo bueno: calendario, bluetooth, memoria interna, sensor de huella digital y acelerómetro, aunque la batería solo durara unas cuantas horas el futuro era el presente. Una década ha pasado y los expertos en tecnología ahora explican un smartwatch como el compañero perfecto para un teléfono inteligente, porque muchos de nosotros vemos las pantallas del teléfono casi (o a veces más de) cien veces al día, así que un reloj inteligente está diseñado para ahorrarnos tiempo. 
La idea es por ejemplo, ver de inmediato un mensaje escrito en la pequeña pantalla del reloj o cualquier notificación que llegue al teléfono, y aunque en algunas ocasiones no se pueda contestar el mensaje es ahí donde encontramos que el reloj es un compañero del teléfono y no su reemplazo. 
De hecho hay cientos de aplicaciones descargables para estos dispositivos, con una interfaz de usuario diseñada específicamente para estos relojes. Grandes compañías como Facebook, WhatsApp, Twitter etc. Apostaron por formar parte de este nuevo estilo de vida. Al principio era más la publicidad que hacía ruido que el mismo consumo de estos productos y es que lo que ahora conocemos como Smartwatches aún eran un poco aparatosos y la gente no se compraba eso de que fueran tan útiles. Pero hay una zona en especifico donde tener electrónicos en tu muñeca cobra sentido: el monitoreo de salud. 
Existen dispositivos que miden el ritmo cardíaco, el sudor, estrés, sueño y condición física. El objetivo de añadir tanta tecnología en un espacio tan reducido es ayudarnos a aprender a monitorear y mejorar nuestros hábitos y actividades cotidianas. Dispositivos como Apple Watch hacen un seguimiento de cuántos pasos da una persona al día, cuántas calorías aproximadamente se han quemado y hasta vienen integrados con entrenamientos específicos para cada necesidad. 
Google anunció en 2014 su sistema operativo meramente diseñado para relojes inteligentes para que sean activados con control de voz, Motorola lanzó al mercado el primer smartwatch redondeado para añadir un estilo más clásico al diseño cuadrado y un tanto incómodo que el mercado ofrecía. En otras palabras el mercado de los dispositivos denominados wearables están en una batalla eterna para llegar no solo a ocupar un lugar en nuestro cuerpo, sino una batalla por nuestra lealtad, por nuestros datos y nuestro dinero.