La otra cara de Europa…

Emprender un viaje es de las pocas cosas que compras y que te hace más rico. ¿Quién pensaría irse a Europa con tan sólo 12 mil pesos? Pues era lo único que tenía en el banco. Hace un par de meses surgió la oportunidad de conocer Bélgica con la facilidad de quedarme en casa de conocidos y así no pagar hospedaje. No lo vi muy viable en su momento, tenía poco que empezaba a ahorrar y claro, uno quiere darse ciertos lujos cuando se va a conocer otro país. Ya tenía que tomar una decisión y buscar el apoyo en mi trabajo para faltar esos días y para el boleto de avión y… ¿qué creen? en menos de una semana ya estaba en pleno vuelo.
Me pasaron el tip de una aerolínea europea de bajo costo llamada Jetarifly y dije, bueno, peor que Vivaelautobús no puede ser y ahí compré el boleto a un super precio. Ya me había resignado a viajar como guajolote, a no esperar ninguna comodidad tipo Clase Premier y vaya sorpresa, nada de tacañerías ni malos tratos. A pesar de ser línea de bajo costo, tanto el servicio como los alimentos son de muy buen nivel. Primera grata impresión.
Luego de un vuelo directo Cancún-Bruselas, mi punto de partida fue una bellísima ciudad llamada Dendermonde. Pude conocerla en bicicleta y sus paisajes te vuelven loco, así como el grado de conciencia que tiene la gente. En cada casa separan la basura y el dinero de las bolsas que se compran para utilizar en el proceso de separación, es el sueldo de los recogedores ¿qué tal?
Nos movíamos en tren y tuve la fortuna de que los menores de 26 años pagan 6 euros a cualquier lugar dentro de Bélgica. Eso es algo que me dejó impresionada, la facilidad económica que te dan para poder viajar dentro de Europa, pareciera que te motivan a conocer, viajar más, a que te culturices y abrir tu panorama. Gracias a ello pudimos ir a Ámsterdam, una ciudad muy abierta y tolerante. Después de entrar a las famosas Coffe Shops, donde puedes libremente fumar un porro de mariguana, queda la noche ir al Barrio Rojo y caminar mientras ves a mujeres semidesnudas en vitrinas. En el lugar se percibe cómo a pesar de ser tan abiertos con la legalización de ciertas drogas y de la prostitución (ambos controlados), la ciudad es muy segura ya sea en el día o en la noche. Ah, también vimos en Amsterdam una tienda naturista cuyos productos para la salud contenían mariguana. PAG 16 1
Otra de las cosas que más me impactaron fue la cultura de las bicicletas. Que hermoso fue ver tres pisos de estacionamiento repletos de bicicletas, puedes observar a cualquier persona de diferente clase social moverse en bici. Claro, las condiciones son óptimas: los autos respetan tanto al peatón como al ciclista. Los ciclistas tienen su propio carril, el clima te permite salir a cualquier hora sin que te dé insolación, en fin, las ventajas del uso de la bicicleta son enormes: no contaminas, no gastas en gasolina y al mismo tiempo haces ejercicio. Todo igualito que aquí en México
De los últimos lugares que visité fue Berlín y vaya qué sorpresas me dio. Caminando por la capital, por supuesto fuimos a los lugares icónicos pero no sólo eso, conocí un Berlín muy diferente a como lo imaginaba. De todos los lugares que visité, fue donde más escuché ambulancias y patrullas. Zonas no tan lejanas del centro muy sucias y con grafito y hasta llantas de bicis robadas, pero lo que se llevó el premio fue cuando llegamos a la zona de bares turísticos y bajándonos del metro, se nos acercaron varias personas de color a ofrecernos droga. Y no sólo ahí, en la misma zona, caminando sobre un puente, vimos otra área repleta de personas de color también ofreciéndonos droga. Lo impactante fue que lo hacían en plena calle, en plena estación del metro y sin ninguna preocupación. Sí llegaron a intimidarnos: altotes, piel oscurísima, fornidos y en grupitos pero, en el momento en el que te negabas, se daban la vuelta y buscaban otra víctima (fijándose que fueran turistas). Ya después de pasar varias veces, hasta te acostumbras a su presencia. Pero Berlín por supuesto es una ciudad con una tremenda oferta cultural, además de sus importantes museos, monumentos y varios lugares turísticos que enriquecen el itinerario de los visitantes.
Estas experiencias son el premio de viajar, nadie te lo cuenta. Regresas con otra perspectiva, con un nivel de conciencia que te permite evaluar lo mucho que nos falta trabajar como ciudadanos para mejorar nuestro país. Y en mi caso con ganas de seguir ahorrando para conocer nuevos lugares que permitan forjar un camino lleno de gratas experiencias y lejos de la ignorancia…