La iniciativa pretende ser pionera en sostenibilidad y gestión de sus residuos mediante el uso de energías limpias. No obstante, colectivos animalistas consideran que la industria ganadera es la más contaminante y denuncian que, mientras siga existiendo, la crisis climática continuará aumentando.
La primera granja flotante se encuentra sobre una de las vías fluviales del puerto de Róterdam (Países Bajos), en Merwehaven, sobre una plataforma de tres pisos. En ella viven una cuarentena de vacas que son utilizadas para producir alrededor de 800 litros de leche al día. Una de las desarrolladoras de esta iniciativa, Minke Van Wingerden, comenta que la idea es producir “alimentos frescos y saludables en el agua cerca de la ciudad”. Sin embargo, colectivos animalistas ven este proyecto como un parche a una de las industrias más contaminantes y consideran que no es una solución a la crisis climática.
La granja, que pronto comenzará a vender carne y abono también, presume de su tecnología y sostenibilidad para funcionar ya que el techo de la estructura se aprovecha para recoger el agua de lluvia, la energía se produce en paneles solares y la orina y las heces de las vacas se purifica para cultivar.
Así mismo, la plataforma está equipada con lo último en tecnología lechera; como un sistema de alimentación automatizado, robots que ordeñan y recogen el estiércol, estaciones de limpieza automáticas y furgonetas eléctricas para el reparto de los productos.
En un mundo superpoblado, donde la tierra cultivable disminuye y la polución se concentra en las grandes urbes, la empresaria Van Wingerden vio la oportunidad de invertir en el agua y explotar este medio construyendo una granja que le permite obtener y comercializar los productos animales de un modo “autosostenible”. Una apuesta empresarial que contó con 2.7 millones de euros de inversión.
“La única solución es cambiar el modelo de consumo”
Diferentes colectivos animalistas cuestionan la “sostenibilidad” de esta granja y su contribución en la lucha contra la contaminación del planeta. “Este tipo de proyectos revela desde la naturaleza de su propio ser la gran problemática medioambiental y de aceleración del cambio climático que existe en torno a la producción de alimentos cárnicos”, denuncia David Herrero, coordinador general de la ONG Equalia.
En esta misma línea, el Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) considera que “la propia emisión de gases y producción de cereales para la alimentación de los animales es lo más contaminante”. Laura Duarte, presidenta de PACMA, opina que es positivo que se haga una gestión de los residuos más respetuosa, sin embargo, cree que esto no soluciona el problema “porque la contaminación va a permanecer y la industria seguirá siendo contaminante”.
Las nuevas formas de alimentar al planeta pasan por “producir alternativas vegetales”, apuntan desde Equalia
Ambas organizaciones subrayan la idea recogida en el informe del grupo intergubernamental de expertos sobre cambio climático (IPCC) de la ONU, que urge a los gobiernos cambiar el uso de los suelos y mantiene la necesidad de reducir las dietas basadas en productos cárnicos: “Las nuevas formas de alimentar al planeta pasan no sólo por crear condiciones más sostenibles en la ganadería, sino en producir alternativas vegetales capaces de abastecer a toda la población”, apunta el coordinador de Equalia.
Además, el partido animalista ve insuficiente cualquier medida que mejore el medio ambiente sin tener en cuenta el trato que reciben los animales: “Lo que más nos importa es la explotación y sufrimiento al que se somete a los animales y esto es incompatible con el modelo de consumo que tenemos actualmente”, denuncia.
España, principal productor de cerdo de Europa
La macroproducción de cerdo en España, conlleva un gran problema de contaminación que afecta a la salud de millones de seres humanos. La concentración de la industria afecta especialmente a Catalunya y Aragón, que acogen a cerca de la mitad de los cerdos del país.
Según PACMA, el 41% de los acuíferos de Catalunya están contaminados como consecuencia de la contaminación de las granjas. Actualmente hay 147 municipios catalanes con problemas de acceso agua potable y la Generalitat se gasta seis millones al año para abastecer a estas poblaciones de agua, según datos del año 2017. “La industria ganadera tal como esta entendida es perjudicial para el medio ambiente y los animales y la única solución es cambiar el modelo”, concluyen desde el partido animalista.
Por María Duarte
Con información de publico.es