Países europeos bajan impuestos para crecer

Impuestos

La tasa de los impuestos a las utilidades de las empresas en la zona euro promedia un 25 por ciento. En México, el mismo impuesto ronda el 35 por ciento

 Suiza, con pocos recursos naturales, tiene uno de los mayores niveles de vida del mundo

La Gran Crisis de 2008, que colapsó el sistema financiero global, fue enfrentada por la mayoría de los países desarrollados con incrementos en sus gastos, así como en el déficit público y en la deuda pública. Esto ha preocupado a los mercados acreedores por lo que los distintos gobiernos han elevado los impuestos para poder disponer de más recursos y así afrontar la crisis y sus consecuentes costos, como son los derivados del pago de los seguros de desempleo o de las primas de despido en los casos en que existan.

Con estos recursos adicionales se ha pretendido reactivar las distintas economías, rescatar a las empresas y bancos que han quebrado, incrementar la generación de empleo y el consumo, en fin, tratar de reactivar las distintas economías.

Sin embargo, conforme pasan los años queda más claro que la estrategia de elevar los impuestos no ha resuelto el problema del bajo crecimiento o incluso de recesión, el desempleo elevado y la abultada deuda pública. Un caso extremo ha sido el de Grecia, nación que sigue inmersa en una grave crisis después de siete años de contracción en su producción y empleo.

En el caso de varios países, incluso fuera de la zona europea, la crisis financiera se ha trasmitido al entorno político, ya que la población no entiende por qué su situación económica empeora cada día más y busca un culpable, lo que ha hecho viables candidatos que tienen propuestas inviables o absurdas.

Por lo mismo, diferentes países en este continente han bajado los impuestos que cobran a las empresas para que dispongan de recursos para cumplir con sus deudas y además puedan invertir y crear empleos.

La tasa del impuesto a las utilidades de las empresas en la zona euro promedia es en la actualidad 25 por ciento, que es mucho menor que el que pagan las empresas en México, sobre todo si se toman en cuenta el impuesto a los dividendos y el pago por el reparto de utilidades.

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Destacan algunos países bálticos que tenían impuestos a la renta superior a 60 por ciento y lo han disminuido de manera importante; por ejemplo, el impuesto a la renta para las empresas en Suecia es ahora de 22 por ciento. Todo esto, sumado a su mayor productividad hacen que su competitividad sea muy elevada y así pueden incrementar sus exportaciones.

Un caso muy relevante en el actual entorno de crisis es Suiza, pequeño país con apenas ocho millones de habitantes, pocos recursos naturales, sin acceso al mar pero que tiene uno de los mayores niveles de vida del mundo (el PIB per capita es superior a 80 mil dólares al año), así como uno de los gobiernos con menores niveles de corrupción, un robusta democracia y un entorno que propicia la actividad empresarial.

Este país ha tenido deflación (o sea que los precios están disminuyendo) en los pasados años, una fuerte apreciación del tipo de cambio y recesión en los principales países que son sus mercados con los que comercializa, todo lo cual haría pensar que tiene una grave crisis interna. Sin embargo, es todo lo contrario ya que es de los pocos que ha estado creciendo en Europa y con uno de los niveles de desempleo más bajos de los países desarrollados.

Su secreto para lograrlo ha sido el elevado nivel de educación para la población con muy estrictos exámenes de ingreso para los distintos niveles (no existe eso de “pase automático”), una deuda pública muy baja, menor que la del gobierno mexicano (de 34 por ciento del PIB) y una tasa federal del impuesto a las utilidades de las empresas de sólo 17.9 por ciento. Esto permite que sus empresas sean muy productivas y competitivas.

En los momentos en los cuales que se evalúa en el Congreso de México el programa económico para el próximo año es conveniente recordar que nuestros productos están compitiendo en el mundo contra fabricantes que tienen bajos impuestos y un ambiente que propicia una elevada productividad. Ir en contra de este entorno global se traducirá en menores ventas y crecimiento económico, menos empleos y salarios más bajos.

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