Desarrollo Humano

Síndrome del “Burnt Out” o Síndrome del Desgaste

Burn Out

El Burnt out Ataca principalmente a los trabajadores de la salud, especialmente aquellos que están en contacto con enfermos terminales o en urgencias, a la profesión docente y a altos ejecutivos y funcionarios tanto de empresas privadas como estatales.

Un alto ejecutivo, de un consorcio turístico en expansión, me externa la preocupación que tiene de “quemarse” y quiere evitar que esto llegue a suceder. Con el crecimiento del consorcio su responsabilidad e importancia laboral se han incrementado considerablemente. Sabe que tiene la capacidad para enfrentar el reto y está muy ilusionado por ello; pero también recuerda algunos casos de conocidos suyos que estaban en lo “alto” y se destruyeron; se “quemaron”.

El síndrome del “burnt out”, término que proviene de la industria aeroespacial y significa “agotamiento de carburante”, y que fue identificado en los años 70, es producto directo de las condiciones laborales de las épocas recientes caracterizadas por la gran demanda de tiempo y responsabilidad que requieren de los trabajadores, por dar salarios insuficientes y pocos recursos, tanto económicos como materiales y humanos para que éstos puedan cumplir con las demandas y exigencias que las instituciones les requieren.

Ataca principalmente a los trabajadores de la salud, especialmente aquellos que están en contacto con enfermos terminales o en urgencias, a la profesión docente y a altos ejecutivos y funcionarios tanto de empresas privadas como estatales. Las mujeres son más susceptibles de sufrirlo debido a la “doble jornada” que desempeñan muchas de ellas. Este síndrome invade la esfera física, mental, conductual e incluso la espiritual. Es un proceso progresivo. Empieza con una sensación gradual de desgaste laboral. Hay una pérdida del idealismo inicial y una percepción de falta de logros.

Los síntomas abarcan los siguientes aspectos:

  1. Físicos: fatiga, problemas de sueño, dolores de cabeza, impotencia, trastornos gastrointestinales, etc.
  2. Emocionales: irritabilidad, ansiedad, depresión, desesperanza, sensación de fracaso, de incapacidad, tristeza, abandono, melancolía, incluso ideaciones suicidas. etc.
  3. Conductuales: agresividad, cinismo, suspicacia, actitudes defensivas, abuso de sustancias, (alcohol, tabaco, drogas), trastornos de alimentación, ausentismo, etc.
  4. Interpersonales: pobre comunicación, aislamiento, falta de concentración en la tarea, atención deficiente hacía lo que dicen los otros, etc.
Burnt Out
Burnt Out

Estos síntomas repercuten en el individuo, en su medio familiar y laboral. El síndrome lo padecen, principalmente, personas altamente calificadas y comprometidas para las cuales los intereses profesionales predominan por sobre los intereses personales y familiares. Generalmente los compañeros de trabajo y los familiares son los primeros en detectar los inicios del “burnt out“. Es importante escucharlos. ¿Cómo se puede evitar el síndrome?
En el área laboral:

  • Trabajar mejor en vez de más.
  • Establecer objetivos realistas y factibles.
  • Huir de la rutina.
  • Hacer pausas y darse un respiro para reflexionar.
  • Tomar distancia emocional y procurar no llevarse el trabajo a casa; ni en las manos, ni en la cabeza.

En el área personal.

  • Pensar en los éxitos y en los aspectos positivos y gratificantes en lugar de los errores y pequeñas fallas.
  • Conocerse a sí mismo, tener una autoestima positiva, reconocer los propios límites y aprender de los errores.
  • Darse tiempo para el reposo y la relajación y tener una alimentación adecuada.
  • Plantear fronteras entre el trabajo y el hogar.
  • Mantener vida privada.

En el área social.

  • Buscar apoyo de la pareja, de los amigos y de los compañeros.
  • Si es necesario buscar asistencial médica y psicológica.

En el área institucional.

  • Mejorar las condiciones de los trabajadores. Aquellos que tienen más comunicación y buenas relaciones con sus jefes tienen menos riesgo de “quemarse”.

La percepción de sentirse abrumados por la cantidad de trabajo. El tedio en la labor diaria, la ausencia de expectativas de mejoría, las fuertes presiones hacia un óptimo desempeño, la caída salarial, la sensación de impotencia que todo lo anterior genera desembocan en una sensación de vacío existencial, de incompetencia y causan un estrés prologado que mina las defensas corporales llevando a la enfermedad. Debilitan las técnicas de respuesta de los individuos lo que deriva en sensaciones de agobio, desprotección e impotencia para oponerse a las estructuras de un sistema vivenciado como implacable.

Todo lo anterior precipita el síndrome del “burnt out” y la disminución de habilidades del individuo hasta llegar a la total incapacidad para enfrentar la situación laboral lo cual deviene en ausentismo por enfermedad o falta de energía, y, finalmente, en un despido de aquel, que en su momento, fuera un buen trabajador.

Síndrome del “Burnt Out” o Síndrome del Desgaste

Miren L. de Izaurieta

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