Humedales: ecosistemas olvidados a pesar de ser los más necesitados

Humedales: ecosistemas olvidados a pesar de ser los más necesitados

Considerados poco productivos, los humedales son ecosistemas vitales para las actividades humanas, por el agua que concentran, así como un aliado en la lucha contra el cambio climático, por el carbono que capturan

Considerados ecosistemas poco productivos, el papel de los humedales ha sido relegado durante años en el ámbito medioambiental. Un factor que ha hecho mella en su estado de conservación actual. “Es muy preocupante”, aseguró la Secretaria General de la Convención de Ramsar sobre los Humedales, Martha Rojas. “Se ha perdido casi el 90 por ciento de la superficie de los humedales del mundo… Nos queda solo el 10 por ciento de lo que había originalmente”, agregó la directiva colombiana.

A ello, hay que sumarle que “la tasa de pérdida es la más rápida de todos los ecosistemas. Estamos perdiendo humedales tres veces más rápidamente que bosques”, lamentó. Se trata del “ecosistema más amenazado hoy, y al mismo tiempo el que da beneficios y servicios que son absolutamente esenciales para todas nuestras actividades, incluyendo las económicas”, recalcó, apuntando al agua.

Rojas apuntó que la Convención Ramsar, la máxima regulación internacional para la protección de los humedales que se firmó en Ramsar (Irán) en 1971, es “la única Convención que se focaliza en un ecosistema en particular”.

Igualmente, destacó el compromiso de 171 países para trabajar en la conservación de los mismos. “Se han designado más de 2.400 áreas de humedales de importancia internacional y más del 60% de los países han desarrollado políticas de cómo utilizar de forma sostenible esos ecosistemas”, detalló.

América Latina es la segunda región, por detrás de Oceanía, que menos sitios Ramsar concentra, con 210. No obstante, la extensión de los mismos supera a los ubicados en Europa.  

México es el país con más sitios Ramsar en el mundo (142), detrás de Reino Unido (173), mientras que Bolivia tiene la mayor superficie bajo protección: 148.000 kilómetros cuadrados.

Una región con mucho valor que reconocer

Para la directiva colombiana, “uno de los grandes desafíos de América Latina es la falta de concienciación del valor de los humedales”. En este sentido, apuntó que mientras que se reconoce el valor de los bosques y el aporte de los océanos, los humedales han quedado relegados. “Hay una concepción histórica de los humedales vistos como sitios que se deben civilizar, secar, utilizar para hacer algo más útil”, lamentó.

Así, aunque recalcó que “el mayor problema es el cambio de utilización la de tierra, ya sea para agricultura o urbanización”, también apuntó a otras problemáticas como cambios en el flujo del agua. “Muchas veces el agua que se requiere para que los humedales puedan seguir siendo ecosistemas sanos, se desvía para plantaciones ya sea de banano o de planta aceitera”, lamentó.

Humedales

A pesar de ello, Rojas consideró que los estudios científicos que se han llevado a cabo durante los últimos años han permitido recopilar más datos sobre su papel en la lucha contra el cambio climático.

“Los humedales son los ecosistemas más eficaces para acumular carbono, por ejemplo, las turberas que cubren el 3 por ciento del planeta almacenan dos veces más carbono que todos los bosques del planeta y juegan un papel muy importante en la prevención de desastres, al regular las inundaciones y las sequías”, subrayó. Teniendo en cuenta el papel que están tomando las llamadas ‘soluciones basadas en la naturaleza’ en la construcción de un escenario post-pandemia, espera que “conservar los humedales no sea solo una agenda ambiental, sino una agenda de desarrollo y una agenda de sostenibilidad”.

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Una joya devorada por las llamas 

América Latina acoge el mayor humedal del mundo: El Gran Pantanal, un ecosistema que comparten Brasil, Bolivia y Paraguay, en el que “convergen elementos biogeográficos de la Amazonia, la Chiquitanía, el Cerrado y otros biomas sudamericanos que la hacen singular”. Se trata de “sabanas inundables neotropicales muy singulares de la biota Sudamericana”, dijo a DW Daniel Larrea, Coordinador del Programa de Ciencia y Tecnología de ACEAA Conservación Amazónica de Bolivia.

El Gran Pantanal sufrió una serie de incendios.

No obstante, el humedal sufrió fuertes incendios meses atrás. “Es una de las regiones del continente que, junto con el Cerrado y la Chiquitanía, está sufriendo una fuerte degradación y pérdida de sus ecosistemas naturales”, lamentó Larrea, que explicó que se han llevado investigaciones sobre el impacto potencial del fuego. Dicha información “ha ayudado en parte a orientar las acciones de respuesta o atención a la emergencia y generar sensibilidad sobre los recursos tangibles e intangibles que se están perdiendo. No obstante, es necesario generar líneas de acción preventivas que requieren consensos entre actores públicos y privados a escalas regional y local”, consideró.

Las llamas también se desataron durante semanas en el país vecino, devorando el sistema de humedales argentino más importante. “El Delta del Paraná es uno de los más relevantes de toda la cuenca de la Plata que incluye cinco países de la región: Argentina, Uruguay, Brasil, Bolivia y Paraguay”, dijo Ana Di Pancracio, de FARN Argentina.

“Ha habido un avance del extractivismo en las últimas décadas en el Delta del Paraná que pone en riesgo la integridad ecológica como los medios, modo y calidad de vida de las comunidades que lo habitan”, dijo la directiva de la organización argentina que participa en la campaña organizada por la sociedad civil reclamando una ley de humedales.

“Los humedales no cuentan con protección legal. Esto los deja desprotegidos ante el avance de la industria agropecuaria e inmobiliaria principalmente”, dijo Laura Vidal, miembro del área de campañas de Greenpeace Argentina, que también apuntó a la deforestación, la caza furtiva y la sobrepesca como otras amenazas de estos valiosos ecosistemas.

Considerados poco productivos, los humedales son ecosistemas vitales para las actividades humanas, por el agua que concentran, así como un aliado en la lucha contra el cambio climático, por el carbono que capturan