¿Vas a dar un préstamo a familiares o amigos? Te interesa…

Tarde o temprano alguien tocará a tu puerta con un problema que requiere dinero -el cual no tiene– para resolverlo. ¿Se lo negarías? La respuesta no es sencilla, lo sé, ya que depende de la persona, de la situación por la que esté pasando y de tu propia situación financiera. Sin embargo hay ciertos cuidados que debes de tener al otorgar un préstamo a familiares o amigos, tanto para que no seas tú quien caiga en un descalabro financiero, como para que tampoco el préstamo desemboque en un problema familiar o en la pérdida de una amistad. Pero vayamos acotando: En esta ocasión me refiero específicamente a préstamos comunes, esos que se solicitan porque no se tiene dinero para terminar la quincena, para pagar la tarjeta, la luz, las colegiaturas o la renta. ¿Qué hacer en estos casos?
1) Define un monto máximo que puedes dedicar a otorgar préstamos personales.
No me refiero a lo máximo que le puedes dar a una sola persona, sino un monto que no debiera ser rebasado por la suma de todos los préstamos que has dado y que no has recuperado, así sea a una o varias personas e indistintamente el momento en que lo hayas otorgado.
Objetivo: No descapitalizarte por estar financiando a otros.
2) Por ningún motivo te endeudes por prestar dinero a alguien más.
En todo momento el dinero que vas a entregar debe ser tuyo y no sacado de tu tarjeta de crédito, de un préstamo personal o fungiendo como intermediario con un tercero. Por más promesas sinceras que te haga la persona no son más que buenas intensiones, ya que siempre estará latente el hecho de que algo puede salir mal (no recibe el dinero que esperaba, no logró vender aquello de donde pensaba obtener el dinero, eventos “urgentes” que le impiden no pagarte a tiempo) siendo tú el responsable de pagar a bancos o prestamistas y teniendo que absorber los intereses generados.
Objetivo: Evitar acabar endeudado por cubrir un compromiso de otro.
3) Verifica que no requieres en el corto plazo del dinero que consideras dar en préstamo
Dice el refrán popular “No se trata de desvestir a un Santo para vestir a otro” y los temas financieros no son la excepción. Como comentaba en el punto anterior, toda promesa que te haga quien te pide el dinero, con toda su honestidad, no pasa de ser una buena intensión, y no se trata de que ahora seas tú quien no pueda pagar la luz, las colegiaturas o la renta.
Objetivo: No dejar de cubrir las necesidades de tu familia ni faltar a tus compromisos de pago por cubrir las necesidades y compromisos de alguien más.
4) No vuelvas a otorgarle un préstamo a quien te debe
Éste punto tiene una especial importancia ya que existen muchas personas que hacen de pedir prestado su forma de vida. Y si se trata de alguien cercano, lo mejor que puedes hacer es dejar de ser su vaca. Considera que cada vez que consigue un préstamo sin haber pagado lo anterior lo único que logras en realidad es reforzar en el deudor la idea de que su crédito es ilimitado, y en muchos casos, que es alguien muy listo que sabe aprovecharse de las oportunidades que da la vida… Lo cual te deja a ti, en el mejor de los casos, como una de tantas personas ingenuas de las cuales puede obtener los recursos que necesita.
Objetivo: No volverte blanco de un deudor empedernido Pag-18-(2)
5) Practica la asertividad, es decir, el arte de decir NO
A muchas personas les estresa decir NO. Ya sea por la cercanía a quien nos pide el dinero, porque tememos herir alguna susceptibilidad, por presión social o familiar (el famoso qué dirán), e incluso por considerarlo un deber, puede llegar a ser muy difícil negarle a la persona el préstamo ¡así sea lo que en realidad queremos hacer! Sin embargo hay una técnica sencilla que nos brinda la asertividad que puede facilitarte el negarte:
Establece el hecho que te motiva a negarte
Reconoce como te afecta anímicamente (la técnica le llama “sentimientos”)
Determina la conducta concreta a seguir (en este caso, la negativa a conceder el préstamo)
Define la consecuencia de la acción
Veamos cómo funciona con algunos ejemplos:
Supongamos que una persona cercana te pide dinero y tú estás cerca de pagar tu tarjeta de crédito. Buscando ser asertivo tu negativa quedaría “Lo lamento (conducta), pero debo pagar mi tarjeta de crédito (hecho) y no quisiera tener que pagar intereses moratorios ni gastos de cobranza (consecuencia), por lo que tampoco me gustaría llegar a tener problemas contigo por no pagarme a tiempo (sentimiento)“.
Ahora supongamos que quien te pide el dinero no te ha pagado un adeudo anterior. Tu respuesta podría ser “No sé si recuerdes pero hace tiempo te presté dinero que no me has devuelto (hecho) el cual me ha hecho falta (consecuencia). No me gustaría llegar a tener problemas contigo (sentimiento) por lo que considero que es mejor no incrementar lo que ya me debes (conducta)“.
Objetivo: Negarte cuando es necesario, sin ofender a quien te pide prestado pero tampoco cediendo a una acción que no deseas llevar a cabo
6) Recupera el dinero que has otorgado en préstamo a familiares o amigos
La mayoría de las personas no somos prestamistas, por lo que andar de cobratarios nos resulta incómodo. Pero tampoco se trata de andar por la vida perdiendo dinero, así que es bueno tener en mente algunas estrategias que te ayuden a cobrar a aquellos que parecieran no tener la intensión de pagarte lo que te deben:
Desde que otorgues el préstamo queda en una fecha de pago, con lo cual, al llegar la fecha, de manera natural puedas solicitar el cobro con algo parecido a “Hola X, cuando me pediste el dinero me comentaste que hoy podrías pagarme
Si prefieres un método indirecto, pregúntale por aquello por lo que te pidió el dinero prestado. Por ejemplo “¿Siempre te alcanzó lo que te presté para pagar lo que necesitabas?“, o “¿Cómo sigue tu hija? ¿Sirvió la medicina que me comentaste necesitabas comprar?”.
Aplicando la asertividad: “Hola X, no sé si recuerdes que me pediste dinero prestado (hecho), pero ya lo necesito para cubrir mis propios compromisos de pago (consecuencia). Por ello necesito que me pagues (Conducta). Te ayudé en su momento y considero que es el momento de que seas recíproco y hagas lo necesario para devolverme el dinero (sentimiento)“.
Objetivo: Recuperar tu dinero
7) Condonando la deuda
Es posible que por algún motivo decidas no cobrar el adeudo, y si ésa es tu decisión, adelante. Sin embargo no podemos perder de vista el cuarto punto: evitar caer en las redes de deudores habituales. Si la persona intentó pagarte, aunque tú no hayas aceptado el dinero su compromiso habla bien de ella y es factible volver a prestarle. Si la persona no acostumbra pedir prestado y acudió a ti por una situación extraordinaria ante la cual le indicaste que no se preocupe por pagar, también podría ser sujeta a un nuevo préstamo. Pero aún así es importante que seas consciente de cuántas veces le has prestado y condonado la deuda, ya que no se trata de que abuse de tu buen corazón. Si reincide y reincide, quizá seas tú quien no ha querido ver que esta persona ya vio en ti una vaca.
Objetivo: Practicar el altruismo y la solidaridad, sin llegar a ser víctima de personas abusivas
8) Ten un fondo que te sirva para prestar dinero
En lo personal me ha sido de mucha utilidad tener un fondo de ahorro del cual hago uso cuando decido otorgar un préstamo. No es que haya creado un fondo específico para ello, sino que tengo provisiones de mediano y largo plazo que me sirven para apoyar a mis amigos y familiares cuando lo necesitan. Un ejemplo es el Fondo de Emergencias del cual hemos hablado en el pasado, siendo el secreto, como vimos en el punto uno, definir una cantidad máxima que se pueda dar prestada para tampoco quedarnos desprotegidos ante una emergencia. Y si por una emergencia tuviste que utilizar el fondo, entonces es posible que por el momento no debas realizar préstamos.
Objetivo: Tomar el dinero que darás prestado de tus ahorros para así no afectar tu flujo de efectivo ni tus provisiones de corto plazo, las cuales usualmente las tienes ya comprometidas.
Para concluir les comparto una máxima que siempre debiéramos tener en mente cuando estamos en la disyuntiva de otorgar un préstamo: Presta sólo la cantidad de dinero que puedes darte el lujo de perder.