Había robado unas piezas de pan para sus hermanitos quienes literalmente, estaban muertos de hambre. Años después, Jean Valjean, el protagonista de la clásica novela de Victor Hugo, Los Miserables, se escapa de la cárcel, donde injustamente, cumplió largos años de prisión.
Valjean, desamparado, tocó la puerta de un Monseñor quien le dio hospedaje. A pesar del buen corazón del anfitrión, salió a media noche, hurtando objetos de plata. Para su desgracia es apresado por la policía cuando huía. Al llevarlo ante la presencia del monseñor Myriel, en lugar de acusarlo, lo protegió: declaró haberle obsequiado los artículos. Valjean quedó impactado emocionalmente por esta acción tan noble.
El fugitivo empezó a tomar conciencia de su regeneración. Cambió de nombre y tras el invento de un sucedáneo del azabache se enriqueció, fortuna que sirvió para ayudar a los más necesitados. Sin embargo, un inspector de policía Javert, nunca cesó de buscarlo y querer regresarlo a prisión.
Admirado y querido por el pueblo, se convierte en alcalde pero se encuentra con su perseguidor Javert. Tiempo después, confunden a un campesino que se había robado una rama de manzana con Jean Valjean y luego de una lucha con su conciencia, decide confesar la verdad por lo que es detenido nuevamente.
La injusta historia de Valjean, es apasionadamente más larga, y con muchos más sucesos impactantes, pero quise traer de visita a Victor Hugo para comparar el trato que aún hoy día, se les da a inocentes mientras que defraudadores viven en total impunidad. Transportémonos ahora a tiempos recientes: ¿qué pasa con los ex gobernadores de Chihuahua, Veracruz, Quintana Roo, Durango, Tamaulipas, entre muchos otros que saquearon sus estados? Y también con todos los Partidos Políticos que recién se supo tienen un adeudo de 626 millones de pesos repartidos entre su obligaciones con el SAT, Infonavit, IMSS, predial…
Nada, no pasa nada y ahí el tremendo enojo de millones de ciudadanos que observamos el cinismo de tantos servidores públicos. Valjean fue querido por su pueblo porque no se enriqueció con recursos públicos sino producto de su trabajo y cuando fue alcalde, lejos de robarse el presupuesto, se dedicó a ayudar y apoyar a su gente. ¿Cuándo estarán los verdaderos delincuentes encarcelados? Ya urge que historias de injusticia como en Los Miserables no sean la constante y sí que los servidores públicos rateros, sean duramente castigados…