ENERGIA MUNDIAL. La dependencia del petróleo a nivel global se mantendrá por lo menos hasta 2045, no sólo por ser el principal combustible fósil, sino porque representa un insumo esencial para las actividades humanas, por lo que si desapareciera se observarían colapsos en varios sectores y la pobreza energética aumentaría, señaló el secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Haitham Al Ghais.
El funcionario destacó que un reporte sobre energía mundial de 2022, que fue realizado por el Energy Institute y las consultoras KPMG y Kearney, mostró que los combustibles fósiles constituyeron 82 por ciento de la energía utilizada el año pasado, proporción que no ha mostrado mayor variación respecto a 30 años antes.
En un artículo publicado en CNBC el 30 de agosto, Al Ghais refiere que la OPEP estima que la demanda de crudo aumentará en 2045 a cerca de 110 millones de barriles por día, debido a que los requerimientos de energía observarán un incremento de 23 por ciento como consecuencia del crecimiento poblacional.
Ante estas previsiones, el petróleo seguirá siendo en las siguientes décadas una parte esencial de la infraestructura energética mundial
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Las proyecciones mencionadas por Al Ghais son coincidentes con las expresadas a La Jornada (https://shorturl.at/tuCM4) por la Secretaría de Energía (Sener), las cuales contemplan que será hasta el 2050 o 2060 que dejemos de consumir combustibles fósiles
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Aunque el secretario general de la OPEP reconoce la magnitud del desafío del cambio climático, también subrayó que esta lucha no debe estar separada de la creciente demanda energética global.
El funcionario destacó que es necesario reducir las emisiones y garantizar a la población el acceso a servicios y mercancías que utilizan o se producen a partir de derivados del crudo.
Explicó que la organización que representa invierte para descarbonizar a la industria petrolera, pero también en energías renovables.
Es posible realizar fuertes inversiones en energías renovables y seguir produciendo petróleo.
Al Ghais dijo que una visión así, permite estabilidad en una era de volatilidad, pero también es fundamental, puesto que la historia ha mostrado que las transiciones energéticas se desarrollan a través de los años, es decir, no son inmediatas.
Ejemplo de ello, dijo, se observa en las ventas de automóviles híbridos o eléctricos, cuyos números son aún bajos en Estados Unidos, China y la Unión Europea, comparados con las ventas de vehículos que utilizan gasolinas.
Al Ghais consideró que no es prudente ignorar que miles de millones de personas dependen del petróleo y lo seguirán haciendo, dado que productos como pastas dentales, lentes de contacto, computadoras o extremidades artificiales, se elaboran a partir de derivados del crudo.
Comentó que si desapareciera el petróleo, no sólo se paralizaría el transporte, sino que se colapsarían las cadenas de suministro y la pobreza energética aumentaría.
Según la ONU, más de 700 millones de personas carecen de acceso a la electricidad
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Por Alejandro Alegría
Múnich. El fabricante de automóviles alemán BMW presentó este sábado su proyecto Neue Klasse
para hacer frente a la competencia de Tesla y de las empresas asiáticas en el sector de los vehículos eléctricos, en vísperas del salón del automóvil de Múnich, en Alemania.
El proyecto Neue Klasse (Nueva Clase) se refiere a una generación de seis modelos de vehículos cien por ciento eléctricos
que el grupo lanzará a lo largo de dos años a partir de 2025, anunció el consejero delegado de BMW, Oliver Zipse.
Los modelos, que van desde berlinas hasta SUV, se fabricarán inicialmente en la nueva planta húngara del grupo y, posteriormente, en sus fábricas de Múnich, China y México, agregó.
Zipse mencionó también el desarrollo de una unidad de control electrónico común a todos estos futuros modelos y a las demás marcas del grupo. De este modo, BMW espera aumentar sus márgenes y seguir siendo competitivo en el sector.
El vehículo i3 de BMW es el décimo coche eléctrico más popular en Alemania, muy por detrás de los modelos de Tesla y Volkswagen, según el Centro de Gestión del Automóvil (CAM).
BMW es uno de los pocos fabricantes del sector que no ha fijado una fecha límite para el fin de los motores de combustión y que apuesta por el hidrógeno sin dejar atrás los motores tradicionales.
La Neue Klasse
busca, en ese sentido, ser una respuesta al éxito de Tesla y de los competidores asiáticos, cuya presencia en el salón de Múnich, que empezará el lunes, demuestra su voluntad de conquistar el mercado europeo.
Adiós a la energía nuclear
Por otra parte, el canciller de Alemania, Olaf Scholz, desestimó ayer los llamados de uno de sus socios de coalición para detener el desmantelamiento de las tres últimas centrales nucleares en el país europeo y ha recalcado que la energía nuclear está acabada
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La eliminación progresiva se ha hecho por ley. El tema de la energía nuclear es un caballo muerto en Alemania
, ha manifestado Scholz en una entrevista con la emisora pública Deutschlandfunk.
La energía mundial aún depende en más de 80% de combustibles fósiles
Explicación de qué son los combustibles fósiles
Gran parte de la energia mundial procede de materiales formados hace cientos de millones de años, y ello tiene consecuencias medioambientales.
El carbón sin vender se amontona en la superficie de una mina Federal No. 2 de la empresa ERP Compliant Fuels cerca de Fairview, el 11 de abril de 2016. Con la victoria de Donald Trump en la campaña por llegar a la Casa Blanca, los resultados de la normativa que ha modificado el perfil de la América empresarial durante los últimos 8 años parecen haberse vuelto vulnerables.Fotografía de Luke Sharrett, The New York Times, Redux
Las plantas y otros organismos en descomposición, enterrados bajo capas de sedimentos y rocas, han tardado milenios en convertirse en los depósitos ricos en carbono que ahora llamamos combustibles fósiles. Estos combustibles no renovables, que incluyen el carbón, el petróleo y el gas natural, suministran alrededor del 80 % de la energía mundial. Proporcionan electricidad, calor y transporte, al tiempo que alimentan los procesos de fabricación de una enorme variedad de productos, desde el acero hasta los plásticos.
Cuando los combustibles fósiles se queman, liberan dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que, a su vez, atrapan el calor en nuestra atmósfera, lo que los convierte en los principales responsables del calentamiento global y del cambio climático.
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Principales tipos de combustibles fósiles
Hay varios grupos principales de combustibles fósiles, entre ellos:
Carbón:
Trozos negros o marrones de roca sedimentaria que oscilan desde los desmenuzables hasta relativamente duros, el carbón comenzó a formarse durante el período Carbonífero hace unos 300 a 360 millones de años, cuando las algas y los restos de la vegetación de los bosques pantanosos se asentaron cada vez más profundamente bajo las capas de barro. Extraído con métodos superficiales o subterráneos, el carbón suministra un tercio de toda la energía mundial, siendo los principales consumidores y productores de carbón en 2018 China, India y Estados Unidos. El carbón se clasifica en cuatro categorías -antracita, bituminoso, subbituminoso y lignito- en función de su contenido en carbono.
(Relacionado: El otro lado oscuro del carbón: su ceniza puede envenenar el agua y a las personas)
Así afecta al calentamiento global la quema de combustibles fósiles
Las emisiones de dióxido de carbono procedentes de la quema de carbón representan el 44 % del total mundial, y constituyen, por sí solas, la mayor fuente de aumento de la temperatura global por encima de los niveles preindustriales. Las consecuencias para la salud y el medio ambiente del uso del carbón, junto con la competencia del gas natural barato, han contribuido a su declive en Estados Unidos y otros países, pero en otros lugares, como la India, se espera que la demanda aumente hasta 2023.
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Petróleo:
El petróleo crudo, un líquido compuesto principalmente por carbono e hidrógeno, suele ser negro, pero existe en una variedad de colores y viscosidades según su composición química. Gran parte de él se formó durante el período Mesozoico, hace aproximadamente 252 y 66 millones de años, cuando el plancton, las algas y otras materias se hundieron en el fondo de los antiguos mares y acabaron enterrados.
Extraído de pozos en tierra y en el mar, el petróleo crudo se refina en una variedad de productos petrolíferos, como la gasolina, el diésel y el gasóleo de calefacción. Los principales países productores de petróleo son Estados Unidos, Arabia Saudí y Rusia, que juntos representan casi el 40 % del suministro mundial.
El uso del petróleo representa casi la mitad de las emisiones de carbono en Estados Unidos y aproximadamente un tercio del total mundial. Además de la contaminación atmosférica que se libera cuando se quema el petróleo, la perforación y el transporte han provocado varios accidentes graves, como el vertido del Exxon Valdez en 1989, el desastre de Deepwater Horizon en 2010, el devastador descarrilamiento del tren petrolero en Lac-Megántic en 2013, en España, el naufragio del Prestige en 2002 y miles de incidentes en oleoductos.
No obstante, la demanda de petróleo sigue aumentando, impulsada no solo por nuestra sed de movilidad, sino también por los numerosos productos -incluidos los plásticos- fabricados con productos petroquímicos, que generalmente se derivan del petróleo y del gas.
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Gas natural:
El gas natural, un gas inodoro compuesto principalmente por metano, suele encontrarse en depósitos que, como los del carbón y del petróleo, se formaron hace millones de años a partir de materia vegetal y organismos en descomposición. Tanto la producción de gas natural como la de petróleo se han disparado en Estados Unidos en las dos últimas décadas gracias a los avances en la técnica de perforación que la mayoría de la gente conoce como fracking.
Al combinar el fracking -o fracturación hidráulica- con la perforación horizontal y otras innovaciones, la industria de los combustibles fósiles ha conseguido extraer recursos que antes eran demasiado costosos de alcanzar. En consecuencia, el gas natural ha superado al carbón y se ha convertido en el principal combustible para producir electricidad en Estados Unidos, que es líder mundial en la producción de gas natural, seguido por Rusia e Irán.
El gas natural es más limpio que el carbón y el petróleo en lo que respecta a las emisiones, pero aun así representa una quinta parte del total mundial, sin contar las llamadas emisiones fugitivas que se escapan de la industria, que pueden ser significativas. No todas las fuentes de gas natural del mundo se explotan activamente. Se están sopesando los hidratos de metano submarinos, por ejemplo, en los que el gas queda atrapado en el agua congelada, como un recurso potencial de gas.
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Cómo reducir las emisiones de los combustibles fósiles
Los gobiernos de todo el mundo se esfuerzan por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los combustibles fósiles para evitar los peores efectos del cambio climático. A nivel internacional, los países se han comprometido con objetivos de reducción de emisiones como parte del Acuerdo de París de 2015, mientras que otras entidades -incluidas ciudades, estados y empresas- han asumido sus propios compromisos. Estos esfuerzos se centran generalmente en la sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables, el aumento de la eficiencia energética y la electrificación de sectores como el transporte y los edificios.
(Relacionado: El mundo sigue sin cumplir sus objetivos climáticos)
Una alternativa son los biocombustibles, que existen desde hace más tiempo que los coches, pero la gasolina y el gasóleo baratos los han mantenido al margen durante mucho tiempo. Las subidas de los precios del petróleo, y ahora los esfuerzos mundiales para evitar los peores efectos del cambio climático, han espoleado con más urgencia la búsqueda de combustibles limpios y renovables.
Sin embargo, muchas fuentes de emisiones de carbono, como las centrales eléctricas existentes que funcionan con gas natural y carbón, ya están bloqueadas. Teniendo en cuenta que el mundo sigue dependiendo de los combustibles fósiles, muchos sostienen que, además de los esfuerzos encaminados a sustituirlos, también hay que aspirar el carbono del aire con tecnologías como la captura de carbono, en la que las emisiones se desvían al almacenamiento subterráneo o se reciclan antes de que lleguen a la atmósfera.
Un puñado de proyectos a escala comercial en todo el mundo ya capturan el dióxido de carbono de las chimeneas de las centrales de combustibles fósiles, y aunque sus elevados costes han impedido que se adoptara a una escala más amplia, sus defensores esperan que los avances en la tecnología acaben haciéndola más asequible.