En el transcurso del año pasado, la emisión de bonos desde la región se desaceleró, los diferenciales (spreads) se ampliaron y la calidad crediticia se deterioró.
El año pasado (2018) fue un período de contrastes para las condiciones de financiamiento de América Latina y el Caribe. El informe Flujos de capital hacia América Latina y el Caribe. Resumen del año 2018 (disponible solo en inglés), difundido por la Oficina de la CEPAL en Washington, repasa las principales tendencias respecto de los flujos de capital hacia la región. Según el estudio, la región tuvo en 2018 las mejores y peores condiciones para acceder a los mercados de capitales internacionales: pasó de 32.600 millones de dólares en enero, el volumen mensual de deuda en los mercados internacionales más alto de la historia, a una emisión cero en diciembre, que lo convirtió en el peor diciembre jamás registrado para los emisores de América Latina y el Caribe.
El informe precisa que la emisión total de deuda en los mercados internacionales en 2018 fue de 94.000 millones de dólares, la más baja en los últimos tres años y 35% inferior a la de 2017. La actividad de bonos en 2018 fue afectada por un calendario electoral agitado a nivel doméstico, y por los aumentos en las tasas de interés de Estados Unidos, la retirada de la liquidez en dólares, el fortalecimiento del dólar y la inestabilidad en las bolsas mundiales los mercados bursátiles mundiales.
Tanto las acciones como los spreads de deuda latinoamericanos se vieron afectados negativamente por el aumento de la volatilidad y percepción de riesgo en los mercados internacionales, agrega la investigación. Mientras los spreads de bonos mostraron una tendencia de ampliación, las cotizaciones bursátiles mostraron una tendencia de estrechamiento desde fines de enero. Los spreads de bonos de América Latina y el Caribe se ampliaron en 149 puntos básicos en 2018, mientras que las acciones perdieron 9,3%.
La ampliación de los spreads fue generalizada y afectó a todos los países de la región incorporados en el índice JPMorgan EMBIG.
Los spreads se ampliaron porque la turbulencia en los mercados financieros vinculada al aumento en las tasas de interés globales y a los conflictos comerciales, aumentó la aversión al riesgo hacia los activos de los mercados emergentes y de América Latina y el Caribe. El contexto externo tuvo un impacto negativo en los países que son altamente dependientes del financiamiento externo, indica la CEPAL.
El estudio constata que la calidad crediticia en la región siguió deteriorándose en 2018. Las acciones de calificación crediticia negativas superaron por 15 a las acciones positivas. De un total de 26 acciones negativas tomadas en 2018, 14 fueron rebajas. De las 11 acciones positivas tomadas, solo 3 fueron subidas. En la región las acciones de calificación crediticia negativas (que incluyen las rebajas y las revisiones a la baja de las perspectivas) han superado en número a las acciones positivas por seis años consecutivos.
Las fuerzas combinadas de tasas de interés de Estados Unidos más altas, un dólar estadounidense más fuerte y menor liquidez en dólares impulsaron los activos de América Latina y el Caribe en 2018, y terminaron el año de forma débil. Sin embargo, a principios de 2019 los emisores de la región, y los emisores soberanos en particular, volvieron a los mercados internacionales de deuda. Uruguay, México, Colombia y Ecuador accedieron a los mercados internacionales de bonos en enero, y Paraguay a principios de febrero. El monto total emitido fue de 9.600 millones de dólares, una mejora enorme en comparación con diciembre de 2018. No obstante, marcó una disminución de 70% respecto de los 32.600 millones de dólares emitidos en enero de 2018.
Mirando hacia adelante, el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) afirma que la transición desde un crecimiento sincronizado en las economías desarrolladas a una tendencia más mixta seguiría siendo un desafío para los emisores y activos de la región en 2019. Otro desafío radica en las perspectivas económicas más inciertas para China. También existe el riesgo de que la confianza en los activos financieros de la región se deteriore más, lo cual podría complicar el acceso a los mercados de capitales internacionales.