Después de la tragedia económica-política-social llamada Roberto Borge, parece ser que los fantasmas del quintanarroismo y de la llamada “casta divina” finalmente fueron exorcizados por sus propios excesos.
Hace apenas 8 gobernadores que existe el estado libre y soberano de Quintana Roo. Hace solamente 8 administraciones estatales que ésta paradisiaca entidad federativa comenzó a desenvolverse en el ámbito político mexicano con voz y voto, como un estado más de la federación mexicana.
Sin embargo, ya son 2 de 8 de esos gobernadores los que están en prisión por delitos relacionados con su encargo como gobernantes, si Pitágoras no me engaña, una cuarta parte de las administraciones constituciones de Quintana Roo; al menos, se encuentran tachadas por actos delictivos de los sujetos responsables de llevar las riendas.
Paradójicamente lo mismo sucede con el municipio de Benito Juárez, ya que de los 20 presidentes municipales que han ostentado el cargo hasta hoy (contando interinos), 5 de ellos han estado también en prisión.
La cosa histórica parecía ir hacia el despeñadero, cuando en diversas ocasiones se mencionó en varios círculos de poder el posible cambio generacional de estafetas de la “casta divina”, que no era otra cosa que un proyecto de expolíticos de la entidad, para emular las acciones que utilizó Elba Esther Gordillo para heredar plazas del magisterio a los parientes de maestros aun cuando no hubieran pasado ni cerca de la Universidad Pedagógica y seguir controlando todos los sectores de la educación. Solo que en este caso se pretendía hacer con el Estado.
Sin embargo, después de la tragedia económica-política-social llamada Roberto Borge, parece ser que los fantasmas del quintanarroismo y de la llamada “casta divina” finalmente fueron exorcizados por sus propios excesos.
Hoy, Quintana Roo vive una madurez sin precedentes, con un mapa político plural y con un Congreso, que si bien es cierto es mayoritariamente Morenista, parece no ejercer o no entender aún esa mayoría en contra de los demás partidos políticos, como lo hicieron durante décadas los partidos tradicionales.
No cabe duda que, aún queda mucho trecho por recorrer, ya que por un lado se combate abiertamente a la corrupción por medio de la tecnología en la administración pública, con una transparencia nunca antes vista importada por Morena al Estado; pero por otro lado, se utiliza a la misma tecnología para generar violencia y manipulación de información a través de Trolls y Bots como en los tiempos de Borge.
Hoy los quintanarroenses tenemos la fortuna de poder presenciar con claridad a los que pugnan por el cambio y la madurez plural de un gobierno, y aquellos que insisten en usar medidas borgianas del pasado. Así de clara y de evidente es la tecnología.
Por MDE Hugo Alday Nieto