Cuando tu pareja te separa de tus amigos

Los patrones de violencia en la pareja no siempre son tan claros como pensamos. El maltrato, no se limita solo a un golpe, insulto, a una agresión que uno puede identificar al instante por el daño que genera.

Cuando la pareja nos separa de amigos y familiares pone sobre nosotros una cárcel de barrotes invisibles y dolorosos. Es un aislamiento sutil, pero progresivo. Puede que nos digamos a nosotros mismos que eso es amor, que nada es tan romántico como vivir el uno para el otro.

Hay dinámicas pasivas igual de preocupantes que, a menudo, se confunden con amor. Son tácticas sutiles ejercidas por un control excesivo, por esa supervisión de los celulares, de estar siempre al pendiente de a quién vemos, con quién hablamos y durante cuánto tiempo.

Cuando una persona aísla a su pareja de su entorno, lo suele hacer de manera gradual. Así, cuando la pareja nos separa de familiares y amigos lo consigue mediante un arsenal de técnicas y herramientas de las que al principio no seremos conscientes: Al principio les daremos otras interpretaciones para su manera de actuar y las tomaremos como buenas.

Una de las formas más comunes a la hora de dar forma al aislamiento es el chantaje emocional.

El amor se vuelve condicional y se requiere de una serie de pruebas que deben ser cumplidas y demostradas. Como por ejemplo “Prefieres estar con tus amigos que conmigo” o “Te la pasas con tus amigas y no me haces caso” etc.

La culpa como herramienta.

El uso de la culpa se vincula de forma directa con la manipulación emocional. Sin embargo, cabe señalar que este tipo de estrategia es de lo más común que puedan usar las parejas. La carga emocional de que el ser amado nos culpabilice por descuidarlo, por no tenerlo en cuenta, por menospreciarlo, por no dedicarle tiempo, acaba generando un impacto evidente y nos hace ceder ante sus peticiones.

Poco a poco, se va creando esa disonancia cognitiva donde asumimos esas ideas para dejar de sufrir, para no experimentar contradicción. Cedemos y paulatinamente vamos viendo mucho menos a nuestros amigos para dejar de sentir el peso de la culpa.

Cuando la pareja nos separa de amigos y familiares perdemos una parte de nuestra identidad a la que le dan forma las personas que queremos. Se pierde nuestro soporte, se restringen las fuentes de apoyo, de escucha, de ocio, de compañía, de contacto emocional. Todo ello es devastador y es común que aparezca un trastorno de ansiedad o una depresión. No obstante, lo más llamativo es el agotamiento.

La persona está en continua lucha y contradicción. Debe cuidar cada aspecto de su vida para no contradecir ni dañar a la pareja controladora, se pierde la identidad, la autoestima y hasta la dignidad. Son estados de gran desgaste de los que uno tarda mucho tiempo en reponerse.

Cuando se decide terminar con una relación tan esclavizadora, el proceso para recuperarse y “reconstruirse” emocional y psicológicamente es lento y delicado. Se requiere de cierto tiempo para reconstruir cada vinculo perdido, cada manipulación sufrida.

No hay que dejarse engañar, porque el amor auténtico no causa ese dolor, no pone condiciones y deja espacios para crecer como persona y seguir cultivando lazos con aquellos que son significativos y amados para nosotros.

Si te sientes aislado y crees que tu pareja poco a poco te va alejando de esas personas que tanto gusto te da verlas, acude a terapia psicológica para que puedas frenar ese maltrato psicológico que estas recibiendo.