Turbia sombra la de Enrique Alfaro, de Jalisco, que endeudó a su estado aun antes del Covid 19 con más de 22 mil millones, o de Francisco García, de Tamaulipas, con largo historial policiaco en México y Estados Unidos, y quien endeudó a su estado con 4 mil 600 millones de pesos.
Para el Dr. Manuel Tacú
La llegada del presidente López Obrador a Cancún este lunes o martes, su primera gira tras el impacto de la epidemia, tendrá sello propio pues aparte de ser corolario de la visita que el gobernador Carlos Joaquín le hiciera en Palacio Nacional, será el ámbito ideal para anunciar la ruta de reactivación del turismo en México, con el Estado de Quintana Roo como cabeza del sector.
La jornada, en la que se iniciará el tendido del tramo del Tren Maya entre Cancún y Valladolid, Yucatán, tiene un alto contenido político: no sólo responde al llamado que hiciera el gobernador sobre el difícil estado de nuestra económica –180 mil empleos perdidos y unos 200 hoteles cerrados-, sino que abre la puerta para que se canalicen mayores recursos federales a Quintana Roo.
El oficio político de Carlos Joaquín lo ha hecho marcar distancia con un bloque de gobernadores que, más que de oposición, parece cartel financiero. Turbia sombra la de Enrique Alfaro, de Jalisco, que endeudó a su estado aun antes del Covid 19 con más de 22 mil millones, o de Francisco García, de Tamaulipas, con largo historial policiaco en México y Estados Unidos, y quien endeudó a su estado con 4 mil 600 millones de pesos.
Los números arrojan que, pese a lo afirmado por varios gobernadores, los dineros federales no han dejado de llegar, aunque se anunció una merma presupuestal, y los apoyos para atender la epidemia, los del Fondo de Estabilización, comienzan a fluir. Con estos historiales, es mejor marcar una muy sana distancia con un bloque que, además, amenaza con resquebrajarse.
Es posible que la visita presidencial a Quintana Roo y en especial a Cancún, traiga otras buenas noticias para todos. La obra del Tren Maya será crucial para la economía de la Nación y el turismo va en el paquete. Por cierto, no sería difícil que al Estado se le repusieran los mil 500 millones invertidos en paliar los daños de la epidemia. No pelees con el cocinero, dice un adagio popular que debiera ser principio político.
Antes de concluir, quiero reconocer la valiente labor de doctores como Manuel Tacú Escalante, quienes en estos días aciagos atienden enfermedades que muchas veces se dejan de lado por enfrentar la epidemia. Sus afanes callados, eficientes y humanistas, han salvado vidas. “Soy médico, con epidemia o sin ella” dice antes de salir para al cuarto de curaciones.
Por Nicolás Durán de la Sierra