El juez Moro desbarató una enorme red de sobornos y sobreprecios en contratos con Petrobras, ahora renuncia

Renuncia y desat una crisis en el gobierno de Jair Bolsonaro

El ahora ex ministro de Justicia de Brasil dio un paso al costado luego de que el jefe de Estado decidiera echar al director de la Policía Federal, Maurício Leite Valeixo. “El presidente no me quiere en el cargo”, expresó

Sergio Moro presentó su renuncia este viernes como ministro de Justicia de Brasil luego de que el presidente, Jair Bolsonaro, echara al director de la Policía Federal, Maurício Leite Valeixo. “El presidente no me quiere en el cargo”, expresó en una extensa conferencia de prensa en la que repasó su gestión.

El ex juez del Lava Jato dio un paso al costado tras mostrar su malestar por la decisión del mandatario, quien se la comunicó durante una reunión que ambos mantuvieron el jueves. El jefe de Estado ya señaló en 2019 que cambiaría a la cúpula de la Policía Federal en un intento por tener un mayor control sobre el cuerpo del Estado. La cúpula policial se resistió a un cambio en la jefatura de Río de Janeiro que Bolsonaro proclamó públicamente.

Fuí juez federal durante 23 años. Desde 2014 estuve a cargo de la Operación Lava Jato, que cambió el nivel de lucha contra la corrupción en el país. Antes, en general, estaba impune, este escenario estaba impune”, recordó antes de comunicar su renuncia.

Luego enfatizó en que “la autonomía de la Policía Federal fue central en el Lava Jato. La autonomía de la fuerza en el trabajo de investigación estaba garantizada. Era cierto que el gobierno tuvo numerosos defectos: esos crímenes gigantes de corrupción que ocurrieron. Ya sea voluntariamente o por presión de la sociedad, esto garantizó la autonomía”, resaltó.

A fines de 2018, recibí una invitación de Bolsonaro para formar parte de su gobierno. Teníamos el compromiso de luchar contra la corrupción, el crimen organizado y el crimen violento. Me prometieron una carta blanca para nombrar a todos estos cuerpos, como la Policía Federal”, expresó.

Luego narró el pedido secreto que le había realizado a Bolsonaro apenas asumió como ministro de Justicia: “Si me pasaba algo, le pedí una pensión para mi familia. Esto era un secreto que ahora ya no vale la pena mantener”, contó.

Moro enumeró una serie de medidas que se tomaron bajo su gestión y que permitieron reducir el crimen, en “una caída sin precedentes históricos. Lo siento, sé que es un poco agotador”, dijo, recordando las medidas, pero acotó que está muy contento con los resultados.

Respecto a la salida del director general de la Policía Federal, Maurício Leite Valeixo, el ex ministro dijo: “Cuando comienzas a ocupar puestos debido a la presión de los partidos políticos, esto no es bueno para las instituciones. Bolsonaro insistió en cambiar al director general. Le dije: ‘No tengo ningún problema pero debe haber una causa’”. Y agregó: “Le comuniqué que sería una clara interferencia política cambiar al director de la Policía”.

Luego volvió a mencionar “la carta blanca” para manifestar: “Había una promesa de que tendría carta blanca. Esta interferencia política daña la credibilidad, no solo la mía, sino también la de este gobierno, con el compromiso que tenemos con la ley”.

“El problema no es solo el cambio del director general, sino que el presidente también quería cambiar a los superintendentes, sin que se les presentara una razón para hacer estas sustituciones”, subrayó.

Moro después manifestó que él no quería hacer cambios en el comando de la Policía en este momento de pandemia, y reafirmó al director de la fuerza para ese puesto. “Sin embargo, Bolsonaro tiene preferencias por otros nombres. No sé cuál será exactamente la elección”, comentó.

“Bolsonaro quería tener una persona de contacto personal, con que pudiera recopilar información, que pudiera llamar, y realmente no es mi papel proporcionar ese tipo de información. Imagínese si, en el Lava Jato, la ex presidenta Dilma Rousseff llamara para recopilar información”, manifestó en uno de los pasajes más fuertes de su discurso.

Luego aclaró que él no firmó el decreto sobre la expulsión del director general de la Policía Federal. “Voy a empezar a empacar mis cosas y preparar mi carta de renuncia”, concluyó.

Sergio Moro dejó su exitosa carrera de juez federal al aceptar la invitación de Bolsonaro para ser su ministro de Justicia. Fue en 2014 cuando se transformó en una figura conocida en todo el país, al liderar la Operación Lava Jato, considerada la mayor investigación judicial de corrupción política en la historia de Brasil.

Como juez de primera instancia, desbarató una enorme red de sobornos y sobreprecios en contratos con Petrobras que involucraba a algunos de los principales empresarios del país, como Marcelo Odebrecht, y a políticos del más alto nivel, de distintos partidos políticos.

Cientos de personas que parecían intocables fueron condenadas y apresadas en tiempo récord, y Moro se transformó en un símbolo en la lucha contra la corrupción. Fue considerado una de las 100 personas más influyentes de Brasil en 2014 por la revista brasileña Época y recibió la medalla del Mérito Legislativo en 2015.

Fue en el marco de la Operación Lava Jato que, el 12 de julio de 2017, Moro sentenció a Lula a 9 años y seis meses de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero en la compra de un apartamento de lujo en Guarujá. En abril de 2018, tras la ratificación de la condena en segunda instancia, Moro ordenó el arresto del ex presidente, que pasó 580 días tras las rejas, hasta que en noviembre del año pasado el Supremo Tribunal Federal determinó que las penas de prisión debían ejecutarse solo cuando el acusado agote todos los recursos de apelación disponibles.

Moro llegó al gobierno de Bolsonaro con la promesa de que tendría plena autonomía. Sin embargo, desde que asumió en el cargo, ha tenido varias crisis de poder.

Durante su administración, la Policía Federal experimentó un clima de inestabilidaddesde que el año pasado Bolsonaro anunció un cambio en el mando de la superintendencia de la agencia en Río de Janeiro y amenazó con cambiar al director general. En medio de la controversia, el presidente incluso citó a un delegado que asumiría el liderazgo de Río, pero fue rechazado por la Policía Federal, que dio a conocer otro nombre, el de Carlos Henrique de Oliveira, del círculo de confianza de la actual dirección. Después de meses de turbulencia, el delegado asumió el cargo de superintendente en diciembre.

La cúpula de la Policía Federal ya estaba en alerta sobre las intenciones del presidente y el diario O Globo reportó que el Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, Anderson Torres, y el director general de la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin), Alexandre Ramagem, ambos listados para reemplazar a Valeixo, tuvieron conversaciones con Bolsonaro en las últimas semanas.

Con información de INFOBAE. Noticias de América