Literatura: los franceses nos explican el mundo

No sólo en el fútbol, sino también en la literatura, los franceses parecen haber superado a los alemanes. La importación de los precisos análisis sociales franceses está en pleno apogeo en Alemania.

El escritor francés Olivier Guez pasó tres años investigando su novela “La desaparición de Josef Mengele”. Ha estado buscando pistas en Argentina y Paraguay, ha viajado a Brasil y a Günzburg, en Baviera. Como muchos otros nazis notables, Josef Mengele huyó a América Latina después del colapso del Tercer Reich en 1945.
Guez reconstruye la vida del infame médico nazi, que llevó a cabo experimentos humanos inimaginablemente brutales en Auschwitz, y nunca fue procesado por sus asesinatos. Pero “La desaparición de Josef Mengele” es también un libro que habla del presente. En un momento en que los fundamentos de la coexistencia en Europa están siendo sacudidos, demuestra lo vulnerables que son las personas en momentos que exigen firmeza moral. Es difícil hallar un libro tan claro en Alemania, en este momento.
Es probablemente también por esta falta de visionarios carismáticos por lo que la importación de los análisis sociales franceses está en pleno apogeo en Alemania. No sólo en el fútbol, sino también en la literatura, los franceses han superado a los alemanes.
Las estrellas son Houellebecq, Eribon, Louis
Los textos de la superestrella de la escena francesa, Michel Houellebecq, son tan codiciados que son filmados exclusivamente por directores alemanes. Ellos encuentran cualidades proféticas en novelas como “Sumisión”. La historia de la islamización de la sociedad francesa en 2022 fue tremendamente exitosa  en Alemania.
El libro “Regreso a Reims”, del sociólogo Didier Eribon es un viaje autobiográfico a la infancia en un barrio pobre de la ciudad del norte de Francia. En su exitoso texto, Eribon intenta averiguar por qué los exizquierdistas votan ahora por el Frente Nacional.
Didier Eribon encarna una especie de “profeta visionario” para los alemanes, y para muchos parece ser una pantalla de proyección perfecta, algo que asombra mucho a los franceses. El científico de la literatura alemán Jürgen Ritte, que enseña en la Universidad de la Sorbona, no se puede explicar el éxito de Eribón en Alemania: “Estamos muy sorprendidos”, dice sobre el éxito alemán de Eribon.
En relación con el entusiasmo germano por Houellebecq, Jürgen Ritte ya no entiende el mundo. En su país de adopción, el autor es considerado difícil y, en el mejor de los casos, un revoltoso: “‘El Islam es la religión más estúpida que conozco’. Si usted dijera eso públicamente como autor alemán, sería su fin”, aclara Ritte. Los franceses piensan que Houellebecq es un loco que “bebe demasiado”.
Los franceses por lo menos tienen experiencia con revoluciones
Entonces, ¿cuál es la explicación del entusiasmo alemán por los intelectuales franceses? Los alemanes consideran a Francia como la patria de los intelectuales. Escritores como Voltaire, Diderot y Rousseau iniciaron la Ilustración con sus textos críticos. Su compromiso político incluso provocó una revolución y el fin de la monarquía.
En cualquier caso, los alemanes parecen haber puesto pausa a su propia gran tendencia al análisis social y buscan ahora respuestas en la otra orilla del Rin. Como sea, y aunque existan algunos malentendidos culturales en la recepción de determinadas obras actuales, esto no debería impedirnos leer libros tan esclarecedores y necesarios como “La desaparición de Josef Mengele”.
Autora: Sabine Oelze (GG), DW