Por: Mauricio Priego
Para muchos Tarjeta de Crédito es sinónimo de endeudarse. Y si bien es cierto que una parte importante de la población ve cómo un porcentaje cada vez más alto de sus ingresos se va en pagar el pozo insondable de su deuda, bien utilizada las Tarjetas de Crédito son unas excelentes herramientas para financiamiento de corto plazo, llegando incluso a generar ingresos adicionales para su propietario, potenciar el rendimiento de sus cuentas de ahorro, e hasta para apalancar su negocio. Entonces, ¿en qué fallan tantas personas? Abordaremos ahora sobre los errores que comúnmente se cometen al utilizar las tarjetas de crédito, y lo más importante aún, el cómo prevenirlos.
1. Utilizar la tarjeta porque no tienes dinero para comprar en efectivo
Este es uno de los primeros motivos por el cual las personas usan las tarjetas… y el primero de por qué caen en las garras de las deudas. El crédito no viene a subsanar la falta de dinero. El crédito no es una extensión de tu ingreso. La lógica de “mañana veremos qué es lo que pasa” es una falacia, y el argumento “lo bailado ya nadie me lo quita” es un acto de irresponsabilidad.
Si tu problema es que no tienes el dinero o que no ganas lo suficiente, entonces agarra al toro por los cuernos y resuelve el problema de fondo: ahorra para comparar aquello que deseas o esfuérzate por generar un ingreso adicional. El endeudamiento (comprar sabiendo que no se tiene el dinero para pagar) debe ser la última opción, y prácticamente sólo cuando esté en juego la salud o la vida.
2. Comprar a crédito sin consultar y ajustar tu presupuesto
El sólo hecho de no llevar tu presupuesto es por sí solo un grave error financiero ya que te impide planear o establecer el comportamiento de tu flujo de efectivo. Cuando compras a crédito tienes una falsa sensación de liquidez, cuando en realidad estás comprometiendo tu flujo de efectivo futuro. Por ello, cada vez que uses tu tarjeta es necesario que antes de realizar la compra verifiques en tu presupuesto que podrás cumplir con tu pago, actualizándolo para que en consultas posteriores veas reducida tu capacidad de pago y así no te sobregires.
El endeudamiento (comprar sabiendo que no se tiene el dinero para pagar) debe ser la última opción, y prácticamente sólo cuando esté en juego la salud o la vida.
3. Comprar a plazo sin considerar que tu ingreso futuro es sólo una promesa
Y es que sin importar si eres empleado, si trabajas por tu cuenta, o si eres dueño de un negocio, los ingresos reflejados en tu presupuesto son eventos futuros de los cuales no puedes garantizar su cumplimiento: recortes de personal, malas rachas, la llegada de un nuevo competidor, suelen llegar sin previo aviso. Y si a ello le sumamos imponderables que pueden ocurrir y que no están en tu presupuesto como accidentes, enfermedades o simples compromisos o situaciones no contempladas, queda claro que no es sano exprimir al máximo tu flujo de efectivo presupuestado.
Vigila que el pago de tus compras a crédito no rebasen del 20 al 25% de tu flujo de efectivo después de restar de tus ingresos presupuestados tus gastos fijos y compromisos ya adquiridos, adicionalmente a contemplar en tu presupuesto el forjar un Fondo para Emergencias.
4. No revisar tu estado de cuenta
Es sorprendente cómo muchas personas tiran su estado de cuenta sin siquiera abrirlo, limitándose a preguntar al cajero cuánto es el mínimo que deben de pagar. También es abrumadoramente sorprendente cuantas personas sólo revisan el estado de cuenta para ver, precisamente, cuánto requiere pagar y antes de qué fecha es necesario realizar ese pago. ¿Les cobraron comisiones? ¿Les cargaron compras no realizadas o duplicadas? ¿Los pagos realizados efectivamente se realizaron? ¿Los intereses son los justos? He conocido personas que descubren cargos periódicos que ellos no realizaron meses después de que se los empezaron a cargar, personas que descubren comisiones erróneas cuando ya pasó el plazo para reportar el error…
Para evitar este gasto hormiga que puede ser totalmente imperceptible, lleva un registro del uso que das a tu tarjeta de crédito y, cuando llegue tu estado de cuenta, dedica unos minutos a cotejar que los cargos y abonos sean correctos, las comisiones justas y los intereses razonables, reportando al banco cualquier diferencia que llegases a encontrar. Recuerda: tienes el derecho de que te expliquen cualquier movimiento que consideres sospechoso o no comprendas.
5. No estar pendiente de la Fecha de Corte y de la Fecha Límite de Pago
El estar consciente de estas dos fechas es el mayor secreto de una correcta gestión de tu tarjeta de crédito. La primera te sirve para saber cuándo vas a tener que pagar lo que estás comprando (si compras después de esa fecha llegas a tener hasta 40 días para tener que realizar el pago) y la segunda para evitar pagar intereses (si eres totalero) así como cargos e intereses moratorios por atrasarte en el pago.
Nota importante: Mientras la Fecha de Corte es un día fijo del mes, la Fecha Límite de Pago varía mes con mes, siendo usualmente 10 días naturales después de la fecha de corte a menos caiga en día inhábil bancario, moviéndose entonces al siguiente día hábil.
Las dos aparecen explícitamente en el Estado de Cuenta. Marca en tu agenda la Fecha de Corte para tenerla siempre presente (si es en tu móvil, ponla como una cita periódica). En cuanto llegue tu estado de cuenta, consulta la Fecha Límite de Pago y agrégala también a tu agenda incluyendo una alarma para que te alerte.
6. Pagar sólo los mínimos
Si hay un camino seguro para volverse esclavo de la Tarjeta de Crédito es éste. Al pagar el mínimo terminarás de cubrir el saldo de tu adeudo (incluyendo intereses e impuestos) en más de un año… Pero si sigues comprando, entonces la deuda se vuelve vitalicia (que es lo que normalmente ocurre).
Debido a esto, has lo posible por cubrir el Pago para no generar intereses de manera que no le regales ni un peso al banco… ni al fisco a través del impuesto generado por los intereses que te cobra el banco.
Si no puedes cubrirlo es una severa alerta de que estás fallando en los pasos 1 y 2. Rectifica tu hábito de compras, paga el máximo que puedas cada mes sacrificando idas al cine, paseos, salidas con los amigos de ser necesario, y retoma el control de tu tarjeta.
Al pagar el mínimo terminarás de cubrir el saldo de tu adeudo (incluyendo intereses e impuestos) en más de un año… Pero si sigues comprando, entonces la deuda se vuelve vitalicia
7. Sacar de una tarjeta para pagar otra
Éste es el síntoma más grave de que necesitas urgentemente terapia financiera. Siendo sinceros, sólo te estás engañando a ti mismo y ganando un poco de tiempo, al tiempo que encareces el crédito por los intereses crecientes y las comisiones por retiro de efectivo.
Si no tienes para pagar tu tarjeta acude a tu banco o casa comercial y solicita una re-estructuración de tu deuda. Guarda bajo siete llaves tu tarjeta, disciplínate a pagar tu deuda y sólo entonces vuelve a utilizar la tarjeta comprometiéndote contigo mismo a seguir los principios que aquí compartimos.