La economía mundial se ha vuelto tan compleja y con tantos vasos comunicantes que identificar una causa de repetidas crisis no es fácil.
La crisis que derivó en recesión global tras los ataques a las torres gemelas de Nueva York en septiembre de 2001; la crisis de las hipotecas entre 2008 y 2009, que igualmente terminó en recesión global; la “primavera árabe” registrada entre 2011 y 2012; la primera caída de los precios del petróleo entre 2015 y 2016, que llevó a un ajuste de la producción en el cártel petrolero de la OPEP, comenta el portal Alto Nivel.
La “trampa del crecimiento” en la que se encuentra inmerso el mundo desde hace por lo menos un lustro, con economías que no pueden crecer más allá de un 2 o máximo 3 por ciento anual; la desaceleración económica en China, la fábrica del mundo, que hundió a muchas economías del planeta entre ellas a casi todas las de Latinoamérica; la crisis del exceso de oferta de petróleo que ha terminado por hundir los llamados petroprecios.
Y lo que faltaba, la gran recesión global que se espera por la emergencia sanitaria que llevó al Gran Confinamiento con el que la economía del planeta se frenó y con ello la expectativa es de un descenso prácticamente generalizado del PIB en el mundo entero.
Todas estas crisis tienen algo en común: han ocurrido en el siglo 21 cuando apenas van 20 años de dicho periodo. Nunca en la historia de la humanidad un siglo había iniciado con tantas crisis globales; una explicación lógica es que antes no existía la globalización, y es válido. Pero, algo sucede en el mundo que en sólo dos décadas se ha visto envuelto en diferentes crisis globales, los expertos están de acuerdo en que son demasiadas crisis para un periodo tan corto. El mundo está en problemas económicos y ese es un factor que debería preocuparnos a todos en el planeta.
Una explicación y/o causa concreta no será fácil obtener. La economía mundial se ha vuelto tan compleja y con tantos vasos comunicantes que identificar una causa es poco menos que imposible.
Alto Nivel hizo un pequeño ejercicio y realizó una sencilla pregunta a tres especialistas, analistas del acontecer económico de México y el mundo: ¿Por qué, desde su punto de vista, se han registrado tantas crisis económicas en el planeta en sólo 20 años de este siglo 21?
En algunos casos las respuestas dejaron abiertas las puertas a más preguntas.
Esty Dwek, Jefa de estrategia Global de mercados de Natixis IM
Esto requiere de una respuesta muy extensa y compleja, pero una de las razones por las que hemos visto tantas crisis es la velocidad y accesibilidad de la información, el aumento en la cantidad de inversionistas y también las operaciones de los algoritmos. Sí, la globalización significa que todos estamos más interconectados y una crisis en una parte del mundo tiene ramificaciones en muchas naciones también, pero no creo que por sí sola la globalización haya conducido a todas las crisis.
¿Cuál es el papel de las potencias en estas crisis?
Depende de la definición de crisis, pero las naciones más grandes y prósperas deberán poner el ejemplo y ayudar a otros en lo posible. Y en alguna medida hemos visto esto más recientemente con las acciones de los bancos centrales que benefician más allá de sus propias fronteras. Sin embargo, también hemos visto una tendencia en la desglobalización y en un proteccionismo más nacionalista, y esto ya se ha visto en las naciones más poderosas en crisis recientes también.
¿Debemos acostumbrarnos a esta situación?, dicho de otra manera, ¿esperan que las crisis no se acaben pronto, y por qué?
Creo que ya ha pasado lo peor de la crisis actual, incluso si la recuperación va a ser lenta y escalonada. Estamos avanzando. La crisis sanitaria parece contenida – esto es, los hospitales en la mayoría de los países pueden gestionarla. Y los legisladores han desplegado estímulos y apoyos mucho más rápido y en una escala mucho mayor que en crisis pasadas, lo cual deberá ayudar a reducir el daño. Sin embargo, el distanciamiento social y una segunda ronda de efectos negativos probablemente van a continuar por un tiempo, pero desde una perspectiva de mercado, lo peor podría haber quedado atrás.
Los factores que distinguen a este siglo 21, como la tecnología, ¿son determinantes para una crisis?
En la crisis actual, la tecnología ha jugado un papel significativo ya que mucha gente fue capaz de transicionar muy pronto y sin obstáculos hacia el teletrabajo, aprovechando los recientes avances tecnológicos. También ha permitido que la información y el conocimiento fluyan rápidamente y esperamos que esto ayudará en los procesos de toma de decisiones
En el caso concreto de México, ¿cómo ven su situación actual y si tienen algo que decir respecto a las medidas adoptadas por el gobierno para tratar de salir de la crisis?
Como podemos ver en otras partes, los países que tardaron más en confinar a su población tienen una continuidad en la propagación de casos. Y desde una perspectiva económica, el daño a la industria de la energía, automotriz y comercio global y turismo sugiere un doloroso golpe que probablemente se prolongue por un tiempo, especialmente debido a los estímulos limitados.
¿Cree que es necesario un nuevo orden económico mundial ante el colapso, considera que ya estamos en ello?
No creo que estemos presenciando el colapso del orden económico mundial, sino más bien una evolución del orden actual. Por supuesto que el surgimiento de otros poderes económicos implica que ocurrirán cambios, y a veces, con frecuencia, dichos cambios son dolorosos. Esto puede observarse en el ascenso de China como una amenaza para la hegemonía económica de Estados Unidos, pero también en las medidas recientes hacia una mayor cooperación e integración dentro de la Eurozona, que debería ayudar a la región a mejorar con el tiempo.
No creo que haya llegado el fin de la globalización, aunque podemos esperar más proteccionismo a la vez que los países se enfocan en proteger sus intereses y, especialmente, en calmar y complacer a su electorado.
Isaac Cohen, analista y consultor internacional radicado en Washington, exdirectivo de CEPAL
Es cierto, en Estados Unidos este siglo XXI nos ha traído una recesión casi cada 10 años. Empezamos el siglo con la llamada burbuja de las “dot com” en 2001, que comenzó en las empresas de alta tecnología. Luego caímos en la Gran Recesión de 2008-2009, la cual se originó en el sector de financiamiento de la vivienda, con el aumento del desempleo de 10 por ciento en 2009, entonces considerado como la mayor caída en mucho tiempo.
Nadie sospechó que esta vez la pandemia causaría desempleo por encima de 20 por ciento.
Desde el fin de la segunda guerra mundial en 1945, las recesiones fueron breves y superficiales, en 1948, 1953, 1957 y 1960, cuando comenzó la expansión asociada a la guerra de Vietnam, la cual concluyó con la recesión de 1969.
Esta fue sucedida por la recesión de 1973 y después por la estanflación, la cual condujo a la recesión de doble caída de 1980-1982. Luego vino la expansión de la administración Reagan-Bush, la cual duró hasta la recesión de 1990, seguida por la expansión de la presidencia de Clinton, la cual llegó hasta 2001.
La administración de George W. Bush terminó en 2008 con la Gran Recesión y en 2009 comenzó la expansión más prolongada de la historia de Estados Unidos, durante la presidencia de Obama, la cual duró casi 11 años, al concluir en 2020 con la pandemia.
Para usar lenguaje adecuado a estos tiempos, todavía no se ha inventado la vacuna contra las recesiones.
Como decía Alan Greenspan, las recesiones no se pueden evitar, solo se pueden recoger los pedazos. Otra conclusión es que las expansiones se han vuelto más prolongadas, pero parece que las recesiones se han vuelto más profundas. Por último, las recesiones pueden ser causadas por las personas, pero, como lo estamos viviendo ahora, pueden resultar de choques externos que nadie puede anticipar y a los que quizás deberemos acostumbrarnos.
Arturo Rueda, analista y consultor independiente, exdirectivo en agencias calificadoras
Si vemos la década en la que se dieron las crisis más importantes del siglo pasado hay ciertas coincidencias, por no decir consecuencias; es decir, hasta 1990 teníamos el mundo partido en 2 bloques: el capitalista y el comunista.
Se empezó a desmoronar el socialista y proliferó el capitalista con la idea de la globalización, con la idea del libre mercado y sus banderas de libertad en todos los sentidos tanto espiritual como de empresa, asociación, etc.
Yo creo que con el tiempo no se cuidaron los equilibrios, por eso veo como coincidencia que a partir de eso, las crisis se han hecho más frecuentes y lo que es más grave, se han hecho más profundas.
Así tuvimos por ejemplo las crisis de los años 90, 5 o 6 años después de la caída del bloque comunista. Las crisis obedecen a dos cosas: mala gestión gubernamental, del país donde ocurren o se originan, como a nivel global.
Creo que a nivel global hay un acentuado y exagerado enfoque en el bienestar macro antes que en el bienestar genérico: finanzas públicas sanas, aunque la gente no tenga para comer. Al final, el hecho de que la gente no esté bien termina por arrasar con lo macro y luego el concepto mismo de libre mercado es la expresión extrema del capitalismo, todo es mercancía, incluyendo las cosas inverosímiles, aquellas que en economía se dice que no tienen valor de uso, pero hay coas que no tienen valor de uso, pero sí un valor de mercado gigantesco, eso ha desequilibrado las cosas y nos lleva a que hoy en día se potencia la generación de utilidades a costa del bien común.
No por tener finanzas públicas sanas significa que un gobierno es rico. Esta serie de desequilibrios que he comentado y muchos más, se reflejan en crisis. De hecho, vamos a tener más crisis en los próximos años ya sea por cuestiones de salud, de pobreza, etc.
Resulta que Europa era rica hasta que llegó 2008, pero en realidad no lo era, solamente tenían una sensación de bienestar que no era riqueza, es decir, había serios desequilibrios. Y eso que las decisiones que tomaron esos gobiernos no fueron tan malas como las de otros países en otras latitudes como México, Brasil, Argentina. Si a eso le añadimos factores como la corrupción, se hacen bombas de tiempo que tarde o temprano estallan.
Lo que digo es que hay una descompensación global, un desequilibrio, que los diferentes actores no han podido moderar, eso nos llevará casi con absoluta seguridad a otros periodos de crisis.
La gran pandemia puso en evidencia factores tan absurdos como la concentración de la riqueza y peor aún, riqueza generada a partir de un solo producto. Por ejemplo, el petróleo; un solo producto ha hecho multimillonarios a países como Arabia y otros, la pregunta es: ¿qué van a hacer esos países en 20 años cuando ya el petróleo, además de empezar a escasear, sea rebasado por otro tipo de energías como fuentes para el mundo?
Es muy claro que, si no se corrigen los desequilibrios, y no se observan pasos en ese sentido, las crisis continuarán.
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