Nunca debemos interpretar a la Reforma Política como una solución a todos nuestros males como país, pero debemos insistir en que sí pueda entenderse como la precondición para que otros cambios que necesitamos, empiecen a ocurrir. Los empresarios queremos una democracia eficaz y representativa, transparencia en el manejo de los recursos públicos, un profundo compromiso de las instituciones de la República con la legalidad y con la pluralidad de nuestro país, y un mejor gobierno en lo local y lo nacional. Queremos un sistema político que tenga en el centro, como protagonista, al ciudadano y a su dignidad como persona.
Por ello es que convocamos a los partidos políticos, al Congreso de la Unión y al Consejo Rector del Pacto por México, a debatir con generosidad y altura de miras la Reforma Político-Electoral. Ha llegado el momento de dejar atrás la visión de corto plazo, el cálculo electoral y el protagonismo.
En opinión de Coparmex, la perspectiva de una Reforma Política a fondo es más importante que la de una simple Reforma Electoral. Sin embargo, entendemos que el juego de las elecciones debe nivelarse y transparentarse. En diferentes foros, Coparmex ha presentado su agenda de propuestas para mejorar el sistema electoral mexicano:
• El Instituto Nacional Electoral
• La convergencia de las leyes electorales estatales y la federal
• El fortalecimiento del catálogo de delitos electorales en el Código Penal
En materia de convergencia de leyes, Jalisco y el DF ya consideran la posibilidad del voto electrónico. Este mecanismo puede ayudarnos a generar mayor certidumbre a las elecciones, mejorando el conteo de votos y sobre todo, la posibilidad de informar a la ciudadanía de los resultados electorales con celeridad y prontitud, independientemente del tamaño del padrón electoral.
Podemos aprovechar también, la experiencia de algunas entidades en materia de participación ciudadana, donde se contemplan, por ejemplo, las figuras del referéndum y el plebiscito, instrumentos con un potencial enorme para empoderar a los mexicanos, permitiéndoles no sólo elegir a sus representantes, sino decidir directamente sobre medidas concretas de política pública.
Otra medida que requiere simplemente de la exigencia ciudadana y la voluntad política, es la de fortalecer el apartado de delitos electorales en el Código Penal mexicano. La ciudadanía informada exige a la FEPADE actuar, pero la realidad es que los instrumentos que tiene para ello a veces son limitados y el resultado es que prácticas antidemocráticas quedan impunes.
Cuando decimos que las pasadas elecciones de julio 2013, no han sido precisamente una fiesta de la democracia, es porque así lo arrojó el proceso de observación electoral en el que participó COPARMEX, con 600 observadores en todo el país; los hallazgos fueron personas motivando e influyendo el voto en plena casilla; intimidación violenta como en Coahuila, donde arrojaron vísceras de animales a una casilla de la Laguna; candidatos y operadores amenazados de muerte, como en Veracruz donde utilizaron cabezas de cerdo para amedrentar.
La lista es larga y nos obliga a reflexionar, sí en cómo mejorar los procesos electorales, pero especialmente en cómo mejorar el sistema político que tenemos. La transformación de fondo del sistema político en México, pasa por un verdadero empoderamiento del ciudadano. Uno de los elementos más importantes para realizar esta transformación es la profesionalización de los legisladores y alcaldes, a través de la posibilidad de la reelección.
Ha llegado el momento de discutir la reelección de legisladores y alcaldes, como el instrumento que puede ayudarnos en la construcción de este nuevo orden político-institucional. México es el único país que le prohíbe a sus ciudadanos la posibilidad de premiar o castigar a sus representantes: o el mundo está mal, o México es una anormalidad democrática.
Alrededor de la idea de reelección hay muchos mitos, uno de ellos es el miedo a que los políticos actuales que no nos gustan, se perpetúen en el poder. Sin embargo, aunque la palabra sugiera permanencia, la reelección puede iniciar una dinámica necesaria en el país: la del mejoramiento continuo y sostenido de nuestros representantes públicos. El secreto es simple: quienes quieran reelegirse, deberán regresar permanentemente a su demarcación territorial, para rendir cuentas, informar y demostrar que efectivamente han trabajado bien, con sus ciudadanos, no con su partido.
Mi sueño, como el de muchos mexicanos, es que algún día las elecciones en México convoquen a ciudadanos verdaderamente libres, se desarrollen en paz e impulsen a los mejores perfiles para la transformación de cada región en el país.