Reporte Electoral Integralia 2017

En México el voto es obligatorio pero no hay sanciones para quien incumple (multas o bloqueo para hacer trámites oficiales son dos vías comunes en muchos países).

Después de varias semanas de analizar la información oficial y proyectar implicaciones para 2018 y recomendaciones para 2019, la próxima oportunidad para hacer, con seriedad, una reforma electoral.

  1. Hallazgos principales

* Las elecciones 2017 erosionaron la hegemonía del PRI en Coahuila y el Estado de Mexico. El PRI ganó hace seis años en las dos primeras entidades por márgenes de 25 y 42 por ciento, respectivamente. Hoy fueron menores a 3.0 por ciento.
* También se modificó significativamente la distribución del poder político en Nayarit y Veracruz. En Nayarit la coalición PAN-PRD ganó la gubernatura por más de 10 puntos y arrebató la mayoría de los ayuntamientos en manos del PRI. En Veracruz, la misma coalición ganó en los municipios más importantes, junto con Morena, y el PRI –que gobierna 93 municipios– ya no gobernará en ninguno de los 10 principales.
* La logística de la elección fue eficaz, pero se han degradado las condiciones de la competencia (clientelismo, compra del voto, condicionamiento de programas sociales, amedrentamiento de votantes) y puesto en entredicho la legitimidad de los resultados.
* Salvo por tres ayuntamientos ganados en Veracruz, las candidaturas independientes fueron irrelevantes. Dos de los tres ganadores son políticos de partido.
* Morena es el partido que más ha ganado en términos relativos desde 2015 (16.4 millones de votos) y el PRI el que más ha perdido a nivel estatal (tres millones de sufragios en tres años, 1.3 millones tan sólo en 2017).

  1. Implicaciones para 2018

* Carrera de dos candidatos en la elección presidencial, uno de ellos AMLO. Aunque iniciarán varios, la contienda se polarizaría entre dos, como ocurrió en 2006.
* Campañas infestadas de clientelismo electoral y gasto excesivo por encima de la ley.
* Autoproclamaciones de victoria el día de la jornada y posterior desacato de los resultados, tanto de candidatos a presidente como gobernador (ocho gubernaturas y jefatura de Gobierno de la CDMX en juego).
* Frustración ciudadana frente al sistema electoral y menos satisfacción con la democracia.
* ¿Habrá algún cisne negro, es decir, algún resultado imprevisto, improbable y que nadie vislumbre hoy en el horizonte? Podría haber dos, mutuamente excluyentes: a) que la contienda final sea entre los candidatos del PRI y de la alianza PAN-PRD; o b) que un candidato independiente sea finalista de la contienda al ser capaz de capturar el voto antisistema.

  1. Recomendaciones para 2019

* Hacer efectivo el voto obligatorio para disminuir la efectividad del clientelismo electoral. No es lo mismo ‘comprar’ votos cuando vota la mitad del padrón electoral, que cuando lo hace 85 o 90 por ciento. En México el voto es obligatorio pero no hay sanciones para quien incumple (multas o bloqueo para hacer trámites oficiales son dos vías comunes en muchos países).
El voto obligatorio diluye la eficacia e impacto del clientelismo electoral y en ese sentido puede ser el mejor antídoto. Esta idea la escuché hace algunos meses de Roberto Trad, estratega de campañas.
* Segunda vuelta para estimular el voto sincero en la primera ronda y el voto reflexivo en la segunda.
* Centralizar completamente el sistema electoral para asignar responsabilidades claras y disminuir el costo de organizar elecciones. Una vez que estamos en la mitad del río, es mejor cruzarlo completamente. No me gusta el modelo centralizador de la reforma de 2014, pero el mal menor ahora es completar la centralización, con los riesgos que implica.
* Replantear la fiscalización de las campañas, privilegiando mecanismos preventivos. El modelo INE que surge de la reforma de 2014 es irrelevante e insuficiente para detectar los caudales de dinero en efectivo que fluye a las campañas. Es necesario replantear el modelo que, por cierto, ni siquiera debe estar al interior del Instituto.
Reporte disponible en www.integralia.com.mx