Resiliencia, principal enseñanza de las pandemias

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Resiliencia, principal enseñanza de las pandemias. El nuevo coronavirus es un ente desconocido, como lo fue en 1520 la viruela para la población indígena mesomericana, o la peste para los europeos en 1348

 Pero una vez superados los primeros miedos y la desorganización, todas las sociedades han demostrado que se saben coordinar para enfrentar esos males, asegura el experto medievalista Martín Ríos Saloma.

En entrevista con La Jornada, el investigador y catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reflexiona acerca de las consecuencias y cambios que se derivan de crisis sanitarias mundiales, como la que se vive en estos días por el Covid-19.

Explica que la principal enseñanza que las pandemias dejan en una sociedad es la capacidad de resiliencia para enfrentar esas tragedias, y una de las grandes herramientas es la esperanza, la cual tiene que ver con la idea de que “así como sobrevivió una parte importante de la población en el pasado, así vamos a sobrevivir nosotros.

Esa sensación de esperanza nos tiene que motivar a construir entre todos una sociedad más justa, equitativa, solidaria y respetuosa con el medio ambiente, y evitar las grandes desigualdades sociales que esta pandemia ha mostrado.

Testigos de la restructuración social

El autor del libro El mundo de los conquistadores (2016) detalla que “a partir de la resiliencia, por ejemplo, en Europa se enfocaron en ver cómo controlar un rebrote, sobre todo para investigar las causas de las enfermedades. Eso llevó a la ciencia médica a avanzar muchísimo durante los siglos XIX y XX.

Hay que entender que en la Edad Media la enfermedad se entendía como la consecuencia de los pecados que una persona pudo haber cometido, o de la corrupción de una sociedad; por tanto, se buscaba en las plegarias colectivas detener el castigo que se creía enviaba Dios; no había una respuesta científica a la crisis, en contraste con lo que ahora vivimos.

Hoy día, por más que existan personas que se encomienden a sus devociones personales, se ha demostrado que las plegarias sólo son efectivas como consuelos personales, y que la ciencia y la tecnología son las herramientas para controlar la expansión de la epidemia. En 800 años ese es nuestro gran avance.

El historiador afirma que desde la perspectiva de las ciencias sociales estos son tiempos interesantes porque nos permiten ver cómo se reestructuran las sociedades, cuáles son los sectores que salen fortalecidos, cuáles debilitados y cómo, en muchas ocasiones, quienes creíamos que eran los más fuertes acaban siendo los más débiles y viceversa.

En concreto, la pandemia que estamos viviendo nos deja una reflexión acerca de cómo se ha interrelacionado el mundo, pues, desde hace 20 años, estamos en una tercera globalización. La primera fue la del siglo XVI, la segunda la del XIX y en ésta hay muchos fenómenos que están interconectados, no sólo los que interesan al capital, como la compraventa de bienes y servicios o la transferencia de capitales; también hay cosas menos positivas, como los virus.

Por eso es muy interesante entender que las fronteras están abiertas y que no se puede elegir abrirlas para unas cosas y cerrarlas para otras. Esta es también una llamada de atención a los gobiernos para que se den cuenta de que la globalización tiene que ser mucho más controlada; es decir, más responsable con las sociedades, con el medio ambiente y con la salud de las personas, no sólo la física, sino, hablando en términos medievales, con la espiritual.

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Diez formas de construir resiliencia

Establezca relaciones—Es importante establecer buenas relaciones con familiares cercanos, amistades y otras personas importantes en su vida. Aceptar ayuda y apoyo de personas que lo quieren y escuchan, fortalece la resiliencia. Algunas personas encuentran que estar activo en grupos de la comunidad, organizaciones basadas en la fe, y otros grupos locales les proveen sostén social y les ayudan a tener esperanza. Ayudar a otros que le necesitan también puede ser de beneficio para usted.

Evite ver las crisis como obstáculos insuperables—Usted no puede evitar que ocurran eventos que producen mucha tensión, pero si puede cambiar la manera como los interpreta y reacciona ante ellos. Trate de mirar más allá del presente y piense que en el futuro las cosas mejorarán. Observe si hay alguna forma sutil en que se sienta mejor, mientras se enfrenta a las situaciones difíciles.

Acepte que el cambio es parte de la vida—Es posible que como resultado de una situación adversa no le sea posible alcanzar ciertas metas. Aceptar las circunstancias que no puede cambiar le puede ayudar a enfocarse en las circunstancias que si puede alterar.

Muévase hacia sus metas—Desarrolle algunas metas realistas. Haga algo regularmente que le permita moverse hacia sus metas, aunque le parezca que es un logro pequeño. En vez de enfocarse en tareas que parecen que no puede lograr, pregúntese acerca de las cosas que puede lograr hoy y que le ayudan a caminar en la dirección hacia la cual quiere ir.

Lleve a cabo acciones decisivas—En situaciones adversas, actúe de la mejor manera que pueda. Llevar a cabo acciones decisivas es mejor que ignorar los problemas y las tensiones, y desear que desaparezcan.

Busque oportunidades para descubrirse a sí mismo—Muchas veces como resultado de su lucha contra la adversidad, las personas pueden aprender algo sobre sí mismas y sentir que han crecido de alguna forma a nivel personal. Muchas personas que han experimentado tragedias y situaciones difíciles, han expresado tener mejoría en el manejo de sus relaciones personales, un incremento en la fuerza personal aun cuando se sienten vulnerables, la sensación de que su autoestima ha mejorado, una espiritualidad más desarrollada y una mayor apreciación de la vida.

Cultive una visión positiva de sí mismo—Desarrollar la confianza en su capacidad para resolver problemas y confiar en sus instintos, ayuda a construir la resiliencia.

Mantenga las cosas en perspectiva—Aun cuando se enfrente a eventos muy dolorosos, trate de considerar la situación que le causa tensión en un contexto más amplio, y mantenga una perspectiva a largo plazo. Evite agrandar el evento fuera de su proporción.

Nunca pierda la esperanza—Una visión optimista le permite esperar que ocurran cosas buenas en su vida. Trate de visualizar lo que quiere en vez de preocuparse por lo que teme.

Cuide de sí mismo—Preste atención a sus necesidades y deseos. Interésese en actividades que disfrute y encuentre relajantes. Ejercítese regularmente. Cuidar de si mismo le ayuda a mantener su mente y cuerpo listos para enfrentarse a situaciones que requieren resiliencia.

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