Rivalidad entre hermanos

Los celos y las peleas esporádicas entre hermanos son un hecho muy frecuente. Esta rivalidad es natural e incluso necesaria. Surge del normal desarrollo de la convivencia infantil. Los padres, deben cultivar las actitudes propias de una correcta vida familiar, con el fin de limitar las rencillas fraternales. La rivalidad forma parte de una etapa en las relaciones entre hermanos.

Es un periodo que es necesario vivir y que debe ser superado. La finalidad de los padres es conseguir que los sentimientos rivales se transformen en actitudes de cooperación y solidaridad. Es esencial que cada hijo sea querido de la misma manera y, a la vez, tratado de forma diferente en función de sus propias necesidades. De lo contrario el clima que se genera propiciará la enemistad en la relación fraternal.
El origen de la rivalidad
El problema de los celos: El hermano destronado que por un lado desea el nacimiento de un nuevo compañero pero, por otro, siente celos puesto que lo percibe como una amenaza. Tiene miedo a que le quite todo aquello de lo que disfrutaba y a que le quieran menos, este fenómeno suele ser más frecuente en las épocas de crisis de los niños (de 3 a 7 años).
Favoritismo: Cuando los padres se muestran de forma diferente con sus hijos, mostrando que prefieren a uno más que al otro. Este tipo de actitudes originan verdaderos odios infantiles que se prolongarán de adultos impidiendo una relación fraternal de calidad.
La identificación de algunos padres con sus hijos: Aunque este tipo de sentimientos suelen ser normales, los padres deben tener el suficiente sentido común como para no desbordar su cariño y atención hacia uno solo de sus hijos.
Algunos padres enfrentan a sus hijos con otros con el objetivo de estimularles: El hecho de comparar a los hermanos fomenta la rivalidad. Otras veces, existe la costumbre de poner apodos a los hijos basándose en su aspecto físico, en su inteligencia, carácter, etc. Sería bueno evitar este encasillamiento porque supone la limitación de su desarrollo en muchos aspectos.
Día a día entre hermanos
El ambiente familiar, por su propia naturaleza, constituye la primera escuela de socialización. Es en este medio, rico en vivencias, donde las relaciones entre hermanos adquieren su sentido pleno. Estos vínculos tienen unas características propias. No sólo es mucho el tiempo que se ven obligados a pasar juntos, sino que el tipo de actividades que comparten es muy variado, tanto en calidad como en cantidad. Casi por norma general, en todas las familias, los niños comen, juegan, se bañan y se visten juntos. Los hermanos se conocen unos a otros de forma total y no tienen secretos, sobre todo si son pequeños. Este grado de confianza conduce a que las relaciones entre ellos sean absolutamente francas, siendo a veces, cruelmente sinceras. Estos contactos variados y numerosos entre hermanos, unas veces alegres otras veces violentos, van entrenando al niño hacía una convivencia madura.
Aspectos positivos de la convivencia entre hermanos.
Estimula el liderazgo: Los hermanos mayores son verdaderos maestros de los pequeños: en muchas ocasiones, los padres recurren a la intervención del hijo mayor para lograr algo de otro menor. Este tipo de liderazgo espontáneo surge con el contacto de los hermanos y puede transformarse en una verdadera escuela de aprendizaje.
Afirma la personalidad de cada uno de los hermanos: Las semejanzas que existen entre hermanos, de tipo físico o de carácter, contribuyen a un elemento de seguridad en sí mismo. Este verse reflejado en otro, puede servir al niño para autodisciplinarse, imitando la conducta del hermano o corrigiendo lo que no le gusta. En este aspecto, es muy importante evitar la comparación entre hermanos.
Fomenta la individualidad personal: No todos los hermanos reaccionan del mismo modo ante la misma situación. A pesar de nacer de los mismos padres, no siempre tienen ni los mismos caracteres ni los mismos intereses. Desde este enfoque, el contacto entre hermanos resulta muy beneficioso, porque ofrece a cada uno las posibilidades de desarrollar sus peculiaridades características.
Ya que somos únicos e insustituibles, podemos aprender mucho unos de los otros, si consideras que tienes problemas con tus hijos y has incurrido en generar rivalidad entre ellos, sería prudente apoyarse con los expertos de la conducta humana.