Hay mucha confusión en torno a esta línea, que ha permitido mantener una relativa paz en la zona todos estos años, pese a los constantes encontronazos entre tropas chinas e indias en diversos puntos de esa frontera de facto.
Una frontera ambigua y disputada que cruza territorio inhóspito es el escenario del cara a cara entre dos de los Ejércitos más grandes del mundo.
Se trata de la frontera de facto entre China e India, motivo de conflictos durante décadas y donde esta semana se produjo el incidente más grave en 45 años entre las dos potencias asiáticas.
Al menos 20 soldados indios murieron en un enfrentamiento con soldados chinos en el valle de Galdwan de la disputada región de Ladakh, según las autoridades de Nueva Delhi.
Éstas aseguran que también hubo bajas chinas, si bien el gobierno de Pekín no confirmó número de víctimas.
¿Qué es exactamente la LAC?
La LAC se considera la frontera de facto entre territorio controlado por China y por India a falta de un acuerdo sobre una frontera real.
Esta demarcación se basa en la línea de alto el fuego acordada informalmente tras la breve pero cruenta guerra que enfrentó a ambos países en 1962.
Entonces, mientras el mundo contenía el aliento con la Crisis de los Misiles de Cuba (16-28 de octubre de 1962), el Ejército chino invadió el 20 de octubre territorio indio tanto en el extremo oriental como en el occidental entre ambos países.
Tras semanas de enfrentamientos y pese a la superioridad patente de las tropas chinas, el 21 de noviembre el entonces primer ministro chino, Zhou Enlai, ordenó el alto el fuego, poniendo fin a la guerra pero no al recelo entre ambas naciones, que aún perdura.
La humillante derrota de India permitió a Pekín confirmar su control sobre el área Aksai Chin, en el lado occidental de la frontera y situada en la conflictiva región de Cachemira.
India todavía reclama esa zona como propia, que es de importancia estratégica para Pekín, pues conecta la provincia de Xinjiang con el occidente del Tíbet.
“Ambas naciones oficialmente aceptaron la LAC en un acuerdo bilateral en 1993, pero la LAC está mal definida, en parte debido a la compleja topografía”, subrayaba un informe sobre las relaciones entre las potencias asiáticas de la Comisión EE.UU.-China del Congreso en Washington.
Y es que la LAC atraviesa algunas de las zonas más inaccesibles del mundo, a gran altitud y en su mayoría inhabitadas, entre ríos, picos nevados o lagos que complican su definición.
Hay mucha confusión en torno a esta línea, que ha permitido mantener una relativa paz en la zona todos estos años, pese a los constantes encontronazos entre tropas chinas e indias en diversos puntos de esa frontera de facto.
“No hay un mapa oficial de dominio público que represente la LAC. La mejor manera de pensar [en esa línea] es como una idea que refleja los territorios que en la actualidad están bajo control de cada parte, a la espera de una resolución de la disputa fronteriza”, explicaba el periodista del diario The Hinduespecializado en asuntos exteriores Ananth Krishnan.
Hasta la actualidad, China e India siguen en desacuerdo sobre dónde se sitúa exactamente esa línea en diferentes puntos, y parte de las diferencias tienen su raíz en la demarcación fijada por los administradores coloniales británicos de India.
Las múltiples conversaciones diplomáticas a lo largo de los años no han dado con una una solución.
Y a la compleja relación se suma la desconfianza generada por otros asuntos, como el asilo que India concedió al dalái lama en 1959, que Pekín denuncia; y el apoyo estratégico de China a Pakistán, rival tradicional de Nueva Delhi.
Un historial de tensiones
En este contexto, India y China tienen un largo historial de encontronazos y de denuncias de incursiones a lo largo de la línea de más de 3.440 kilómetros que les separa de facto.
“Las patrullas fronterizas se han topado cara a cara a menudo, lo que ha acabado en enfrentamientos puntuales”, explica el corresponsal de la BBC en India Soutik Biswas.
“Pero nunca se ha disparado una bala en cuatro décadas”.
Los diferentes acercamientos entre ambos países llevaron a algunos acuerdos para evitar una confrontación de ese tipo.
Entre otras cosas, los expertos destacaban esta semana que India y China se comprometieron a no portar o usar armas de fuego en patrullas cerca de la LAC, un pacto que puede explicar por qué el último incidente se desató “con piedras y palos”.
No obstante, la elevada cifra de muertes tras más de cuatro décadas sin registrarse ni una sola víctima “ha tomado a muchos por sorpresa”, subrayaba el corresponsal.
Para ponerlo en perspectiva, el servicio de la BBC en India recordaba las fechas marcadas de los conflictos sangrientos en la zona:
- 1962: la guerra por la disputa fronteriza.
- 1967: diversos soldados chinos e indios murieron en Nathu en un enfrentamiento. Diversas fuentes sitúan el número de fallecidos en cientos. Ambos países difieren sobre la cifra total.
- 1975: una patrulla india sufrió un ataque por parte de tropas chinas en un punto de LAC, en la región india de Arunachal Pradesh (reclamada también por Pekín). Cuatro personas perecieron.
“En la historia de la relación China-India, el año 2020 también será mencionado”, subrayaba el servicio de la BBC.
Detrás de la reciente confrontación
Ambos países han reforzado sus reclamos mediante la construcción de infraestructuras, y tanto China como India ven los proyectos del otro como calculadas acciones para conseguir una ventaja táctica en esta remota zona del mundo.
Recientemente, Nueva Delhi ha estado construyendo carreteras y aeródromos para mejorar la conectividad y reducir la brecha con la infraestructura china en su lado de la LAC.
Esa acción, se produjo después de que India construyera una carretera de varios cientos de kilómetros para conectar una base aérea que reactivó en 2008 y a la que Pekín se opuso firmemente.
Los expertos también consideran que las actuales tensiones están también relacionadas con la decisión de Nueva Delhi de derogar la autonomía de la disputada Cachemira, que llevó a la bifurcación del estado en dos “territorios de la unión” -el de Jammu y Cachemira, y el de Ladakh- bajo control directo del gobierno central.
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En opinión de Harsh Pant, director del Programa de Estudios Estratégicos de la Observer Research Foundation, China vio esa medida como una “amenaza”, pues Ladakh es parcialmente reclamado por Pekín, señaló Pant al servicio de la BBC en India.
India, por su parte, ha mostrado su molestia por el apoyo de China a Pakistán y por un corredor económico en zonas de la Cachemira controlada por Islamabad pero reclamada por India.
En medio de esta delicada situación, y con al menos 20 muertos en la frontera, ambos países mostraron cierta moderación en su respuesta a lo ocurrido.
Mientras en India la prensa dedicó una amplia cobertura al suceso, en China la noticia quedó relegada, lo que se interpreta por los especialistas como una posible señal de que se promoverá el diálogo para desescalar la situación.
“China no tiene ninguna intención de aumentar las tensiones y creo que India tampoco quiere un conflicto (…) El gobierno indio no debería guiarse por los comentarios mediáticos nacionalistas”, subraya Long Xingchun, presidente del think tank Instituto de Asuntos Mundiales de Chengdu, en China.
Ambos países tienen la capacidad de resolver la disputa a través del diálogo de alto nivel.
Tanto China como India “tienen un interés real de priorizar la recuperación económica” y evitar una escalada militar, opina por su parte Pratyush Rao, director asociado del Sureste Asiático de la consultora Control Risks.
Es importante reconocer que ambos tienen un historial creíble de mantener una relativa paz y estabilidad a lo largo de la disputada frontera.
El amargo desenlace del conflicto bélico de hace ya 57 años también jugará un rol en los pasos que se den a partir de ahora.
China no es Pakistán y los recuerdos de la humillante derrota en la guerra de 1962 son demasiado reales como para cualquier tropiezo.
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