La manera en que una persona
toma las riendas de su destino
es más determinante que el mismo destino.
Karl Wilheim. Político Prusiano.
CAMBIO Y ACTITUD. La mayoría de las teorías sobre la conducta y el comportamiento humano, ya sea en el ámbito del imaginario colectivo o en el relativo al entorno individual, señalan, distinguen y privilegian
como condición indispensable para alcanzar y mantener un sano desarrollo y equilibrio emocional, que esté siempre en ascenso, a dos factores capitales, a saber, apertura al cambio y actitud. Factores que son incorporados en el desenvolvimiento de los conceptos que estudian a las organizaciones, sobre todo en las empresas del sector privado.
Por otro lado, las contradicciones del complejo y acelerado mundo actual han vulnerado la estructura funcional y emocional del tejido social, violentando la columna vertebral de valores y principios, éticos y morales, que dejan al descubierto, además de horrores tangibles como la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades, la sensación de impotencia, desencanto y desconfianza que crean un vacío existencial en muchos seres humanos, sin importar su condición económica, social, étnica, sexo o edad.
En consecuencia, el reto de la sociedad actual, tal vez el más trascendente, tiene que ver con la reconstrucción de esa identidad debilitada y confundida, lo que significa edificar una nueva estructura de la cultura humana.
Las reformas educativas y laboral, recientemente aprobadas, más allá de que su contenido y alcances sean los que el país requieren, sólo serán viables en la medida en que personas y sociedad asuman una actitud y una apertura tal, que genere un movimiento renovador, propositivo, ético y solidario.
En otro escenario, los impactos recurrentes que enfrentan las empresas en razón de las crisis de la economía del país, las han sometido a un desgaste pertinaz en una especie de espiral sin salida.
El desafío para lograr superar el bache y recuperar la urgente competitividad y rentabilidad de los negocios, no se puede entender sin asumir actitudes y una apertura de tal magnitud, que eleven el ambiente laboral, que siembren la semilla de que no hay éxito duradero sin una entrega personal y permanente, y que inculquen que mantener los empleos, optimizar los recursos y alcanzar metas es responsabilidad de todos.
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No es posible un crecimiento personal desvinculado del referente colectivo, y tampoco una comunidad avanza sin la voluntad de sus integrantes, toda vez que, como nunca antes, la interdependencia no sólo es inevitable, también contiene el potencial para generar amplias expectativas y oportunidades.
Es preciso, por tanto, romper los paradigmas que mantienen la creencia de que el empresario es contrario al trabajador y viceversa, de que el político es cosa aparte de los gobernados como un ente aislado y todopoderoso, de que el maestro y el alumno son opuestos, de que jóvenes y viejos no pueden compartir visiones e identidades,
de que toda autoridad debe ser punitiva porque el sujeto obligado es incapaz de asumir su responsabilidad, de que la riqueza sólo es posible en la explotación, de que la pobreza es un mal inherente a la sociedad, y de que la violencia sólo es producto de mentes criminales. Nada más alejado de la realidad.
CAMBIO Y ACTITUD. La apertura al cambio y una actitud madura y corresponsable, son imprescindibles para recuperar valores como la lealtad, la confianza, la solidaridad, y la tolerancia, entre otros, que sólo se pueden traducir en hechos tangibles, mediante el ejercicio conjunto de las partes.
En el ámbito de los negocios, la Misión, la Visión y el Código de Ética, sin importar el tamaño de la empresa, no son esquemas estáticos administrativos. Por el contrario, indican los valores que dan identidad al ente colectivo, y que los individuos hacen suyos. Los japoneses, desarrollaron una visión con la que son plenamente congruentes, y que expresa esa dimensión de la apertura al cambio y una actitud trascendente.
Constituyen y forman empresas para la toda la vida. La apertura al cambio y la actitud, hacen posible el establecimiento de alianzas estratégicas para un crecimiento económico, hacen posible asociaciones rentables y productivas, y sin duda, hacen posible recuperar la seguridad y la paz pública.
En el aspecto político, para el tiempo en que este número de la revista esté en circulación, ya se habrá iniciado el proceso electoral para renovar a 25 diputados locales y 10 ayuntamientos. De esta forma, el próximo 7 de julio, 14 entidades federativas, incluyendo a Quintana Roo, estarán votando para renovar congresos, ayuntamientos y un gobernador.
Estas cifras, nada despreciables, pensando en el número de puestos de elección popular que estarán en juego, en el número de electores que habrán de participar en estos comicios, indican que el país estará votando por una buena parte de su futuro inmediato. Un ingrediente adicional es que el efecto de las expectativas generadas por la alternancia del poder en el Ejecutivo Federal, tendrá presencia en esta contienda electoral intermedia.
CAMBIO Y ACTITUD. La pregunta que salta a la vista es si los mexicanos seremos capaces de hacer a un lado los atavismos y vicios que se han venido arrastrando como un lastre muy difícil de erradicar. Y en consecuencia, con una apertura al cambio y una nueva actitud política, encontrar las vías que nos conduzcan no sólo a procesos electorales democráticos y transparentes, sino a un ejercicio del quehacer político que ponga por encima de todo, el bien común, la ética y las más altas aspiraciones de la sociedad.