Centros Ceremoniales y estructura cultural tradicional de Quintana Roo en el siglo XXI

La Cruz Parlante es un elemento místico que tomaría un papel activo en los inicios de la guerra como guía espiritual y consejero para determinar las estrategias militares de los Cruzoob y se convertiría en el origen del sistema de cargos.

En los últimos años a nivel mundial se ha presentado el surgimiento de una mayor conciencia sobre la diversidad cultural.  Contrario a lo que se pensaba la globalización no está significando la homogenización de civilizaciones ni la desaparición acelerada de culturas minoritarias.  Las últimas décadas han traído consigo una revalorización internacional del concepto del Multiculturalismo y el respeto hacia expresiones culturales distintas a las mayoritarias reconociendo el derecho de los pueblos a ser diferentes sin contraponerse a las ideas de Nación y Derecho por lo que se han creado legislaciones específicas que atienden la realidad de estos pueblos en México y Quintana Roo no es la excepción.
En la vasta historia del Caribe conviven relatos sobre descubridores y piratas europeos; migrantes, colonizadores y aventureros que de manera repentina entraban en contacto con pueblos de lengua e identidades propias, con quienes buscaban comerciar o establecer relaciones de dominio, obteniendo los más diversos resultados.
El Estado de Quintana Roo ocupa el segundo lugar de concentración de población indígena en la península de Yucatán, en donde el 15 por ciento de la población de la entidad mayor de 3 años habla alguna lengua originaria. Para el año 2015 casi 215 mil personas hablaban alguna lengua indígena en Quintana Roo, predominantemente el maya yucateco que se habla en una amplia zona geográfica que comprende los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo y partes de Belice.
La historiografía del pueblo maya de la Península de Yucatán es vasta, creciente y rica en detalles que muestran los factores que hacen único el devenir de un pueblo que se distingue hasta hoy por la fortaleza de sus características culturales y su lengua; uno que supo prosperar en un territorio geográficamente alejado del centro del país desarrollando vínculos con otros pueblos y naciones que en muchas ocasiones se encontraban en pugna con el Gobierno Central.
Es sabido que dentro de la gran región maya, que abarca el Sureste de México y parte de Centroamérica se desarrollaron grupos culturales diferenciados, que aunque unidos por características, como bases lingüísticas, aspectos religiosos, comercio o arquitectura pueden diferenciarse de manera clara dando origen a pueblos diversos.  Después del periodo de esplendor de la gran civilización los mayas se recompusieron territorialmente y se adaptaron a las nuevas condiciones de vida, situación que se hizo aún más evidente con el periodo colonial y la dominación novohispana.
Como parte de esta diferenciación territorial y al paso del tiempo, los mayas peninsulares continuaron compartiendo la lengua maya yucateca como la base de su identidad, sin embargo  el centro del siglo XIX traería a la región un suceso que marcaría para siempre la historia de los mayas de Quintana Roo: el inicio de la Guerra de Castas; levantamiento armado contra el dominio desmesurado del Gobierno Central que por alrededor de 50 años pugnó por la autodeterminación y el control propio de los recursos naturales y el territorio indígena. Este largo levantamiento de los mayas Cruzoob, sostenido por el intercambio de armas y parque por maderas preciosas con la Corona Inglesa, contó con periodos intermedios de paz relativa en los que el ejército central tenía avances en el territorio antes de ser obligado a retroceder o replegado para integrarse a combates en otros lugares del país.
Como estrategia de organización durante la guerra, los mayas rebeldes del Centro del Quintana Roo, que habían abandonado los pueblos dominados para refugiarse en la selva, desarrollaron un sistema de organización teocrático-militar que tomaba elementos culturales prehispánicos y los integraba con caracteres de la religiosidad católica en torno al culto a un símbolo religioso netamente quintanarroense: La Cruz Parlante. Este elemento místico tomaría un papel activo en los inicios de la guerra como guía espiritual y consejero para determinar las estrategias militares de los Cruzoob y se convertiría en el origen del sistema de cargos.
El desarrollo del sistema de jerarquías para el combate y liderazgo del movimiento de resistencia se consolidó por su efectividad y se estableció firmemente como la base de la organización social de los autodenominados mayas macehuales del centro de Quintana Roo más allá del fin de las hostilidades militares llegando hasta nuestros días.  Los mayas de hoy mantienen esta organización en torno a la Iglesia Maya y sus Centros Ceremoniales, en los cuales desarrollan sus actividades los 482 Dignatarios Mayas que mantienen funciones específicas dentro de las comunidades y el sistema religioso como: Generales, Sacerdotes, Comandantes, Capitanes, Tenientes, Sargentos, Cabos y Rezadores, además de los Jueces Tradicionales que se han integrado al sistema de autoridad local.
La vida cotidiana de las comunidades tradicionales del centro de Quintana Roo gira en torno a los 5 Centros Ceremoniales, los cuales agrupan en su espacio simbólico varios asentamientos poblacionales en torno a la Iglesia Maya, donde se realizan las ceremonias religiosas sincréticas a las cuales debe entrarse descalzo, de manera respetuosa y con la única finalidad de realizar rezos u ofrendas.
Recordemos que el sistema social tradicional maya está fundamentado en la unión de la tradición religiosa con la militar y política, por lo que hay investigadores que la consideran una teocracia militar, al menos en los tiempos de la guerra que concluyó con el siglo XIX.  Es en este sistema de creencias y tradiciones en el que se basa la justicia impartida por los Jueces Tradicionales.
Hoy hablar de los mayas de Quintana Roo nos hace remitirnos en parte a la historia del Caribe, pero también a un pueblo que ha sabido mantener una identidad propia, reorganizarse y combatir de manera frontal al sometimiento colonizador para establecer posteriormente sus propias condiciones de vida en el México independiente.