ULTRAPROCESADOS. Les dirijo está nota pública por dos motivos: la dificultad de poder acceder a una audiencia con ustedes, como fue el caso de nuestro amparo contra el etiquetado GDA en 2018, y por la necesidad de que estos asuntos se traten públicamente con base en la evidencia científica.
Existe un tercer motivo, la incapacidad que tenemos quienes nos interesamos en la promoción de las políticas de la salud pública de competir con el cabildeo de las grandes corporaciones, como el que nos tocó presenciar en los pasillos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en ese año del 2018, por parte de los representantes de las asociaciones empresariales, los más grandes despachos de abogados del país y personeros de las propias corporaciones globales.
Quiero hacer referencia a un hecho ilustrativo de la magnitud de los intereses que se activan cuando se trata de la implementación de un etiquetado que permita a los consumidores identificar que un producto puede no ser saludable por sus altos contenidos de ingredientes críticos. En 2010, en el Parlamento Europeo, como quedó registrado en testimonios de los propios parlamentarios, se vivió el mayor cabildeo registrado hasta ese momento.
Las grandes corporaciones de productos ultraprocesados y bebidas, de acuerdo al Observatorio Europeo de Corporaciones, invirtieron mil millones de euros para evitar que fuera aprobado un etiquetado frontal de advertencia en alimentos y bebidas (https://n9.cl/9xzex).
El objetivo fue dejar como única opción el llamado GDA (guía diaria de alimentación) que había sido desarrollado por encargo de la propia industria. Ese etiquetado, el GDA, fue el que se estableció en México como obligatorio en 2014. Se estableció sin haberse realizado ningún grupo de trabajo y en contra de la opinión que la propia Organización Mundial de la Salud le expresó a Cofepris y a la Secretaría de Salud en documentos y teleconferencias referidas en documentos internos, hechos públicos posteriormente (https://n9.cl/26jq2).
Señoras ministras y ministros tienen en sus manos tres amparos de grandes corporaciones contra el actual etiquetado de advertencia, dos de ellos de empresas de Coca-Cola o relacionadas con-Coca- Cola, corporación que ha sido denunciada a escala global y nacional de ser el principal actor en las estrategias para bloquear las políticas regulatorias dirigidas a reducir el consumo de bebidas y alimentos no saludables.
ULTRAPROCESADOS. Nos referimos a las políticas regulatorias recomendadas por organismos internacionales, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta la Federación Mundial contra la Obesidad, la Federación Mundial de Diabetes, el Fondo Internacional de Investigación en Cáncer, entre muchos otros. Existe una amplia literatura que documenta cómo esta empresa de bebidas ha bloqueado estas políticas, un ejemplo es el financiamiento a periodistas y académicos (https://n9.cl/m9ome) y en la caso mexicano su influencia para capturar la política.
En el caso de México ha quedado documentada parte de esta estrategia en el reportaje Las Fichas de Coca- Cola en referencia al etiquetado GDA establecido en nuestro país en 2014 (https://n9.cl/8qa0h). Comunicados oficiales de Cofepris, en respuesta a solicitudes de información, establecieron que nunca se constituyó grupo de trabajo para elaborar ese etiquetado y que, por lo tanto, no existían minutas de reuniones.
A partir de un proceso legal abierto en Estados Unidos, con base al llamado Foreign Legal Assistance, a través del cual se puede solicitar a una empresa de ese país documentación para un caso que involucre a esa empresa en otra nación, siempre que el Juez evalúe que se justifica esa solicitud, obtuvimos información relevante.
El Juez estadounidense considero nuestra solicitud justificada y fue así que obtuvimos un listado de correos entre Coca-Cola y Cofepris que muestran un intenso intercambio de comunicaciones en dos momentos diferentes: durante la elaboración del etiquetado GDA y, posteriormente, al avanzar el amparo que habíamos interpuesto en contra de ese etiquetado.
La evidencia documental muestra que Cofepris no creó un grupo de trabajo para la elaboración del etiquetado GDA, mientras si consultaba a Coca Cola con ese fin. Uno de los funcionarios más involucrados en esos correos con Coca Cola, fue el Lic. Patricio Caso, asesor jurídico de Cofepris. La dependencia lo señaló como uno de los tres encargados del diseño del etiquetado. Actualmente, el Lic. Caso, es Senior Director of Government Affairs de Coca-Cola.
Ministra Yasmín Esquivel y Ministro Alberto Pérez Dayan, el etiquetado contra el que se amparan las corporaciones, a diferencia del anterior, fue resultado de un grupo de trabajo que sesionó como lo establece la ley, donde la industria tuvo una amplia representación, un proceso del cual existen las minutas firmadas por los participantes de cada reunión, donde las decisiones se tomaron con base a la evidencia presentada, un proceso que contiene toda la evidencia científica que respalde cada una de las decisiones.
ULTRAPROCESADOS. A diferencia del etiquetado anterior en el que no hubo grupo de trabajo, en el diseño del actual etiquetado participaron la Organización Mundial de la Salud/Organización Panamericana de la Salud, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, el Instituto Nacional de Salud Pública, la UNAM, el IPN, la Secretaría de Salud, Profeco, Cofepris bajo la nueva administración, y diversas organizaciones sociales, además de una amplia representación de los organismos empresariales.
A diferencia del etiquetado GDA, el etiquetado actual de advertencia, parte de las recomendaciones de consumo diario de nutrientes críticos establecidos por la Organización Mundial de la Salud. El GDA representaba un riesgo a la salud, establecía un consumo diario de azúcar de 360 calorías cuando la recomendación de la OMS es que no deben excederse las 200 calorías, pensando en una dieta de 2 mil calorías para un adulto. Y la OMS ha ido más lejos, como recomendación ideal es que no se consuman más de 100 calorías.
Si siguiéramos los límites establecidos por el etiquetado GDA que se estableció en 2014 y estuvo presente por 6 años en nuestro país, estaríamos aumentando varios kilos de peso al año. Tan sólo un ejemplo, en 2018 una Coca-Cola de 600 mililitros, la más consumida, contenía 240 calorías. Es decir, rebasaba la recomendación del máximo total de azúcar recomendado por la OMS de 200 calorías para un adulto en todo un día.
Con el GDA el etiquetado de esa botella informaba que de azúcar solamente contenía el “60 por ciento del consumo diario”. No es de extrañar que la primera empresa que introdujo el GDA a México en 2010-2011 fue Coca-Cola, no es de extrañar que esta empresa esté al frente de los amparos contra el etiquetado de advertencia.
Ministras y ministros de la segunda sala de la SCJN lo único que solicitamos es que su decisión se base en evidencia científica libre de conflicto de interés, que a cada argumento de las corporaciones soliciten la versión opuesta y las valoren en su objetividad. Las corporaciones han regresado a argumentar que este etiquetado viola acuerdos internacionales, viola propiedad intelectual de las empresas, va contra el llamado Codex Alimentarius y que este etiquetado no tiene resultados.
Es muy importante que consideren que este modelo de etiquetado ya tiene varios años de existencia en la región, primero en Chile, después en Perú y Uruguay, y recientemente fue aprobado en Argentina, siguiendo el modelo mexicano. En todos estos países, donde el etiquetado octogonal de advertencia ha sido establecido, las corporaciones han presentado los mismos argumentos en contra y no han prosperado, ni en la Organización Mundial de Comercio ni a través de los procesos judiciales nacionales.
El impacto de este etiquetado en la reducción del consumo de alimentos y bebidas con alto contenido de los ingredientes críticos que se relacionan con las epidemias de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares (azúcares, grasas y sodio) ya ha sido evaluado en Chile con excelentes resultados. En México podrá evaluarse una vez que dejemos atrás esta pandemia que llegó a modificar el contexto de nuestra vida en general y los hábitos alimentarios de la población.
ULTRAPROCESADOS. Por lo pronto, hay que decir que ninguna otra política había provocado en nuestro país la reformulación de alimentos y bebidas como lo ha hecho el etiquetado octagonal de advertencia, bajando el contenido de nutrimentos críticos; esta evidencia está en las declaraciones públicas que han realizado las propias corporaciones.
No tenemos duda ministras y ministros de la segunda sala de la SCJN de que ya se encuentran asediados, o pronto lo estarán, por los despachos de abogados más grandes y poderosos de nuestro país, por los representantes de las asociaciones empresariales y por los propios personeros de las grandes corporaciones, los mismos que vimos en los pasillos de la SCJN en el 2018.
Los recursos de estas corporaciones son enormes y se han convertido en la principal causa de que nuestra población ocupe uno de los primeros lugares en sobrepeso, obesidad, diabetes y muerte por diabetes en el mundo. Son suficientes para generar en gran parte de la población, y en ustedes, la percepción de que este etiquetado y cualquier otra política que afecte sus intereses no tiene razón de ser, que es contraproducente, que las causas de los problemas de salud no tienen que ver con sus productos.
La evidencia científica que podemos encontrar en las revistas de salud más prestigiosas del mundo como The Lancet, el British Medical Journal, el Journal of Public Health, entre otros, señalan que el principal obstáculo para emprender las políticas, para enfrentar la epidemia de obesidad y diabetes en las que México está en los primeros lugares, son las estrategias para bloquearlas por parte de las grandes corporaciones.
ULTRAPROCESADOS. Y esta fiera oposición a las políticas regulatorias no sólo son de las empresas y sus cabilderos y abogados, son también de los gobiernos en que se encuentran sus sedes, como se ha demostrado a través de comunicados, como el que la empresa Nestlé dictó al gobierno suizo, sobre su estrategia en contra del etiquetado mexicano (https://n9.cl/jy8e4).
Se trata de un asunto de información libre de conflicto de interés ya que las corporaciones recurren a producir una percepción contraria a la verdad, presentándola como realidad. Señoras ministras, señores ministros, les solicitamos basar su decisión en la evidencia y en la consulta más allá de la percepción que las corporaciones buscan crear.
Ante la evidencia de que vivimos una profunda transición epidemiológica provocada por una mala alimentación y que ésta se haya convertido en la principal causa de enfermedad y muerte, en 2013, ante la Asamblea Mundial de la Salud, su entonces directora, la Dra. Margaret Chan, declaró:
“Los mosquitos no tienen grupos líderes y de cabildeo, pero la industria que contribuye al aumento de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles sí los tienen. Cuando las políticas de salud pública interfieren en los intereses económicos creados, nos enfrentamos con una gran oposición, una oposición muy bien orquestada y una oposición muy bien financiada”, doctora Margaret Chan. Directora de la Organización Mundial de la Salud. Asamblea Mundial de la Salud 2013.
Alejandro Calvillo. Sociólogo con estudios en filosofía (Universidad de Barcelona) y en medio ambiente y desarrollo sustentable (El Colegio de México). Director de El Poder del Consumidor. Formó parte del grupo fundador de Greenpeace México donde laboró en total 12 años, cinco como director ejecutivo, trabajando temas de contaminación atmosférica y cambio climático. Es miembro de la Comisión de Obesidad de la revista The Lancet. Forma parte del consejo editorial de World Obesity organo de la World Publich Health Nutrition Association. Reconocido por la organización internacional Ashoka como emprendedor social.
Ha sido invitado a colaborar con la Organización Panamericana de la Salud dentro del grupo de expertos para la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia. Ha participado como ponente en conferencias organizadas por los ministerios de salud de Puerto Rico, El Salvador, Ecuador, Chile, así como por el Congreso de Perú. el foro Internacional EAT, la Obesity Society, entre otros.